jueves, 31 de octubre de 2019

Abre los Ojos


Amenábar, Alejandro. 1997. Abre los Ojos.

César es el prototipo del hombre moderno en la sociedad capitalista: rico heredero, empresario exitoso, eterno adolescente, bien parecido, parece sacado de un anuncio de perfume. No hay mujer que se le resista, amante consumado, todos sus deseos se hacen permanentemente realidad. Representa el ideal que nos vende el capitalismo de ficción, el individuo plenamente satisfecho, totalmente autosuficiente, exultante de egoísmo hedonista, para el que no hay sueño imposible.

Un día, un terrible accidente le deja vivo de milagro pero le destroza la cara, convirtiéndolo en un monstruo, una especie de "fantasma de la ópera", según sus propias palabras. Acostumbrado a ser el rey de la fiesta, se ve convertido repentinamente en Quasimodo, en Bestia, en Hombre Elefante. De la noche a la mañana su vida cambia por completo. César no consigue aceptar su nueva realidad. Ya conocemos diferentes salidas cuando la realidad no es aceptada: una es el suicidio, otra la locura, otra la irrealidad provocada por las drogas alucinógenas. César elige la posibilidad que le da la técnica a los que pueden permitírselo en la sociedad futura en la que transcurre la película: una mezcla de crionización y sueño inducido permite que viva una vida dentro de su cerebro, una vida virtual de la que es dueño absoluto de todos sus deseos.

De esta forma, la película de 1997 anticipa muchos de los temas que veinte años después son objeto de reflexión en libros como Homo Deus os La Destruction du Réel: el transhumanismo, la búsqueda de la inmortalidad, el moderno Prometeo o la renovación del mito de Frankenstein; la sensación de omnipotencia dada por los avances de la tecnología, y la división de un mundo en dos castas: los ricos/dioses que tienen acceso a esa tecnología y los pobres/parias que se ven cada vez más alejados de ella.

Pero ese "sueño lúcido" (así lo llama LE, Life Extension, la empresa que lo comercializa) no funciona a la perfección y trae "defectos de fábrica". Ya lo sabemos por el mito de Frankenstein o simplemente por la ley de Murphy: siempre hay algo que falla. En este caso, es Freud el que mete la pata: el  subconsciente resulta ser demasiado poderoso como para mantenerse a raya incluso en el sueño lúcido y empieza a jugar malas pasadas, de forma que la realidad virtual no es tan obediente a los deseos como parecía. No somos libre por completos ni siquiera en la realidad virtual...

La película, que recuerda a otras como Matrix, o El Show de Truman, tiene una relación directa con La Vida es Sueño, de Calderón, por la agonía a la que se enfrenta el protagonista ante la permanente duda de si está viviendo un sueño o la realidad. Esta confusión termina enloqueciéndole, teniendo finalmente que decidir si quiere volver a la cruda realidad o continuar en la realidad virtual tras resetearla y realizar los oportunos ajustes.

Es la decisión que nos plantea la película al final: ¿preferimos vivir la realidad tal cual es o inventar otra a nuestro antojo, una vida paralela, un más allá, un paraíso, un cielo que habitar cuando cerremos los ojos?

_____________________________________________

Tom Cruise hizo un mediocre remake de esta excelente película titulado Vanilla Sky, que solo se salva por su banda sonora y en concreto por la canción de Bob Dylan "Fourth Time Around".


sábado, 26 de octubre de 2019

El Naufragio de las Civilizaciones


Maalouf, Amin, 2019. El Naufragio de las Civilizaciones. Alianza Editorial.

Amin Maalouf , escritor y periodista franco-libanés que ha vivido de primera mano el conflicto interminable de los países del Levante (como él gusta llamar al área geográfica que Occidente denomina Oriente próximo), nos ofrece su visión de la historia del siglo XX y siglo XXI, haciendo especial referencia a lo que él considera el corazón de todos los conflictos y problemas que nos asolan: la tensión entre el Occidente secular y el mundo árabe, con especial foco en el conflicto árabe-israelí.

De la misma forma que otros periodistas que han vivido la historia contemporánea en primera fila, como Kapuscinski o Vicente Romero, nos da una visión de la realidad dura y desesperanzada. Para Maalouf, la historia de nuestra civilización es la historia de un naufragio. En torno a 1979, se transforma la visión del mundo. "En adelante, iba a ser el conservadurismo el que se proclamara revolucionario, mientras que los seguidores del "progresismo" y de la izquierda no iban a tener ya más objetivo que la conservación de lo sucedido" (p.146). Maalouf señala varios acontecimientos como emblemáticos de la nueva era: la revolución islámica del ayatolá Jomeini en Irán, la revolución conservadora de Den Xiaoping en el Partido Comunista chino, la elección de Juan Pablo II como papa de la Iglesia católica y la revolución conservadora de Margaret Thatcher en el Reino Unido, todos acaecidos en torno a 1979. Todo ello acompañado de la crisis del petróleo y la crisis terminal del régimen soviético.

Thatcher fue seguida por Ronald Reagan en Estados Unidos. Ambos tienen como biblias a La Riqueza de las Naciones de Adam Smith con su bendición del sistema libre de mercado (p.207) y a  Atlas Shrugged, de Ayn Rand, la filósofa "revolucionaria" defensora del libertarismo antiestatal (p.148). Adam Smith se recicla tres siglos más tarde por su defensa a favor del sistema capitalista, que pasa a ser considerado como la única opción posible que conduzca al progreso y riqueza de las naciones (como ya hemos visto en libros como La Llamada de la Tribu de Vargas Llosa o Enlightenment Now de Steven Pinker).

Este estado de cosas tiene sus precedentes en la actitud colonialista de Occidente en el Levante, especialmente la de Churchill y el Reino Unido en Egipto o la de Estados Unidos en Israel y Palestina. La historia de la segunda parte del siglo XX en esta zona del mundo es calamitosa, y Maalouf escribe un apasionante relato personal sobre cómo fueron desapareciendo todas las esperanzas de renovación y modernización en esa parte del mundo, radicalizándose cada vez más las posturas hasta el punto de no dejar salida posible:

"Atrapados entre dos fuerzas indomeñables, la de la rabia árabe, que iba creciendo, y la de la arrogancia occidental, que golpeaba a derecha e izquierda con la sutileza de un paquidermo borracho, los míos estaban perdidos hicieran lo que hicieran" (p.45)

Maalouf repasa la historia de Nasser, el canal de Suez, la guerra del Líbano, el derrocamiento del shah de irán y la desintegración progresiva de un mundo que llegó a ser portador de grandes valores humanos, pero que se se desmoronó víctima de las tensiones mundiales que se dirimieron en ese terreno de juego. La onda expansiva ha llegado a contaminar al mundo entero.

"La desintegración de las sociedades plurales de Levante ha traído consigo una degradación moral irreparable que en la actualidad afecta a todas las sociedades humanas y da rienda suelta en nuestro mundo a barbaries insospechadas" (p.69).

Pero parece que la única utopía permitida hoy en día es la de la economía de mercado, impulsada desde Washington, Londres y Pekín. Se inicia una era de descrédito y desconfianza hacia lo público que ha creado fracturas sociales y injusticias y desigualdades obscenas: "la ideología que prevalece y que establece las normas se basa en el sacrosanto egoísmo de los individuos y de sus "tribus": naciones, etnias y comunidades de todo tipo " (p.210). Occidente, tras la caída del muro de Berlín, opta por forzar la ventaja del sistema de libre mercado, y ni Estados Unidos ni Europa quieren poner en peligro la burbuja alegando razones de "seguridad". (Esta misma obsesión por la seguridad es una de las características de nuestra época que también señala como clave Bauman en su libro Vida Líquida). La herramientas tecnológicas han contribuido a proporcionarnos "una sensación de prosperidad y omnipotencia; pero son como las pulseras electrónicas de los presos en libertad vigilada" (p. 252). Para Maalouf, el mundo ha tomado una deriva orwelliana que ha llevado a un entumecimiento del espíritu crítico y una dejadez de los valores de libertad y solidaridad en favor de la seguridad. "La humanidad tiene que elegir entre a libertad y la felicidad, y para la inmensa mayoría la felicidad es mejor, ponía cínicamente Orwell en labios de uno de los personajes de 1984" (p.258).

Maalouf tiene una visión agónica de nuestra civilización: "Que millones de personas sean presa de la desesperación y que muchas de ellas acaben adoptando comportamientos suicidas nunca se había dado en la Historia" (p.81). El marxismo cumplió un papel utópico que animó la esperanza de muchos durante un tiempo, pero que condujo a un callejón sin salida. Hoy en día es la fe en el libre mercado el único asidero, o bien son los movimientos identitarios los que pretenden tomar la antorcha de la utopía. La fe en lo primero es para Maalouf "sinónimo de negación, ceguera e irresponsabilidad" (p.275). Los segundos solo han conducido y conducen a atrocidades aún mayores que las que ya hemos presenciado. Maalouf aboga por la creación de un "anchuroso movimiento capaz de llevar a cabo una movilización masiva de nuestros contemporáneos en torno a valores universales y más allá de todas las fronteras políticas, religiosas, étnicas o culturales" (p.91). Esta es su última esperanza.

Entrevista (EL PAÍS)

Entrevista (EL DIARIO.ES)

Entrevista (EL CULTURAL)


domingo, 20 de octubre de 2019

Vida Líquida


Bauman, Zygmunt. 2005. Vida Líquida. Austral (Décima reimpresión: junio de 2018).

Este libro está muy relacionado con El Estilo del Mundo de Vicente Verdú. Realiza un análisis de la sociedad contemporánea, la sociedad de consumo capitalista donde todo cambia de forma permanente, envejece antes de lo debido y fuerza al consumo permanente y obsesivo, un consumo ansioso que mantenga al sistema activo, como un animal con un gula feroz que necesita engullir sin cesar para mantenerse vivo.

Varias son las características de la vida líquida: el cambio constante, la incertidumbre, la desechabilidad, la volatilidad, la obsolescencia, el vértigo, la desorientación, el desapego, la desestabilidad, la no-identidad, la vivencia del presente absoluto, la velocidad, la novedad, el individualismo, la falta de lazos sociales, la desvinculación, la discontinuidad, el olvido, la globalización, la desigualdad. Es un mundo irreal, de ficción, donde supuestamente todos los deseos son inmediatamente satisfechos a cambio de dejarse llevar por el tsunami del exceso y el despilfarro permanente. El prototipo es el "Homo eligens" (p.49), un hombre que está eligiendo sin cesar, impermanente, incompleto, indefinido, insatisfecho:

"Actualmente, todos somos la Alicia a la que Lewis Carroll advertía de que "lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto uno pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido" (p.36).

Hay que evitar todo lo que molesta para ese desenfreno consumista: los hijos, por ejemplo, son un problema y el amor no es más que liberación de oxitocina y no exige compromiso alguno; en cambio, la obsesión por el fitness, la forma física, el maquillaje, sí son aspectos totalmente en consonancia con la vida líquida.

Parecía que el progreso nos traería la felicidad consigo, pero a cambio,"en lugar de dulces expectativas y dulces sueños, el progreso evoca un insomnio repleto de pesadillas en las que uno sueña que se queda rezagado, pierde el tren o se cae por la ventanilla de una vehículo que va a toda velocidad y que no deja de acelerar" (p. 93). Este insomnio trae consigo una sensación de inseguridad que se ha convertido en una obsesión por elevar muros, inundarlo todo de cámaras de seguridad y vigilante armados. Bauman hace referencia a las "gated communities", urbanizaciones con que son como fortificaciones defensivas cada vez más comunes en nuestra sociedad, las mismas de que las habla Verdú en su libro.

La Vida Líquida apunta en la misma dirección que La Sociedad de la Externalización, pues incide en el hecho de que esa supuesta conquista de la felicidad permanente solo llega en realidad a una parte ínfima de los habitantes del planeta. El liberalismo capitalista de Adam Smith mantiene que la elevación del nivel de vida de unos pocos traerá inevitablemente la misma subida del nivel de vida para todos, por un principio milagroso de vasos comunicantes (ver a favor de esta tesis La Llamada de la Tribu de Vargas Llosa o Enlightenment Now de Steven Pinker). Pero Bauman sostiene lo contrario, es decir, que "la perspectiva de extender el modo de vida del que disfrutan los enclaves privilegiados hasta abarcar la totalidad del planeta es del todo irreal" (p.41). Hay un excedente peligroso de seres humanos que amenazan con destruir este paraíso. Los gobiernos se enfrentan "al imponente desafío de deshacerse de los seres humanos sobrantes en un planeta que ya está lleno y en el que y en el que ya no cuentan con las válvulas de escape en forma de territorios de ultramar que antaño les servían de vertedero de residuos" (p.135).

En la sociedad líquida hay un desinterés creciente por lo social y lo político, pues la ciudadanía ha quedado reducida a una sociedad de consumidores interesados tan solo en su satisfacción individual. La ignorancia, la falta de interés por conocer la realidad, son potenciados: sólo interesa lo privado y permanecer en continuo movimiento. "No es que las personas se traguen el cuento, como se suele decir, es que desean que les engañen, sienten que sus vidas serían completamente insoportables si dejaran de aferrarse a satisfacciones que no lo son en absoluto" (1).  Dada la volatilidad de todo, ¿qué sentido tiene hacer previsiones o intentar mejorar las cosas? ¿Cómo vamos a tener planes de futuro o utopías colectivas? No hay esperanza alguna de que haya otro mundo posible, éste es el único.

En este mundo en el que parece que ya no hay alternativas, Bauman no tiene pudor en admitir que el pensamiento de Marx sigue siendo relevante, pues sus acusaciones contra el capital continúan siendo válidas, y aún más, lo son a escala planetaria (p.191). También reivindica a Ernest Bloch y la necesidad de utopías, pues el hombre es básicamente una criatura esperanzada (p.199). Es por ello por lo que, según Bauman, no hemos de renunciar a la búsqueda de "un nuevo tipo de escenario global en el que los itinerarios de las iniciativas económicas de cualquier rincón del planeta dejen de ser tan sumamente volubles y dejen de estar guiados exclusivamente por las ganancias momentáneas sin prestar atención a los efectos secundarios y a las "víctimas colaterales" (p. 201).

¿Dónde está ese escenario? ¿Podemos realmente escapar a la vida líquida?

__________________________

(1) Cita de Adorno en The Culture Industry"(p.186)

Documental francés de 2011 sobre la ·obsolescencia programada", una de las principales características de la "vida liquida":

domingo, 13 de octubre de 2019

Esos Días Azules


Herrero, Nieves. 2019. Esos Días Azules. Penguin Random House.

Ian Gibson publicó en 2006 Ligero de Equipaje, una biografía sobre Antonio Machado, en la que comenta la relación del poeta con Pilar Valderrama, a la que según todos los indicios, convirtió en la Guiomar de sus poemas. Es ese el libro al que debemos acudir si queremos leer una biografía documentada y objetiva sobre el asunto.

Pero la obra de Nieves Herrero es una novela, y por tanto tiene derecho a fabular sobre esa relación y a adoptar un único punto de vista, sin pretensiones de objetividad ni certeza alguna (1). En este caso, la escritora adopta el punto de vista de Pilar Valderrama. Estamos ante una obra de ficción, y es así como hemos de leerla. Siendo conscientes de ello, comentaremos la relación entre los "personajes de ficción" Antonio Machado y Pilar Valderrama, y no la que ocurrió en realidad, pues la verdad de ésta se la llevaron a la tumba las personas de carne y hueso.

La novela narra la tensión, ansiedad y tristeza causada por la forma tan diferente de vivir el amor por parte de Antonio, que quiere consumarlo y hacerlo realidad en este mundo, y el freno impuesto por las restricciones sociales y religiosas de Pilar, que no concede ir más allá de un amor platónico que solo puede consumarse con la imaginación en lo que ella llama el "tercer mundo".

Pilar afirma vivir en tres mundos:

"Todos vivimos en tres mundos diferentes, no solo yo. Uno, el que contemplamos con los ojos abiertos. En él no elegimos el papel impuesto por la familia donde nos ha tocado nacer. Vivir en ese mundo es llevar la máscara todo el día puesta. Otro, es el de nuestros sueños. Ese es más nuestro que el mundo real porque empieza a ser nuestra obra. Los sueños nos emancipan de la lógica. Nos liberan de un mundo que nos ha sido impuesto. Eso sí, se esfuma en cuanto abres los ojos. Y el tercero. Ese es totalmente nuestro. Por eso es el mejor. Y , en cierto sentido, el más real de los tres. Lo vivido y lo soñado son allí materia blanda, dócil a nuestra voluntad creadora. En ese tercer mundo ya no somos espectadores ni farsantes, sino plenamente autores. En ese tercer mundo somos, sencillamente, lo que queremos ser" (p. 316).

Pobre Pilar. Necesita escapar de su claustrofóbica realidad e inventa mundos paralelos, pues no tiene suficiente valentía para afrontarla, a pesar de ser una mujer avanzada para su tiempo. Esa es la única escapatoria que ella considera posible: la de la imaginación.

Y pobre Antonio. Él quiere vivir el amor en el primer mundo, en este mundo. Son múltiples las ocasiones en la novela en las que se transmite su necesidad de hacer real el amor, de consumarlo, de que el verbo se haga carne. Pero se ha enamorado de una mujer que quiere que esté permanentemente ahí, a su lado, adorándola, idolatrándola, escribiéndole poemas y cartas de amor, que accede a verse en lugares ocultos pero nunca permite nada más allá del beso, y que solo concede citas más íntimas en lo que ella llama el "tercer mundo", es decir el mundo de la ensoñación, de la esperanza y de la fantasía.

Antonio, en su bondad y paciencia infinitas, admite esa relación sin osar traspasar nunca la frontera, aunque lo intenta en repetidas ocasiones. Admite esa relación platónica que le consume por dentro y le lleva a adoptar actitudes penosas y humillantes más propias de un adolescente enamorado que de un hombre maduro y sabio. Pilar lo tiene permanentemente en ascuas, en un continuo fuego nunca apagado, pues ante todo es madre de sus hijos, casta, pura y católica. Antonio acepta las citas al lado de una fuente o en un bar de las afueras (para no ser vistos) y la citas imaginarias en el "tercer mundo" a las doce de la noche, ese mundo imaginario impuesto por Pilar. Pilar quiere mantenerlo así, en una relación de adorador y musa, sin renunciar a su respetable, acomodada y burguesa vida familiar de señora de derechas, constreñida por los límites de la decencia moral impuesta a la mujer de su tiempo.

Al leer el libro, no se puede dejar de sentir compasión por ambos, pero sobre todo por Antonio, pues se ve atrapado en un amor iluso e imaginario. No es de extrañar que sufra y enferme, pues ese "tercer mundo" no llega a aliviar sus necesidades reales.

"Pilar se quedó seria y pensativa. Sabía que estaba exigiéndole al poeta un permanente sacrificio que, a veces, ni ella misma lograba entender. La imposición de una amistad pura sin ningún futuro estaba haciendo mella en Antonio. 
-- Estoy siendo muy dura contigo, ¿verdad? 
-- Creo, Pilar, que somos demasiado buenos. Quizás algún día nos arrepintamos, ¿no crees? 
-- ¿Arrepentirse de la virtud? -- preguntó Pilar un tanto contrariada. 
-- Las verdades vitales son siempre paradójicas y un poco absurdas. Sólo tú, con tu gran talento, comprendes lo que te quiero decir. Todo es amor, diosa mía: lo que te digo y lo que me callo. 
-- Antonio, lo sé. --  Le cogió sus manos. 
-- El amor así es un poco cruel y requiere una cierta ceguera. ¡Cuántas veces he renegado de mis ojos! Me resulta muy difícil verte, diosa mía, y quedarme quieto. 
-- Me preocupa lo que dices... Además, no tienes buena cara" (p.352)

¿Cómo va a tener buena cara el hombre con el freno y bozal que le tienen puesto? Es cierto que ella, a su vez, también es víctima de una moral asfixiante y unas convenciones sociales hipócritas que le impiden ser libre. Pilar no sabe ni quiere liberarse de ellas, arrastrando a Antonio hacia su cárcel, donde solo puede vivir en una continua falsa esperanza. Tal y como dice en un poema la propia Pilar, su vida no es más que anhelo, sueño, ansiedad y espera:

"Ya estoy cerca de Dios, mi vida entera
fue el anhelo de un bien jamás logrado:
pugna de lo vivido y lo soñado
en ansiedad constante de la espera".

Tan solo una vez, en Hendaya, según la novela, parece ser que algo más ocurre en la arena de la playa. Antonio se pregunta si no ha sido todo un sueño, porque nunca vuelve a ocurrir nada parecido. Por eso, Antonio le habla a Pilar de la necesidad del olvido cuando el amor solo puede seguir llevándose a cabo en un mundo imaginario:

"-- Todo lo que escribo va dirigido a ti. He llegado a la conclusión de que para amar hay que olvidar. Todo amor, en realidad, es fantasía porque él inventa el año, el día, la hora y su melodía, inventa el amante y, más, la amada. No prueba nada contra el amor que la amada, en realidad, no haya existido jamás. 
-- Yo sí existo. Soy de carne y hueso. ¡No me borres de tu vida!
-- ¿Qué te he dicho que te haya podido herir, mi diosa? ¡Qué lejos de mi intención! Estoy obsesionado contigo y, a veces, tengo que pensar que en realidad eres una creación mía para no sufrir. Tengo el corazón roto, Pilar" (p.486).

Es una historia de amor que resume perfectamente la lucha entre la ilusión y la realidad, la tensión entre lo real y lo ficticio, una guerra que puede llegar a desgarrar la mente y el corazón.

_____________________________________

(1) No todo el mundo está de acuerdo en esto, por supuesto. Hay quien piensa que hay unos límites a la hora de hacer ficción con personas reales, sobre todo cuando no hay una suficiente lejanía en el tiempo. (Véase, por ejemplo, esta Carta abierta a Nieves Herrero)

Reseña (EL ESPAÑOL)

Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado, de Ian Gibson (LETRAS LIBRES)

Antonio Machado, enamorado de Guiomar (EL PAIS)

Pilar Valderrama: el verdadero amor de Antonio Machado (EL MUNDO)

La mujer que más amó Machado (ABC)


domingo, 6 de octubre de 2019

Machines Like Me


MacEwan, Ian. 2019. Machines Like Me. Penguin Random House.

La última novela de McEwan nos sitúa en una ucronía: la Historia ha sido alterada de forma que vivimos en un presente totalmente diferente al actual, debido a cambios cruciales imaginados por el novelista. Ya hablamos sobre las ucronías al comentar la película de Tarantino Érase Una Vez en Hollywood. En ellas el autor siente el placer que da el poder cambiar el pasado y el presente a su antojo gracias a la ficción. Como nos dice McEwan en la misma novela, vivimos en uno solo de los mundos posibles, y somos libres de imaginar otros:

"The present is the frailest of improbable constructs. It could have been different. Any part of it, or all of it, could be otherwise. True of the smallest and largest concerns. How easy to conjure worlds in which my toenail had not turned against me; in which I was rich, living north of the Thames after one of my schemes had succeeded; in which Shakespeare had died in childhood and no one missed him..." (p.64)

En este caso, McEwan fabula con un presente en el que Alan Turing sigue vivo y ha conseguido hacer avanzar la inteligencia artificial a una velocidad mucho mayor que la actual, posibilitando la creación de robots con apariencia humana y una inteligencia y un lenguaje prácticamente indistinguibles de los humanos.

El tema de la inteligencia artificial nos ha atraído en otras ocasiones en estas páginas, tanto desde el punto de vista cinematográfico (Blade Runner) como filosófico (Homo Deus, La Destruction du Réel, El Sentido del Pensamiento), debido a sus implicaciones con respecto a la conciencia humana y nuestra percepción de la realidad. McEwan, que introduce temas científicos en todas sus novelas, utiliza en este caso la convivencia entre robots y humanos para reflexionar sobre la última frontera que diferencia a los humanos de los robos, que parece ser que no es la del lenguaje, sino la de la moral.

El libro comienza con una cita proveniente de un poema de Rudyard Kipling, 'The Secret of Machines', que enlaza con el título de la novela, que nos pone en la pista de la palabra central que ocasiona todos los problemas:

"But remember, please, the Law by which we live, 
We are not built to comprehend a lie..."

Lie, Mentira: ese es el principal escollo que imposibilita la convivencia entre humanos y máquinas. La capacidad de mentir y sobrevivir en un mundo plagado de mentiras es la última habilidad que nos diferencia de las máquinas. El propio Alan Turing, que en la novela ya ha superado lo que consideraba el principal obstáculo para superar la diferenciación hombre/máquina, el lenguaje (según el famoso test de Turing), reconoce que hay algo aún más difícil que eso: la aceptación de una moral basada en la mentira permanente que permite la convivencia y la supervivencia, personal y social:

"Social life teems with harmless or even helpful untruths. How do we separate them out? Who's going to write the algorithm for the little white lie that spares he blushes of a friend? Or the lie that send a rapist to prison who'd otherwise go free? We don't yet know hot to teach machines to lie. And what about revenge? Permissible sometimes, according to you, if you love the person who's exacting it. Never, according to your Adam" (p. 303).

El tema de la mentira ya ha sido tratado en estas páginas por su omnipresencia en la vida humana (El Cerebro nos Engaña, A Mind of Its Own, Breve Historia de la Mentira). El ser humano no se conforma con procesar la realidad tal y cual es; la distorsiona y la pone a su servicio, bien para conseguir una causa justa o para lograr objetivos ilícitos. Utiliza permanentemente la mentira consigo mismo y con los demás: consigo mismo para convencerse de que sus decisiones son justas y morales, con los demás para hacerles la vida más llevadera o más difícil, según se trate de amigos o enemigos. Esto no consiguen entenderlo ni Adam ni Eve ni ninguno de los cyborgs de la novela.

¿Cómo enfrentarse diariamente a la realidad sin esa habilidad? Vivimos en un mundo que no se adapta a nuestros deseos, una realidad obstinada y cruel en muchas ocasiones, que necesita de un talento especial para sobrevivir a ella sin terminar suicidándose. Ya lo dijo Camus: "No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía" (1). Así terminan las máquinas: o suicidándose o destruyéndose al chocar frontalmente con la realidad.

Esta guerra con la realidad la resume el propio Turing en la novela:

"We create a machine with intelligence and self-awareness and push it into an imperfect world. Devised along generally rational lines, well disposed to others, such a mind soon finds itself in a hurricane of contradictions. We've lived with them and the list wearies us. Millions dying of diseases we know how to cure. Millions living in poverty when there's enough to go around. We degrade the biosphere when we know it's our only home. We threaten each other with nuclear weapons when we know where it could lead. We love living things but we permit a mass extinction of species. And all the rest -- genocide, torture, enslavement, domestic murder, child abuse, school shootings, rape and scores of daily outrages. We live alongside this torment and aren't amazed when we still find happiness, even love. Artificial minds are not so well defended. The other day, Thomas reminded me of the famous Latin tag from Virgil's Aeneid. Sunt lacrimae rerum -- there are tears in the nature of things. None of us yet know how to encode that perception. I doubt that's possible" (p.180).

¿Cómo enseñar a las máquinas a mirar para otro lado cuando ven una injusticia o se enfrentan al horror, a mentirse a sí mismas para soportar la realidad, a utilizar la mentira para conseguir objetivos y fines? Según la novela de McEwan esa es la última frontera para conseguir máquinas que sean como nosotros, capaces de sobrevivir a la realidad más feroz:

"There is nothing in all their beautiful code that could prepare Adam and Eve for Auschwitz" (p.181).

Falsear la realidad, jugar con ella para amoldarla a nuestros deseos y necesidades, pues, es lo que nos hace humanos.

_____________________________________________________

(1) Camus, A. 2012. El Mito de Sísifo. Alianza Editorial.


Review (THE GUARDIAN)

Review 2 (THE GUARDIAN)

Review (THE NY TIMES)

Entrevista (EL CULTURAL)