domingo, 30 de junio de 2019

Elogio de la Ficción


Petit, M. 2000. Elogio de la Ficción. Espasa Calpe. SA

Comienza el libro Marc Petit distanciándose de la realidad: "La realidad es un lugar bastante triste, vestida con ropas raídas de color apagado, y que suele merodear `por los suburbios dispuesta a jugarnos una mala pasada. Entre las perrerías que se le atribuyen... hay una de la que sin embargo nadie se atreve a acusarla, aunque sea la raíz de todas las demás: la de haber conseguido convencer a todo el mundo de su existencia" (p.12). El autor nos previene de todos aquellos que quieren imponernos lo que llaman la "realidad" para ahuyentarnos de nuestros sueños e ilusiones. ¿Quién puede erigirse como dueño de la realidad? ¿Quién puede esgrimirla como arma? ¿Quién la conoce de verdad? La realidad posee "la cualidad esencial de no ser dicha, porque precede cualquier discurso que se pueda sostener sobre ella", "es indecible", "se nos impone de lleno a cada instante", "aparece también de una vez , al instante, par desaparecer y reaparecer de inmediato" (pp.15-16). Solo cuando pretendemos hacernos dueños de ella, mentimos, pues es insondable e inabarcable. Las palabras, por tanto, pertenecen a la ficción, que sí es auténtica. "Las palabras solo mienten cuando pretenden ser verdad, adherirse a las cosas en lugar de ofrecerse como lo que son: una ficción pura y simple" (p.17).

Esta idea ya la hemos tratado en otras autores como Ferlosio o Vargas Llosa: la ficción esconde una verdad más profunda en su mentira aparente, pues no pretende ser dueña de la realidad. "La ficción, andando el tiempo, termina superando a la realidad, porque es mucho más convincente" (p.26)

Petit analiza la relación de la ficción con el sueño, al que considera como "la matriz del pensamiento" (p.38); con los mitos , pues la propia lengua es la primera mitología ("Abrirse a la lengua no es una acto gratuito, es una manera de disponer de un sueño colectivo, de habitarlo, para enriquecerlo o pervertirlo a gusto" (p.49);  con los cuentos populares; con la religión ("una diferencia clara entre ficción y religión; si bien las dos trafican con imágenes, la religión les atribuye un significado único, mientras la (nueva) ficción se complace, con malévola alegría, en multiplicar las interpretaciones" p.54) ; con la realidad virtual ("la muerte de la ficción y su sustitución por una simulación programada interactiva de vida personal" p.65)

La ficción nos permite mirar a la realidad sin deslumbrarnos: "Quizás sólo escribimos ficciones para entrever a través de las rendijas de la máscara, sin quemarnos del todo los ojos" (p.80) . Esta idea también la desarrolla Esquirol en su libro La Penúltima Bondad. Necesitamos luz, pero no demasiada. Esta idea nos lleva al capítulo final del libro, el más hermoso, pues desmonta el mito de la caverna de Platón y lo cuenta a la inversa. "La verdad del creador de sombras: convertir la luz y las tinieblas en aliadas cuando el filósofo las opone como bien y mal. ¿A alguien se le ocurre mirar el sol de cara? " (p. 141). Petit cuenta como en otros tiempos los hombre vivían bajo la cegadora y abrasadora luz del sol, hasta que empezaron a refugiarse en la caverna y se acostumbraron a la penumbra, recuperando la vista. Hicieron un fuego y las sombras proyectadas en la pared les indujeron a hacer los primeros dibujos y contar las primeras historias. Así es como nace el ser humano, y no al revés, como pretendía el filósofo. La ficción nos hizo humanos.


Reseña (ESCRITO PARA...)


lunes, 24 de junio de 2019

El Espíritu de la Colmena


Erice, V. 1973. El Espíritu de la Colmena.

La revisión de El laberinto del Fauno me ha llevado a su vez a volver a ver este clásico del cine que ya va para la cincuentena, por algunos considerada como la mejor película de la historia del cine español.

Empieza la película con la leyenda "Érase una vez" y unos dibujos infantiles, advirtiéndonos de esa manera que vamos a escuchar un cuento, o la realidad vista a través de los ojos de una niña. Al momento, aparece otra leyenda que dice "en una poblado español de 1940", llevándonos a un entorno y una época histórica determinados. La película deja claro desde el principio que vamos a presenciar una mezcla de fantasía y realidad. El espíritu es la ilusión y la colmena, la realidad.

La fantasía y la imaginación son el reino de los niños, que las necesitan para comprender la realidad. Normalmente han sido los cuentos infantiles los encargados de darle cauce, pero en este caso el medio es otro: el cine. El cine es la manera en la que el monstruo y la muerte entran en el mundo interior de Ana, tras una proyección del Frankenstein de James Whale en su pequeño pueblo. Los ojos de Ana viendo la película son uno de los momentos más bellos de la historia del cine. En ese momento, el monstruo y la muerte se convierten en una realidad para ella que ni siquiera su hermana mayor lograr destruir cuando le dice: "Todo es mentira en el cine. Es un truco". Pero Ana necesita seguir investigando, porque ya le es imposible salir de la espiral de curiosidad y asombro en la que ha entrado.

La realidad que rodea a Ana, gris, aburrida, mortecina, taciturna, plomiza como la que corresponde a una posguerra atroz y despiadada, se ve sacudida por la aparición de ese monstruo. La genialidad de la película es que el monstruo se desdobla en dos: por un lado, en un hombre de carne y hueso, un maqui huido, al que Ana encuentra en una casa abandona y ayuda y protege, y por otro lado una réplica exacta del monstruo, en este caso pura fantasía, que se le aparece en una noche de huida y miedo, cuando la imaginación desbordante de Ana se ve potenciada por el consumo de una seta alucinógena. De esta forma, la escena de Frankenstein con la niña a la orilla del lago se hace realidad en la mente de Ana, produciendo un desdoblamiento de una belleza difícil de superar.

Hay tantas sugerencias contenidas en la película que la hace inagotable y una obra maestra. El Espíritu de la Colmena se convirtió en la película definitiva sobre la mezcla de fantasía y realidad en la mente infantil, y tanto El Laberinto del Fauno como Un Monstruo Viene a Verme, por ejemplo, son herederas de este pequeña joya de nuestro cine.


Reseña (EL CULTURAL)

Reseña (ESPINOF)

Reseña (EL PARNASILLO)

Ana y el monstruo (TIEMPO DE CINE)


viernes, 21 de junio de 2019

21 Lessons for the 21st Century


Harari, Y. N. 2018. 21 Lessons for the 21st Century. Vintage

Harari trata una gran variedad de temas, todos de enorme actualidad e interés, pero hay un capítulo que nos interesa especialmente, el dedicado a la ignorancia. Hace referencia al concepto que denomina 'the knowledge illusion", acuñado por Steven Sloman y Philip Fernbach (1): creemos que tenemos una gran cantidad de conocimiento sobre el mundo y la realidad, aunque lo cierto es que, individualmente, sabemos muy poco. Consideramos que el conocimiento que está en las mentes de los otros es también el nuestro. Esta ilusión nos impide ser conscientes de que el mundo es cada vez más complejo y realmente somos unos completos ignorantes de la realidad. Nos adherimos a una serie de creencias grupales con las que comulgamos sin querer ser molestados acerca de su veracidad. Poner en tela de juicio estas creencias nos resulta peligroso y preferimos asumir las verdades que nuestro grupo da como válidas, sin cuestionarlas demasiado. El caso es que la complejidad de la realidad es cada vez mayor, debido a la tecnología, la macroeconomía y la política mundial globalizada. Nuestra ignorancia como individuos también aumenta, a pesar de nuestra percepción de que, como especie, conocemos mejor la realidad. La creencia liberal en la racionalidad y la individualidad como base de nuestras opiniones y decisiones no es más que otra ilusión en la que necesitamos creer, según Harari. "Modern democracies are full of crowds shouting in unison: 'Yes,  the voters know best! Yes, the customer is always right!'"(p.220).

Esta falta de conocimiento conlleva también la supuesta falta de responsabilidad en cuanto a la justicia social. La inmensidad de la superestructura económica del mundo globalizado puede animarnos a refugiarnos en nuestra ignorancia, aduciendo que nosotros no sabemos hasta qué punto nuestras acciones provocan consecuencias en los otros. Podemos estar invirtiendo en acciones en una compañía que está destruyendo el medio ambiente, pero no somos consciente de ello. "The corporation is highly profitable because it does not pay for externalities... I am not aware how this particular corporation is generating its profits. I barely remember that part of my portfolio is invested in it. So am I guilty of theft? How can we act morally when we have no way f knowing all the relevant facts?" (p.225). Es exactamente el mismo argumento que aparece en el libro La Sociedad de la Externalización.

Es precisamente por esta razón, por el hecho de vivir en un mundo donde todo está interconectado, por lo que el primer imperativo moral debe ser conocer la realidad. "The greatest crimes in modern history resulted not just from hatred and greed, but even more so from ignorance and indifference. Charming English ladies financed the Atlantic shares and bonds in slave trade by buying shares and bonds in the London Stock Exchange, without ever setting foot in either Africa or the Caribbean. They then sweetened their four o'clock tea with snow-white sugar cubes produced in hellish plantations --about which they knew nothing" (p. 226). Nos recuerda al protagonista de Heart of Darkness, Marlow, cuando vuelve a Inglaterra y prefiere no contar nada a la prometida de Kurt sobre el horror vivido en el corazón de África, para que permanezca en su feliz inconsciencia. Exactamente de la misma forma vivimos en el primer mundo, inconscientemente ajenos a la injusticia global de la realidad mundial, ya sea porque nos tenemos tiempo ni energía para ir más allá de la superficie de esa realidad, o porque la intuimos y preferimos mirar para otro lado. ¿De qué forma podemos sobrevivir a todo esto? Una de ellas, quizás la más socorrida, es engancharnos a una serie de dogmas o creencias que nos proporcione alguna institución o gurú. "Religious and ideological dogmas are still highly attractive in our scientific age precisely because they offer us safe haven from the frustrating complexity of reality"(p.229)

En otro capítulo dedicado a la post-verdad, Harari nos advierte de que no es en absoluto un fenómeno específico de nuestra época, ya que el ser humano es la especie de la post-verdad, que ha crecido gracias a su habilidad para crear ficciones y mitos (idea bien desarrollada en su libro Sapiens). Hemos sido capaces de cooperar a gran escala porque sabemos cómo convencernos unos a otros por millones de una ficción y creer todos en ella al unísono. Harari iguala las religiones a 'fake news' institucionalizadas. "When a thousand people believe some made-up story for a month -- that's fake news. Whe a billion people believe it for a thousand years, that's a religion" (p.234). De la misma forma que las religiones, se crean ficciones colectivas con las ideologías y los credos nacionales. "The truth is that truth was never high on the agenda of Homo Sapiens. Many people assume that if a particular religion or ideology misrepresents reality, its adherents are bound to discover it sooner or later, because they will not be able to compete with more clear-sighted rivals. Well, that's just another comforting myth. In practice, the power o human cooperation depends on a delicate balance between truth and fiction" (p.239). El ser humano tiene la habilidad para saber y no saber al mismo tiempo, conocer la realidad si la analiza un poco, pero dejar de analizarla en cuanto no le conviene, y convencerse de que no la conoce. Harari nos advierte: si soñamos con una sociedad donde la verdad reine y los mitos se ignoren, más vale que nos olvidemos del Homo Sapiens y volvamos al mono.

A pesar de todo ello, hay algo que no es fake news, y es el sufrimiento, que sin duda es real. Es por la necesidad de aliviarlo que nuestra mayor responsabilidad es invertir tiempo y dinero en intentar hacernos conscientes de nuestros prejuicios e ideas falsas y distinguir ficción de realidad. Una de las formas de conseguirlo es a través de la meditación, en concreto la Vipassana (introspección), basada en la observación de la propia mente, de la cual Harari es metódico practicante.

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(1) Slovan, S. & Fernbach, P. 2017. The Knowledge Illusion: Why We Never Think Alone. Riverhead Books.

Review (THE GUARDIAN)

Review (NY TIMES)

Review (JOURNALING ON PAPER)

Review (FORBES)

Reseña (EL CULTURAL)



domingo, 16 de junio de 2019

The Matrix



Wachowski, L. and L. 1999. The Matrix

Se cumplen 20 años del estreno en España de Matrix, una película que marcó época y de la que poco se puede ya decir que no se haya dicho (1). La idea fundamental de la película es que vivimos en un mundo virtual, en una simulación en la que creemos estar en contacto con la realidad cuando son nuestros cerebros los que habitan una especie de videojuego permanente.

Las conexiones de Matrix con la filosofía son muchas, como con Descartes o Berkeley (ver enlaces abajo), pero aquí comentaremos otras más actuales. La primera, por supuesto, es con el filósofo Jean Baudrillard, cuyo libro El Crimen Perfecto ya analizamos en otro momento. En la película aparece una copia de su libro Simulacres et Simulation (2), dentro de la cual el protagonista esconde un importante dispositivo USB. Baudrillard advierte en su obra de la hiperrealidad, esa simulación permanente en la que vivimos en el mundo postmoderno y en la que el mapa se ha hecho más importante que el territorio, llegando un momento en el que es difícil no estar mediatizado y totalmente confundido por los mass media, las redes sociales y la realidad virtual.

Por otro lado, está el filósofo Mark Gabriel, uno de los representantes del Nuevo Realismo, que menciona en varias ocasiones la película tanto en su libro Yo No Soy Mi Cerebro como El Sentido del Pensamiento. Gabriel está profundamente preocupado por la idea extendida hoy en día, proveniente del transhumanismo, el postmodernismo y el constructivismo, de que no hay una realidad independiente de nuestros cerebros, pues todo lo que vemos y sabemos está necesariamente mediatizado por nuestro punto de vista. "La idea transhumanista del ser humano que emerge hoy en día, basada en la idea de que toda nuestra vida y nuestra sociedad podría ser una especie de simulación que solo podríamos superar alineando totalmente nuestra humanidad con el modelo del progreso tecnológico, es una ilusión peligrosa. Debemos desenmascarar esta quimera" (p. 271 de El Sentido del Pensamiento). Gabriel ve esta película como el epítome de la ciencia ficción representante de la postmodernidad.

Por otra parte, Matrix también se relaciona con el filósofo Hilary Putnam, mencionado en el libro de Gabriel Yo no soy Mi Cerebro, "porque en su libro Reason, Truth and History (3), presentó en el primer capítulo , con el título "Cerebros en el tanque" la visión aterradora de que podríamos ser solo cerebros, eléctricamente estimulados, a fin de crear la ilusión de una realidad independiente de ellos" (p. 162). Gabriel relaciona este escenario imaginado por Putnam y desarrollado en Matrix con las ideas propugnadas por el "neurocentrismo": "Todo esto suena terrible. Suena aún más terrible cuando uno se da cuenta de que el neurocentrismo nos querría hacer comulgar a todos con la rueda de molino de que realmente somos en el fondo cerebros en un tanque. Desde ese punto de vista se supone que seríamos cerebros encerrados bajo la bóveda craneana. La evolución debería guiar nuestros pensamientos porque, supuestamente, todo lo que damos por cierto solo nos parece plausible porque la biomáquina a la que estamos acoplados como cerebros persigue ciertos intereses egoístas: solo quiere transmitir su ADN y como mucho sobrevivir, sin ningún propósito ulterior. Estar ahí es todo. Así que el neurocentrismo nos enseña que somos realmente cerebros en un tanque, guiados y controlados por procesos y máquinas ajenos: la evolución, los genes, los neurotransmisores, etc. Se trata casi de una versión orgánica de Matrix. " (p. 164)

Esta visión del ser humano es la que analiza Harari en su libro Homo Deus. Como vemos, Matrix no ha perdido nada de actualidad, sino todo lo contrario, puesto que la inteligencia artificial y la concepción del cerebro del ser humano como un ordenador programado y determinado por su programación está en la base del mundo actual.

Por otro lado, Juan Antonio Rivera también dedica un capítulo de su ensayo sobre cine y filosofía (4) a Matrix. Rivera compara Matrix con el mito de la caverna de Platón. Neo, en este caso, sería el filósofo que intenta sacar a los seres humanos de su cárcel de ignorancia: ""Para Platón, el filósofo es precisamente el que sabe diferenciar el mundo aparente y cotidiano de la realidad auténtica, cuya presencia pasa inadvertida para la mayoría, siempre dormida frente a ella" (p.259). Buena parte del ensayo está dedicado a la traición de Cifra, el personaje que decide que es mejor vivir en una ilusión falsa y ficticia pero cómoda, que en una realidad en la que hay que luchar y sobrevivir. "Cifra ha pasado de hecho por ambas posibilidades y opta al final, voluntaria e irrevocablemente, por reintegrarse en Matrix y vivir experiencias más agradables aún sabiendo ahora que serán experiencias virtuales. Traiciona al grupo de Morfeo para conseguir esta huida de la realidad, la vuelta a la caverna acogedora de Matrix... Después de nueve años, ¿sabes de lo que me doy cuenta? La ignorancia es la felicidad" (pp.268-269). Es un tema clave que ya hemos tratado otras veces en estas páginas: ¿es mejor la felicidad inocente e ignorante o la cordura que nos puede llevar a una lucidez insoportable? (ver, por ejemplo, el Elogio de la Locura de Erasmo). El autor del ensayo opina que "tenemos una fuerte predilección ética por vivir en un mundo genuino, no simulado; y desde luego lo que no creo que nadie soportase es introducirse en un mundo ficticio manteniendo la consciencia de que lo es" (p.275). No estoy tan seguro como Rivera de esta afirmación. ¿Acaso no vemos por todas partes la necesidad de evadirse de la realidad, de crear mundos paralelos y plácidos, ya sea a través de las drogas, los videojuegos, la publicidad, las redes sociales o la misma religión? ¿No es acaso una característica consustancial al ser humano el "hambre de irrealidad"? ¿No somos todos un poco Cifra, que preferimos no saber ni queremos investigar para descubrir la verdad por si nos encontramos con lo que no queremos?

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(1) La revista MUY INTERESANTE le dedica un artículo en su número 457 "20 años de Matrix. ¿Vivimos en una simulación", escrito por Alejandro Sacristán. En el artículo se citan científicos y pensadores interesantes que han escrito sobre el tema: William Irvin Thomson, Nick Bostrom, Hans Moravec, Marvin Minsky, Giulio Prisco, Ray Kurzweil, Elon Musk, Alan Guth, Frank Wilczek o Seth Lloyd.

(2) Baudrillard, J. 1982. Simulacres et Simulation. Galilée.

(3) Putnam, H. 1981. Reason, Truth and History. CUP.

(4) Rivera, J.A. 2003. Lo que Sócrates Diría a Woody Allen. Espasa Calpe.


Descartes y la ilusión de Matrix (El Independiente de Granada) 

El Obispo Berkeley no ha visto Matrix (Cápsulas filosóficas) 

La filosofía que esconde The Matrix (AFCAR MEDIA)

Matrix y la filosofía

La filosofía oculta de Matrix

jueves, 6 de junio de 2019

Lluvia Fina


Landero, Luis. 2019. Lluvia Fina. Tusquets

Aparecen en esta durísima novela varios temas que ya hemos tratado en otras ocasiones: la inabarcabilidad de la realidad; la forma en la que la pervierten la mentira y el engaño; la confusión y las dudas causadas por la multiplicidad y contradicciones entre los diversos puntos de vista.

En este caso, la que ocupa el lugar del narrador omnisciente que intenta abarcar todos los puntos de vista en el microcosmos de una familia es Aurora, esposa, nuera y cuñada perfecta, capaz de escuchar y ponerse en el lugar de todos. Pero esta virtud es a la vez su talón de Aquiles, porque debido a ello se ve expuesta de forma permanente a confesiones insoportables. Ella lleva sobre su espalda el peso de las traiciones, misterios, secretos, traumas y pecados de toda la familia, algunos reales, otros inventados, otros tergiversados: " ¡Qué capacidad de fabulación tenía la gente para convertir en relato apasionante todo lo que tocaba!" (p. 36)

Es bien conocida la parábola de los ciegos y el elefante: los ciegos sólo tienen acceso a partes aisladas del inmenso cuerpo del animal, sin tener acceso a la totalidad. Normalmente nuestra vida transcurre conociendo una parte ínfima de la infinita realidad que nos rodea. ¿Qué pasa cuando debido a nuestra atención y apertura accedemos a muchas zonas ocultas que desconocíamos y de repente vemos el todo, y resulta que nos encontramos con un monstruo insoportable, cuya mera visión nos aterroriza?

"No hay nadie que no se lleve un secreto a la tumba, y no hay mayor gloria para un secreto que morir sin haber sido desvelado. La sinceridad, llevada al fanatismo, sólo puede conducir a la destrucción. Y además, ¿para qué remover ahora el pasado? Las aguas del pasado siempre bajan turbias y, lo que es peor, enturbian también las del presente" (p. 41).

¿Es mejor no saber? ¿Es mejor la inocencia y la candidez que la lucidez excesiva? Esta es la terrible pregunta a la que da pie este relato, que queda sobrecogedoramente respondida al final.


Reseña (EL CULTURAL)

Reseña (EL IMPARCIAL)

Reseña (INFOLIBRE)