lunes, 24 de junio de 2019

El Espíritu de la Colmena


Erice, V. 1973. El Espíritu de la Colmena.

La revisión de El laberinto del Fauno me ha llevado a su vez a volver a ver este clásico del cine que ya va para la cincuentena, por algunos considerada como la mejor película de la historia del cine español.

Empieza la película con la leyenda "Érase una vez" y unos dibujos infantiles, advirtiéndonos de esa manera que vamos a escuchar un cuento, o la realidad vista a través de los ojos de una niña. Al momento, aparece otra leyenda que dice "en una poblado español de 1940", llevándonos a un entorno y una época histórica determinados. La película deja claro desde el principio que vamos a presenciar una mezcla de fantasía y realidad. El espíritu es la ilusión y la colmena, la realidad.

La fantasía y la imaginación son el reino de los niños, que las necesitan para comprender la realidad. Normalmente han sido los cuentos infantiles los encargados de darle cauce, pero en este caso el medio es otro: el cine. El cine es la manera en la que el monstruo y la muerte entran en el mundo interior de Ana, tras una proyección del Frankenstein de James Whale en su pequeño pueblo. Los ojos de Ana viendo la película son uno de los momentos más bellos de la historia del cine. En ese momento, el monstruo y la muerte se convierten en una realidad para ella que ni siquiera su hermana mayor lograr destruir cuando le dice: "Todo es mentira en el cine. Es un truco". Pero Ana necesita seguir investigando, porque ya le es imposible salir de la espiral de curiosidad y asombro en la que ha entrado.

La realidad que rodea a Ana, gris, aburrida, mortecina, taciturna, plomiza como la que corresponde a una posguerra atroz y despiadada, se ve sacudida por la aparición de ese monstruo. La genialidad de la película es que el monstruo se desdobla en dos: por un lado, en un hombre de carne y hueso, un maqui huido, al que Ana encuentra en una casa abandona y ayuda y protege, y por otro lado una réplica exacta del monstruo, en este caso pura fantasía, que se le aparece en una noche de huida y miedo, cuando la imaginación desbordante de Ana se ve potenciada por el consumo de una seta alucinógena. De esta forma, la escena de Frankenstein con la niña a la orilla del lago se hace realidad en la mente de Ana, produciendo un desdoblamiento de una belleza difícil de superar.

Hay tantas sugerencias contenidas en la película que la hace inagotable y una obra maestra. El Espíritu de la Colmena se convirtió en la película definitiva sobre la mezcla de fantasía y realidad en la mente infantil, y tanto El Laberinto del Fauno como Un Monstruo Viene a Verme, por ejemplo, son herederas de este pequeña joya de nuestro cine.


Reseña (EL CULTURAL)

Reseña (ESPINOF)

Reseña (EL PARNASILLO)

Ana y el monstruo (TIEMPO DE CINE)


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