jueves, 28 de diciembre de 2017

La Tía Julia y el Escribidor


Vargas Llosa. M. 1977. La Tía Julia y el Escribidor. Seix Barral

El mundo de la ficción y el mundo de la realidad comienzan en planos totalmente separados en el libro. Asistimos por un lado al relato autobiográfico de la vida del autor en su época periodística de juventud, y por otro, a la enfebrecida imaginación sin límites del escritor de radionovelas Pedro Camacho, que nos regala inolvidables historias rebosantes de pasiones, celos, crímenes, violaciones, incestos, infanticidios, parricidios, catástrofes y locura sin límites, relatadas con un estilo florido que hacer reir a carcajadas.
La genialidad del libro es que la realidad acaba convirtiéndose en otro relato más de radionovela, parecido a los del mundo imaginario de Pedro Camacho, por lo que ficción y realidad terminan tocándose (o acaso lo han estado desde el principio, ya que los relatos de Pedro Camacho, por muy truculentos que sean, son un estudio de la realidad de la naturaleza humana). Por otra parte, Pedro Camacho, cual Don Quijote, se ve afectado en su cordura por la fiebre de su desbordante imaginación y termina mezclando todos los personajes e historia en su cabeza. ¿Es acaso la literatura una forma de locura? ¿Necesitamos leer y escribir para entender la realidad o para curarnos de ella?



Julia Urquidi, la inolvidable tía Julia de Vargas Llosa  (Necrológica de EL PAIS)

Vargas Llosa y el escribidor (Domingo Induráin)


lunes, 25 de diciembre de 2017

Ensayo sobre Ciorán



Savater, F. 1974. Ensayo sobre Ciorán. EspaPDF

Una apasionante introducción al filósofo rumano-francés. Un tratado sobre la lucidez, sobre la importancia de ver las cosas como son, sobre la desesperanza y el desengaño. Un libro para quitar velos y espejismos y acercarse a la realidad y la verdad. Su relación con el budismo es constante, por su pasión por el despertar y su saber tomar asiento en la vacuidad y la incertidumbre. Se citan en la obra también otros pensadores y escritores que han influido o están relacionados con la filosofía de Ciorán, como Blaise Pascal, Paul ValeryFiódor Dostoyevski, Friedrik Nietzsche, Samuel Beckett, Jorge Luis Borges o Cesare Pavese

Son innumerables los párrafos que podría citar de este libro, pero valgan algunos ejemplos:

"El placer de la renuncia a todo reposo en cualquier certeza es el botín que la lucidez conquista en su desengañada correría; y el desapego, el desasimiento, esa libertad negativa que prende fuego a todas sus naves, para poder nadar mejor."  (p 20)

"El que despierta no abre los ojos a una realidad positiva, sino que más bien percibe los vacíos que agujerean el texto del mundo; más que emborracharse de luz, el despierto se sensibiliza a la oscuridad fundamental que la policromía ilusoria de lo que hay pretende enmascarar. Dejar de estar engañado, despertar, es constatar hasta qué punto toda explicación encubre una apología, toda coherencia una falacia." (p 28)
"Quizá no seamos tan inocentes respecto a nuestra imbecilidad como pudiera suponerse: tememos más al desvelamiento de lo inevitable que a lo inevitable mismo. Presentimos que la verdad nos paralizaría y creemos, sorprendentemente, que eso es un argumento contra ella." (p 37)

"En el vacío —real, verbal, espejos puestos uno frente al otro devolviéndose mutuamente la misma imagen nula—, el espíritu pierde pie, el pensamiento se abisma. Esta situación de hundimiento, de precipitarse en la ausencia de fondo, provoca ese éxtasis negativo." (p 53)

"Nunca admitiremos lo obvio: que la vida no da para más, que su condición es esencialmente mestiza —una situación pura, como sueñan todas las utopías, nos liquidaría—, que la única novedad que puede esperarse, a nivel del individuo, de la civilización o de la especie, es la muerte, el cese —lo cual ni siquiera puede considerarse un final, pues todo lo que vive es tan superfluo que cada muerte da paso a nuevos renaceres, otros ciclos vitales y otros acabamientos, no menos aleatorios…"(p 86)


«Lo que irrita de la desesperanza es lo bien fundada que está, su evidencia, su “documentación”: es un reportaje. Examinad, en cambio, la esperanza, su generosidad en lo falso, su manía de fabular, su rechazo del acontecimiento: una aberración, una ficción. Y es en esta aberración en la que reside la vida y de esta ficción se alimenta» (p100) 

 

domingo, 3 de diciembre de 2017

El Triunfo de los Principios. Cómo vivir con Thoreau


Montesinos, T. 2017. El Triunfo de los Principios. Cómo vivir con Thoreau. Ariel

El 12 de julio de 2017 se cumplió el 200 aniversario del nacimiento de Henry David Thoreau, filósofo, poeta, escritor y maestro, en Concord, Massachusetts. Por este motivo, se han reeditado sus obras y se han escrito libros como éste, en el que se profundiza en su personalidad y su filosofía. Montesinos emprende un viaje al mundo interior de Thoreau, sus relaciones, sus facetas oscuras y sus grandes virtudes; sus opiniones sobre la educación y la cultura, el trabajo, la ociosidad, la esclavitud o la guerra; su rechazo a las instituciones y el modo de vida moderno; sus máximos valores como la sencillez, la sinceridad, la confianza en uno mismo, o el contacto con la naturaleza; su ecologismo, su defensa de la desobediencia civil, su pasión por caminar y su integridad.

"Cómo vivir. Cómo sacarle el mayor partido a la vida. Cómo libar la miel de la flor del mundo. Ese es mi trabajo diario. Tan ocupado como una abeja. Recorro errante los campos , y no hay momento más feliz que aquel en que me siento saturado de miel y de cera. Soy como una abeja que busca todo el dia los dulces de la vida" (p.18)


Reseña (Europa Press) 

Thoreau, el disidente irreductible (EL PAIS)

200 años de un maestro de la desobediencia (El diario de la Educación)

Why I still love Thoreasu's Walden (Washington Post)

Thoreau (BBC 4 IN OUT TIME)

 

El Monje y el Filósofo




Revel, J.F. y Ricard, M. 1998. El Monje y el Filósofo. Urano

El padre, Jean-François Ravel, filósofo, dialoga con su hijo, monje budista, y le plantea todos los interrogantes que una mente agnóstica occidental le haría a cualquier interpretación religiosa del mundo. Ante el interrogatorio, la fuerza del budismo radica en que no se trata de una religión de revelación, sino de auto-descubrimiento personal. Por tanto, la interrogación y la búsqueda personal son la base, y no un obstáculo, o al menos no deberían serlo. Esta es la única forma en la que los occidentales podemos llegar a entender esta religión (o esta filosofía): no podemos prescindir de los conocimientos científicos en los que hemos basado nuestra forma de entender la vida ni de la curiosidad y escepticismo, valores que la ciencia preconiza para entender la realidad. Este libro es un ejemplo del diálogo que se debe mantener entre la filosofía oriental y la occidental, línea en la que se hallan otros autores citados en el libro como Daniel Goleman o Francisco Valera (p.89).

Se citan en la obra pensadores franceses interesantes de conocer, como René Guenón, (p.16), Henri Bergson (p.75), Jacques Ellul (p.157), Luc Ferry (p.173), Thomas Merton (p.174), André Migot (p.179) o Arnaud Desjardins (p.17), al que ya conocía gracias a André Comte-Sponville (que también aparece citado en el libro, p.183). También se cita a E.M. Ciorán como el "más original de los moralistas modernos" (pp.184, 213, 296), autor del que tenemos un especialista de primera línea en España, Fernando Savater.

Ravel es inquisitivo y pertinaz en todas sus dudas, escéptico en todo aquello que no es demostrable, y Ricard se defiende con argumentos muy convincentes en casi todos los terrenos, excepto en lo relativo a la reencarnación, el karma y la conciencia sutil, asuntos en los que los argumentos hacen aguas, desde mi punto de vista. Por ejemplo, cuando afirma que "en el momento de la muerte la conciencia se reabsorbe durante breves instantes en aquello que se denomina "el espacio luminoso del plano absoluto", del que luego surge para atravesar un estadio intermedio, o bardo, que conduce a una nueva existencia o renacimiento"(p.251) Este tipo de afirmaciones son imposibles de digerir por una mente educada en el ejercicio de la razón. Por otro lado, donde mejor se defiende Ricard es en el terreno del budismo como disciplina y práctica del despertar y combatiente del sufrimiento: "el objetivo fundamental de una "disciplina" espiritual es que la vigilancia sea siempre perfecta. La atención y la presencia despierta son dos cualidades fundamentales que la vida espiritual nos ayuda a desarrollar" (p.204). Aquí, el budismo lo tiene todo por ofrecer.

Ravel, además de abiertamente crítico con todo lo que no le convence del budismo, lo es también con el camino tomado por la filosofía en Occidente, donde "la filosofía ha abandonado su función de sabiduría... la conquista de la sabiduría, el descubrimiento de un sentido dado a la vida humana..." (pp.205-6). Según él, el último filósofo en llevar esto a cabo fue Spinoza, al que también tanto admira Comte-Sponville.

En el libro también se habla de ciencia, de política, de psicología, de psicoanálisis y de progreso. Finalmente, el filósofo concluye diciendo que la conversación le ha inspirado "una admiración cada vez mayor por el budismo como sabiduría y un escepticismo cada vez más grande por el budismo como metafísica" (p.319), y que uno de sus mayores descubrimientos ha sido que "el quietismo budista es una leyenda" (p.322). Finalmente, afirma que "el trasfondo teórico de la sabiduría budista sigue pareciéndome indemostrado e indemostrable...  solo me siento dispuesto a aceptarla en su forma pragmática, como lo hago con el epicureísmo y el estoicismo" (p.323).

En esto coincide con el monje, que concluye subrayando la virtud principal del budismo: "el budismo propone una ciencia de la mente, una ciencia contemplativa que es más actual que nunca y no dejará de serlo, pues aborda los mecanismos fundamentales de la felicidad y el sufrimiento" (p.325).

Habrá que leer su otro libro, El Infinito en la Palma de la Mano, publicado por la misma editorial, en el que Ricard conversa en esta ocasión con un científico astrofísico, Trinh Xuan Thuan.

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domingo, 19 de noviembre de 2017

El Mundo de Ayer


Zweig. S. 2002. El Mundo de Ayer. Memorias de un Europeo. Acantilado

La lectura de Mendel el de los Libros y la película Stefan Zweig: Adiós a Europa me dieron a conocer a Zweig, y provocaron la curiosidad por conocer la autobiografía de un hombre que fue testigo de la montaña rusa que supuso la historia de Europa en el siglo XX. Vivió en lo más alto y lo perdió todo, teniendo que aprender a nacer varias veces. De ahí el interés por un relato vital que me ha resultado apasionante, sincero, honesto y lleno de sorpresas y reflexiones muy interesantes. Por ejemplo, sobre el progreso:

"El siglo XIX, con su idealismo liberal, estaba convencido de ir por el camino recto e infalible hacia "el mejor de los mundos"... esa fe en el "progreso" ininterrumpido e imparable tenía para aquel siglo la fuerza de una verdadera religión; la gente había llegado a creer más en dicho "progreso" que en la Biblia, y su evangelio parecía irrefutablemente probado por los nuevos milagros que diariamente ofrecían la ciencia y la técnica." (P.19)

 Sobre los judíos:

"En opinión generalmente aceptada, la verdadera y típica finalidad de la vida de un judío consiste en hacerse rico. Nada más falso. Para él, llegar a ser rico, significa solo un escalón, un medio para lograr el auténtico objetivo, pero nunca es un fin en sí mismo. El deseo propiamente dicho del judío, su ideal inmanente es ascender al mundo del espíritu, a un estrato cultural superior." (p.29)

"¿No era mi pueblo el que siempre era vencido por todos los demás pueblos, una y otra vez, y sin embargo, los sobrevivía gracias a una fuerza misteriosa, precisamente la de convertir la derrota en victoria por la voluntad de salir airoso de cada nueva catástrofe? (p.322-3)

Sobre la escuela:

"Porque, si he de ser sincero, toda mi época escolar no fue sino un aburrimiento constante y agotador que aumentaba de año en año debido a mi impaciencia por librarme de aquel fastidio rutinario... Para nosotros la escuela era una obligación, una monotonía tediosa, un lugar donde se tenía que asimilar, en dosis exactamente medidas, la "ciencia de todo cuanto no vale la pena saber", unas materias escolásticas o escolastizadas que para nosotros no tenían relación alguna con el mundo real ni con nuestros intereses personales." (p. 51)

Zweig analiza estos y otros muchos temas de la forma de vida de la primera mitad del siglo XX en el corazón de Europa: el mundo de las relaciones sexuales (p.122), el papel del arte o la creación (pp. 212, 440), la inflación (pp. 394,398), y sobre todo la guerras (vivió las dos guerras mundiales y la guerra civil española), siempre desde la perspectiva de la que sería la idea fundamental de su vida: "la unión espiritual de Europa" (p.411).

Es de sumo interés la galería de personajes que conoció y con los que trabó amistad: Theodor Herlz (139), Rudolph Steiner (156), Emile Verhaeren (162), León Bazzalgete (181) Rilke (194), Rodin (212) Romain Rolland (258,305,338), James Joyce (350) Gorki (427), Benedeto Croce (431), Richard Strauss (463) o Freud (526). Las descripciones están realizadas con una sutileza y un cariño que motivan a leer todas las biografías que escribió, de las cuales su preferida, la más "personal y privada", fue Erasmo, seguida de la obra de teatro sobre Jeremías. Gracias a la escritura de esta última sobrevivió al horror de la guerra, usando la creación y el arte como terapia:

"En medio de la guerra, mientras los demás se demostraban mutuamente la infalible victoria con prematuros gritos de triunfo, yo me precipité al más profundo abismo de la catástrofe y allí busqué la ascensión... Desde el momento en que intenté darle forma, dejé de sufrir con tanta intensidad la tragedia de la época." (p.323)

De todos los momentos del libro, me quedo con la descripción del día en que recibió la noticia de que los alemanes habían invadido Polonia. En ese momento se encontraba en Londres:

"Y sabía una vez más que todo lo pasado estaba prescrito y todo lo realizado, destruido: Europa, nuestra patria, por la que habíamos vivido, sería devastada más allá de nuestras propias vidas... El sol brillaba con plenitud y fuerza. Mientras regresaba a casa, de pronto observé mi sombra ante mí; se cernía sobre mis pensamientos noche y día; quizás su oscuro contorno se proyecta también sobre muchas páginas de este libro. Pero toda sombra es, al fin y al cabo, hija de la luz y solo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, sólo éste ha vivido de verdad. " (p. 546)


The Guardian review

The Washington Times review

La vertiginosa épica del sentimiento

Joseph Roth y Stefan Zweig: Cartas desde el mundo de ayer






La Maldición de los Montpensier


Robles, F. 2017. La Maldición de los Montpensier. Algaida

Una ventana al convulso siglo XIX español, desde la perspectiva de Sevilla. Como toda novela histórica nos muestra a los personajes enfrentados a la realidad de sus vidas, una realidad trágica a pesar de ser uno un escultor de renombre y la otra un personaje de la realeza con una vida supuestamente feliz y acomodada.

Susillo, el escultor, sólo encuentra una manera de sobrevivir al tormento de una realidad personal que no quiere ver y que no acepta: el suicidio.

María Luisa Fernanda de Borbón, la infanta, el eje central de la narración, y a través de cuya voz se desarrolla la historia en su mayor parte, atormentada por la cruda realidad de la muerte de siete de su nueve hijos, sólo encuentra la paz en la confesión y finalmente en "Dios, la forma más perfecta del consuelo".


Reseña de ABC

Reseña de EFE

Entrevista a Paco Robles en RNE






sábado, 18 de noviembre de 2017

The Demon-haunted World


Sagan, C. 1997. The Demon-haunted World. Science as a Candle in the Dark. Headline.

(traducido al español como El Mundo y sus Demonios, por Editorial Crítica)

Cosmos marcó mi adolescencia, introduciendo los valores del pensamiento racional y científico como una luz capaz de guiarnos a los seres humanos en la oscuridad y la ignorancia. De Cosmos pasé a otros libros como Los Dragones del Edén (The Dragons of Eden), que me abrió las puertas al apasionante mundo del cerebro desde el punto de vista de la evolución o Sombras de Antepasados Olvidados (Shadows of Forgotten Ancestors), que intentaba responder a la eterna pregunta: ¿Qué nos hace humanos? desde una perspectiva científica.

Carl Sagan mantuvo constante, durante toda la vida, su lucha contra la superstición, las creencias sin fundamento y lo paranormal, haciendo ver que la realidad es lo suficientemente fascinante por sí misma. A ella debemos enfrentarnos con una doble actitud, una mezcla equilibrada de curiosidad y escepticismo:

"At the heart of science is an essential balance between two seemingly contradictory attitudes -- an openess to new ideas , no matter how bizarre or counterintuitive, and the most ruthlessly sceptical scrutiny of all ideas, old and new" (p.287).

El presente libro es una apología de estas dos virtudes, las únicas que pueden guiar nuestro camino en la apasionante misión de entender la realidad y la verdad. Pero, desafortunadamente, en ese camino aparece constantemente la distorsión de la realidad, a veces por nuestro miedo a la verdad, otras por necesidad de consuelo rápido, y otras malintencionadamente. Sagan pasa revista a todas las patrañas urdidas por el fenómeno ovni, la espiritualidad de la New Age o el esoterismo, siendo de especial interés el capitulo del que el libro toma el nombre, en el que se retrotrae a las creencias en demonios y falso espíritus que dieron lugar a las cazas de brujas y las persecuciones de la Inquisición.

Como siempre, Sagan aúna ciencia y humanismo de forma magistral, y eso es lo que lo hace tan atractivo. Nos introduce en la vida de grandes hombres que favorecieron el progreso: científicos como James Clerk Maxwell, al que coloca a la altura de Newton o Einstein en el delicioso capítulo "Maxwell and the Nerds"; activistas de la importancia de Frederick Douglas en el capítulo "The Path to Freedom"; valientes de la talla de Friedrich von Spee (p.381), que denunció la persecución inhumana de la supuesta brujería; o políticos de la altura de Benjamin Franklin o Thomas Jefferson en el capítulo "Real Patriots Ask Questions".

Uno de los capítulos empieza con la siguiente cita de Poincaré: "We also know how cruel the truth often is, and we wonder whether delusion is not more consoling". Es cierto, a veces no queremos ver la realidad, pero la realidad es donde vivimos, aquello que debemos intentar conocer y entender. Esta es nuestra principal misión, y solo hay una forma de hacerlo: desde la libertad. "Ubi dubium ibi libertas: Where there is doubt, there is freedom", es otro de los proverbios con los que Sagan empieza uno de los capítulos de este libro escrito con el propósito de desvelar y denunciar todo lo que nos aparta de la libertad y el derecho a dudar.

The Guardian review

Audio book


martes, 24 de octubre de 2017

La Lucha por la Dignidad




Marina, J.A. y De la Válgoma. M. 2000. La Lucha por la Dignidad. Teoría de la Felicidad Política. Editorial Anagrama.

De la misma forma que Pinker en su libro The Better Angels of Our Nature, los autores mantienen la tesis de que la humanidad progresa, y de que la civilización occidental ha conseguido conquistar cotas de dignidad para el ser humano como ninguna otra, aunque es una tarea ni mucho menos acabada. En ese sentido son libros paralelos, con la diferencia de que el libro de Marina y De la Válgoma  se centra en la evolución jurídica y el progreso moral y ético de las leyes y los derechos humanos. Este libro, al igual que el de Pinker, parte del relato del sufrimiento que los seres humanos se han causado unos a otros a lo largo de la historia (la esclavitud, la tortura, la discriminación de la mujer, la discriminación racial, la arbitrariedad jurídica, etc) para ir analizando las conquistas que han permitido ir mejorando hasta llegar a nuestra situación.

El libro también tiene un importante aspecto en común con Sapiens, de Yuval Harari: ambos enfatizan el hecho de que los derechos humanos son una invención más, otro mito creado por el hombre, que no provienen de la naturaleza ni de ningún ente divino, ni existen como tales en una realidad objetiva fuera de nuestras mentes. De ahí la necesidad de protegerlos y cuidarlos, y sobre todo ser muy conscientes de todo lo que nos ha costado conseguirlos:

"Los conceptos de "dignidad", de "derechos", de "derechos humanos", de "libertad" son en la actualidad conceptos rodados. Son la manifestación de lo más brioso que ha inventado la inteligencia humana, vivimos gracias a ellos, y, sin embargo, los pensamos sin exaltación" (p.302).

Los autores ponen el énfasis en que estos derechos no provienen de ningún lugar preestablecido, sino que son una genial invención humana, concretamente los derechos individuales: hay que recelar de los derechos colectivos o nacionales, que según los autores, terminan imponiéndose a los individuales y cayendo en la tiranía. Desde este punto de vista el libro también ofrece una interesante reflexión sobre los nacionalismos y el derecho de autodeterminación: estamos en una momento de la historia en que hemos de transcender la soberanía nacional y aspirar a una Constitución Universal que reconozca la dignidad de todos y cada uno de los seres humanos por encima de pueblo, grupo, raza o nación.

Para los autores, las fuerzas que han guiado y siguen guiando este proceso son la creatividad y sobre todo, la compasión, que parte de la necesidad de aliviar el sufrimiento y la humillación humanas (p. 203). Los autores citan el libro de Aurelio Arteta La Compasión o el de John Boswell La Misericordia Ajena como referencias clave para esta idea. En cambio, la indignación como fuerza promotora del cambio sólo se menciona de pasada en la página 203 (esa idea tan importante en el libro de Mishra) y la lucha de clases y las conquistas conseguidas por el movimiento obrero están totalmente ausentes del relato. 

Es la compasión, junto con la inteligencia y y su capacidad creadora, la base de la creación de un "mito legitimador de una forma de vida que consideramos buena" (p.203), un "gancho trascendental" que nos eleva, porque la "ciudad feliz se construye de abajo arriba". En ese sentido, el libro se acerca a la tesis de Comte-Sponville en El Mito de Ícaro: "La historia no es algo que haya que adivinar, ni preservar, ni reconocer. Es algo que hay que hacer... No hay mundo inteligible, como tampoco hay ningún "modelo en el cielo". No hay caída: la historia parte desde tan abajo, que ya solo le queda elevarse" (pp.228-229).

Pero a diferencia de Comte-Sponville, que dice que "tampoco hay ninguna cima en la que descansar: no hay edad de oro, no hay Ciudad del Sol..." (p.229) y no cree en la idea de progreso, los autores de este libro sí creen que "la esencia humana no está en el pasado, sino en el futuro" (p.203), que ha habido una "clara convergencia histórica y continuado progreso moral" (p.26), y que "sobre estos cimientos podríamos construir la Ciudad Feliz" (p.300).

¿Es esta una vana esperanza o realmente lo conseguiremos?

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Arteta, A. 1996. La Compasión. Paidós.
Boswell, J. 1999. La Misericordia Ajena. Muchnick.
Comte-Sponville. A. 2011 (2ª ed.). El Mito de Ícaro. Tratado de la Desesperanza y la Felicidad. Mínimo Transito.
Harari, Y. 2011. Sapiens. Contador.
Mishara, P. 2017. Age of Anger. Allen Lane.
Pinker, S. 2011. The Better Angels of Our Nature. Viking.


lunes, 18 de septiembre de 2017

Age of Anger


Mishra, P. 2017. Age of AngerA History of the Present. Allen Lane.

(el libro ha sido traducido al español como La Edad de la Ira, por Galaxia Gutenberg).

El libro de Mishra es un tratado sobre la ira y el resentimiento en la sociedad moderna: dos sentimientos que son la causa de una buena parte de la violencia ejercida por los seres humanos unos contra otros. La tesis de Mishra es que tanto el terrorismo yihadista, la ola de indignación que recorre el mundo tras la crisis económica, el nacionalismo, el populismo, la xenofobia, el odio al inmigrante, el crecimiento de movimientos autoritarios y ultraderechistas en muchas democracias occidentales... todos tiene algo en común: el resentimiento contra las élites cuyas raíces se retrotraen a la Ilustración y el inicio del Romanticismo.

El debate agrio mantenido entre Voltaire, el hombre ilustrado perteneciente a la élite de su tiempo, y Rousseau, el precursor del Romanticismo y los nacionalismos , es bien conocido y está bien resumido en la historia de la filosofía occidental de Bertrand Russell. Russell ya señaló la filosofía de Rousseau como la base de los totalitarismos que finalmente conducirían al fascismo, el nazismo o el estalinismo (ver abajo el enlace a la página de Francisco Fernández Buey) . La originalidad de Mishra es hacer constatar ese mismo momento como el punto de partida de la ira y el resentimiento generalizados en la sociedad actual, en la que millones de personas se indignan y rebelan por la contradicción constante entre los beneficios prometidos por la globalización, el progreso tecnológico y científico y la economía de mercado por un lado y la cruda realidad del retroceso en derechos, nivel de vida y perspectivas de futuro o la ausencia total de esperanza alguna por otro.

El libro de Pinker The Better Angels of Our Nature también menciona el resentimiento como uno de nuestros demonios internos y más importantes causas de violencia (página 524), pero en general su perspectiva es optimista, en el sentido de que hay una línea de progreso que entre otros muchos factores fue puesto en marcha por la Ilustración y que dio lugar a una serie de reformas humanitarias que han significado un avance significativo en la reducción global de la violencia (lo que él llama "Revolución Humanitaria", p. 183).

Mishra, en cambio, tiene un punto de vista opuesto: no ha habido progreso, estamos en el mismo punto en que ya se encontraban Voltaire y Rousseau. Allí se puso en marcha un proceso que ha dado lugar a un orden mundial basado en la globalización y el capitalismo, un mundo que crea falsas esperanzas frente a una realidad cada vez más desgarrada por la desigualdad y la injusticia:

"The political impasses and economic shocks of our societies, and the irreparably damaged environment, corroborate the bleakest views of nineteenth-century critics who condemned modern capitalism as a heartless machine for economic growth, or the enrichment of the few... The present order, democratic or authoritarian, is built upon force and fraud; they incite a broader and more apocalyptic mood than we have witnessed before" (pp.345-346).

¿Con qué punto de vista nos quedamos? ¿Avanza nuestro mundo en un sentido positivo o, por el contrario, el resentimiento provocado por la injusticia sigue latente o incluso más pujante que nunca debido a la exhibición impúdica, evidente y constante de las diferencias sociales que permiten las tecnologías de la comunicación? (ver artículo de Stephen Hawking) ¿Es posible que el resentimiento contra las élites sea la fuerza impulsora común de la violencia en la sociedad moderna?


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Pinker, S. 2011. The Better Angels of Our Nature. Why Violence Has Declined. Viking

Russell, B. 2005. History of Western Philosophy. Routledge


The Guardian review

Welcome to the age of anger (The Guardian)

The New York Times review

How Rousseau predicted Trump (The New Yorker)

Entrevista en El Mundo

Para leer a Rousseau (Biblioteca virtual F.F. Buey)

This is the most dangerous time for our planet (Stephen Hawking)




viernes, 8 de septiembre de 2017

El Mito de Sísifo y El Extranjero




Camus, A. 2012. El Mito de Sísifo. Alianza Editorial
Camus, A. 2012. El Extranjero. Alianza Editorial.

Camus publicó estos libros en 1942. Ambos son un estudio de la condición humana, el primero desde el ensayo y el segundo desde la novela.

En El Mito de Sísifo, Camus hace un análisis de la filosofía existencial, intentando distanciarse de ella (a pesar de que nunca lo consiguió de manera definitiva). Camus está de acuerdo en los principios de esta filosofía, pero se distancia de estos filósofos cuando terminan buscando la esperanza y el sentido en algún lado, unos en Dios (como Kierkegaard), otros en la Historia (como Husserl).

Camus, en cambio, intenta ser coherente desde el principio hasta el fin. No quiere agarrase a ninguna esperanza de ningún tipo, y ésta es su grandeza. Asume el destino del hombre, y la falta de sentido de la vida -- al menos de un sentido a priori o de un sentido trascendente fuera de nuestra condición humana.

No hay salvación posible salvo en la propia aceptación de la realidad. Sísifo fue condenado por los dioses a subir permanentemente una piedra a lo alto de una montaña, y cada vez que llegaba a la cima, la piedra volvía a caer y había que empezar de nuevo. Camus recupera este mito como metáfora de la vida humana. Lo hizo a mediados del siglo pasado, pero su vigencia es absoluta. En una sociedad en la que se nos hace creer que la felicidad es algo al alcance de la mano, y en la que la comodidad y la satisfacción inmediata de los deseos son valores supremos, es necesario que alguien nos recuerde lo absurdo de nuestra existencia, la falta de sentido o esperanza, y que no cabe otra salida que la aceptación digna de nuestro destino, siendo ésta la única forma de otorgarle un sentido.

Camus alude a un momento clave en la vida de Sísifo: el momento en que llega arriba y tiene que volver a bajar, y es consciente de que, una vez más, hay que estar dispuesto a empezar de nuevo. En ese instante, Sísifo sabe que solo tiene una forma de vencer al destino: aceptándolo con alegría. No queda otra posibilidad digna. Solo así no será vencido. Camus no se anda con paños calientes, ni quiere ningún tipo de consuelo o esperanza falsa. Esto es lo que hay, esta la condición humana, y la única manera honrosa de seguir adelante es decir sí, aceptando la verdad y la realidad, y vivir la vida como es.

¿Tiene esto algo que ver con la resignación cristiana? Puede parecerlo, cuando Jesús dice: "Coge tu cruz y sígueme", pero este camino ofrece una promesa de salvación, un premio, una esperanza. En cambio, podríamos decir que la dirección indicada por Camus es: "Coge tu cruz y sigue tu propio camino." ¿Por qué razón? Para vencer al destino. Es una actitud de rebeldia, no de resignación. Haz lo que tengas que hacer cada día, y hazlo con la frente alta, sin esperanza alguna. Esa es la única libertad que realmente tiene el ser humano: ser consciente de lo que tiene que hacer, y hacerlo con alegría,  sabiendo que no va a llegar a ninguna parte. La otra salida, con al que Camus empieza el libro, es el suicidio, pero Camus es un defensor de la vida con todas su sus consecuencias.

¿Tiene algo que ver esta actitud con el estoicismo? En este caso nos acercamos un poco más, pues los estoicos también insisten en la aceptación alegre del destino, pero ellos la aceptan porque creen en una ley bondadosa, providencial y divina que ordena el mundo hacia la perfección y la alegría, y lo que hemos de hacer es dejarnos arrullar por ella. Para Camus no hay nada de esto, solo silencio,  silencio indiferente.

Quizás la conexión más similar a esta forma de entender la vida es la del budismo zen. Cuando el alumno pregunta a su maestro: "¿Qué es la iluminación", éste contesta: "Traigo agua, corto leña". Es decir, simplemente hago lo que me toca hacer en cada momento. Esto sí se acerca a la postura de Camus, pues no hay nada más allá que la mera aceptación de la realidad de la vida. (De hecho, en el conocido libro de Charlotte Joko Beck Nothing Special: Living Zen, hay un capítulo completo dedicado al mito de Sísifo).

Lo que Camus propone, por lo tanto, es un canto a la valentía, a la dignidad, a la verdad. ¿Una ética para héroes? Quizas. Pero, ¿acaso no es un héroe todo ser humano que vive su vida día a día, con sus tropiezos, sus caídas, sus contratiempos, sus desgracias, sus catástrofes, y sale adelante? Estamos rodeados de héroes.

El personaje principal de El Extranjero se ve envuelto en una situación que no ha buscado y que desemboca en el cadalso, que es el lugar donde al fin y al cabo, termina toda vida humana. Ese es el momento clave donde hay que encarar definitivamente nuestro destino, y es el momento de no rendirse y afrontarlo con dignidad y verdad. Así lo hace Meursault. No acepta falsas salidas, ni promesas de salvación, ni excusas, ni subterfugios. Tal y como hizo Sócrates, es valiente y sabe que la única salida digna es tomarse la cicuta siendo consciente del momento final. Desde luego, no es una filosofía para pusilánimes.

Tanto El Mito de Sísifo como El Extranjero hacen referencia al hombre solo, totalmente solo, en el momento en que cada persona está a solas con su destino. Cuando uno lee los dos libros, se pregunta: ¿dónde están los demás seres humanos? ¿Qué papel juegan en todo esto? ¿Estamos condenados a una soledad absoluta? Porque esa sería la otra salvación posible para Sísifo: saber que él no es el único que tiene que acarrear su propia piedra hacia arriba, que exactamente lo mismo tienen que hacer todos los demás, y que la única otra salida que tenemos, aparte de la aceptación,  es ayudarnos unos a otros.

Pero para averiguar lo que dice Camus sobre esta posible vía de salvación, habrá que leerse El Hombre Rebelde o La Peste, libros a los que quedamos emplazados.


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Joko Beck, C. 1993. Nothing Special: Living Zen. Harper Collins. (publicado en español como La Vida tal como es por Gaia Ediciones en 2007


Reseña de El Extranjero de Vargas Llosa


miércoles, 30 de agosto de 2017

Human


Gazzaniga, M.S. 2008. Human. The Science Behind what Makes Us Unique. Harper Collins.

(El libro está publicado en español bajo el título ¿Qué nos Hace Humanos? por Paidós Ibérica)


Gazzaniga ofrece en este libro una descripción detallada de la naturaleza humana desde su punto de vista de neurocientífico. Es apasionante cómo nos hace visibles la especificidad de nuestro cerebro y las raíces biológicas de nuestra sociabilidad, nuestra moralidad, nuestros sentimientos y emociones, nuestra necesidad de arte y de espiritualidad, para terminar con el sutil mundo de la conciencia y el yo y una última reflexión sobre la posibilidad de cambiar nuestra naturaleza debido al exponencial avance en genética e inteligencia artificial en la última década. 

Desde la introducción, Gazzaniga deja clara sus intenciones: poner el énfasis no en lo que nos une, sino en lo que nos diferencia de los animales: "Even though we have all these connections with the biologic world from which we came, and we have in some instances similar structures, we are hugely different... I have decided that something like a phase shift has ocurred in becoming human" (p.3).

Desde el principio, hay que dar un aviso para creacionistas y entusiastas del diseño inteligente: Gazzaniga no trata de convencernos de que el ser humano es el producto final de una cadena o que esté en la cima de una jerarquía. En seguida aparecen los que se frotan las manos: "¿Lo ves? ¡Somos la especie elegida!¡Lo confirman los científicos!". Pero Gazzaniga no dice esto, tan sólo dice que somos únicos, no que seamos los reyes de la creación.

Por ejemplo, hablando sobre las características de nuestro cerebro, y argumentando en contra de la importancia del tamaño del mismo, Gazzaniga se reafirma frente a la idea equivocada de que los seres humanos estemos colocados en la cima de ninguna escalera evolutiva. Estamos simplemente situados en el exterior de una rama de un árbol: "The general acceptance of this notion... led to the construction of the philogenetic scale that some of us learned in school, with man sitting at the top of an evolutionary ladder, rather tan out of the branch of a tree" (p.11). En otro lugar, afirma: "We are all carbon-based creatures, yet every species is unique, and we are too. Every species has answered the problema of survival with a different solution, filling a different niche" (p.388). En esto es en lo que Gazzaniga pone el énfasis a lo largo del libro, en nuestra singularidad como especie y cómo ha llegado a producirse.

Las principales diferencias que Gazzaniga encuentra con los animales son las siguientes. Una, nuestra necesidad de darle explicación a todo buscando siempre una causa inicial y nuestra obstinación en que todos los seres tiene una esencia independiente de su apariencia: "We alone form concepts about imperceptible things and try to explain an effect as having be caused by something... We understand that other living things have an invisible essence that is independent of our appearance" (p.274). Está claro que estas características son las creadoras del animismo, los mitos y las religiones (una de nuestras principales características como especie, según argumenta Harari en Sapiens). La otra, y quizás la principal, el módulo que él llama el "interpreter" ubicado en la parte izquierda del cerebro, que toma la información procedente del exterior y la integra de una manera única para crear la auto-conciencia. Esta es la única vez en el libro que se vuelve a hablar de "cambio de fase":  "I propose that the left-brain interpreter is uniquely human... There has been a phase shift. The degree to which humans are self-aware is unique (p.302)."

No obstante, si analizamos bien esta frase, vemos que incluso en el momento en que Gazzaniga es más rotundo con respecto a nuestra singularidad, dice "el grado en que somos auto-conscientes". Es decir, estamos incluso aquí ante una cuestión de grado. Debido a este y otros muchos ejemplos, la lectura del libro ha tenido un efecto curioso en mí, porque la constante preocupación de Gazzaniga por encontrar pruebas sobre nuestras diferencias con otros animales, no ha hecho más que poner en evidencia todo lo que nos une. Es como si se tratara de un abogado defensor que intentara demostrar a toda costa que su defendido no pertenece al supuesto grupo al que parece estar vinculado, pero su búsqueda de pruebas minúsculas y detalles ínfimos hace crecer la sospecha de que la vinculación sí existe, y en alto grado.

En muchas ocasiones, Gazzaniga reconoce que aún queda mucho por investigar. En el interesantísmo capítulo sobre la conciencia, basado en gran parte en las investigaciones de Antono Damasio, admite al final: "Some animals have some degree of extended consciousness, but what animals possess it and to what extent is still unknown (p.320)." Por ello, como contrapunto a este libro, habrá que leer Beyond Words. What Animals Think and Feel, donde Carl Safina insiste en las limitaciones de los experimentos realizados con animales, y los observa en su medio natural (elefantes, lobos, ballenas...) poniendo el énfasis en lo contrario, en todo lo que nos une y no lo que nos separa.

Cuando Punset pregunta a Gazzaniga en su entrevista en Redes (ver más abajo) si somos realmente únicos y no es solo una cuestión de grado, éste responde con su habitual sentido del humor: "Sí que somos únicos. Nunca verás a una rata disfrutando de una partido de béisbol, ni a un par de chimpancés pilotando un avión". Obviamente. De la misma forma que nunca veremos a un hombre volando en una cueva a oscuras dejándose pilotar por los sonidos que emite. Cada especie es única, sin duda.

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Damasio, A. 2010. Self Comes to Mind. William Heinemann

Harari, Y.N. 2011. Sapiens. Vintage

Safina, C. 2015. Beyond Words. What Animals Think and Feel. Picador




domingo, 27 de agosto de 2017

La Leyenda Dorada de la Filosofía

Giménez Gracia, F. 2004 (2ª ed.). La Leyenda Dorada de la Filosofía. Ediciones Libertarias/Prodhufi

Melancolía filosófica, pulmonía racionalista, pulmonía empirista, luxación metafísica....estos son algunos de los diagnósticos realizados por Giménez Gracia para explicarnos las muertes de los filósofos. La idea de arrancar a partir de aquí, de la forma en que murieron los filósofos, es original y divertida, y muy bien traída, pues uno de los principales objetivos de la Filosofía ha de ser ayudarnos a comprender y enfrentarnos con la Muerte. El objetivo principal de libro, que no es otro que hacer atractiva la Filosofía a estudiantes e interesados en la materia, está conseguido. Su lectura es fluida, ingeniosa, plagada de anécdotas, y está concebida como un diálogo en el que el autor conversa con su mujer, su padres y otros amigos y conocidos. .

El autor, como él mismo dice al final del libro, se desnuda y no oculta sus preferencias, y esto es lo que lo hace atractivo, pues lo personaliza, le da sabor, y hace más comprensible la obra de cada filósofo, mucho más que si se tratase de un manual objetivo o aséptico. Cuando además uno comulga con la selección realizada, como me ha ocurrido a mi, pues lógicamente gusta más todavía: el autor no oculta sus preferencias por los presocráticos, los empiristas ingleses, Schopenhauer, Nietzsche o Russell, y se pone a gusto azotando a la Escolástica y la unión de Filosofía y Religión durante la Edad Media, ninguneando a algunos como San Agustín, que se queda con la cara a cuadros. Lógicamente siempre se echan en falta algunos y habría gustado más crítica con otros. Por ejemplo, yo habría sido más crítico con Platón, habría dedicado algún capítulo a los estoicos posteriores a Zenón (especialmente Séneca, cuya muerte también habría dado mucho juego en el libro), y por supuesto, uno completo a Spinoza. Pero claro, esto es como cuando cada aficionado al fútbol se empeña en crear la alienación favorita de la selección, momento en el que todos nos creemos más listos que el seleccionador nacional.

El humor acompaña al libro de principio a fin, y en este caso son los psicopedagogos el chivo expiatorio. Se les hace bullying de principio a fin, y las criaturas terminan molidas a palos. Pero así es el humor, y el autor ha hecho terapia personal al escribir el libro, pues posiblemente haya vivido en sus propias carnes, al haber sido docente, la disparidad tan grande que a veces se produce entre la teoría y la práctica, entre una teorización tan alejada a veces de la realidad como la de la Pedagogía y una ocupación tan pegada a la tierra como la docencia.

Pero hay algo del libro que no me ha gustado, que he dejado para el final. Se trata de algo ajeno al cuerpo central del libro, que incluso puede verse como una digresión anecdótica, pero que, como soy docente, no he podido dejar pasar. Esta digresión se produce en el capítulo dedicado a Carlos Marx y ocupa no más de dos páginas (292 y 293).

Aquí discrepo por completo con Giménez Gracia, en la visión apocalíptica que hace del sistema educativo estatal:

"A la escuela moderna se va a ver la tele, a jugar con los ordenadores, a ponerle alpiste a un periquito-a en el "taller de ciencias naturales lúdicas no sexistas" y a dibujar "mapamundis" del barrio en la clase de "Conocimiento del medio". En la escuela moderna el alumno no aprende nada, porque si aprendiera algo eso supondría una intolerable violación de su prístina naturaleza. En la escuela moderna se ha abolido la autoridad del profesor y ahora el mando lo ejercen los alumnos más necios, sinvergüenzas y crueles, que los hay a puñados y desde bien jovencitos. En la escuela moderna, cuando un alumno se caga en la silla del profesor, el culpable, siempre, ha sido el profesor, que no ha sabido motivarle lúdicamente para que el alumno saque a la superficie sus valores innatos de "higiene solidaria y no sexista". Todo esto, naturalmente, ocurre en la escuela estatal, aquella a la que van los hijos de los obreros (p.293)".

Desde mi punto de vista, se trata de un retrato distorsionado y tremendista de nuestras aulas. Un retrato que desgraciadamente, aparece con frecuencia en muchos medios, sobre todo los que quieren favorecer la privatización de la enseñanza, y que no es verdadero en absoluto. Gracias a la labor diaria del profesorado, en las escuelas e institutos sí hay enseñanza y aprendizaje. Por supuesto que los recortes y la incapacidad de los políticos para crear un sistema educativo consensuado lastra esta labor. Por supuesto que el ejercicio de la docencia es arduo y difícil, aún más en los tiempos en los que vivimos de constante revolución tecnológica, acceso instantáneo a los deseos, consumismo, individualismo, falta de autoridad de los padres y desestructuración de las familias. Por supuesto que la enseñanza secundaria de la escuela pública ya no es un lugar selectivo como el antiguo Bachillerato, donde iban sólo los elegidos, sino que se ha tenido que amoldar a los tiempos y universalizar la educación hasta los 16 años, y acoger a todas las clases sociales, capacidades y etnias. Pero esta labor diaria, que sin duda es más complicada que antes, lo es por todas estas razones, no porque sea más o menos lúdica, no sexista o porque se intente enseñar y aprender utilizando otras metodologías. Y por supuesto, los extremos que se citan en el libro -- que un alumno se cague en la silla del profesor -- son la excepción y no la norma, al menos en mi experiencia.

A continuación, el autor realiza una apología de la enseñanza privada:

"Quien puede pagarlo envía a sus hijos a otras escuelas donde se les exige, se les educa, se les mejora, se les prepara para que disfruten de placeres intelectuales complejos (los derivados de la lectura, o de la contemplación del arte, o del ejercicio de la ciencia) y, sobre todo, se les capacita para que accedan a los mismos puestos privilegiados que ocupan sus papás (p.293)". 

Este párrafo implica que en la escuela estatal no se exige, no se educa, no se prepara para el ejercicio intelectual y no se capacita al alumno para el acceso a profesiones de alta cualificación, acusación totalmente injusta cuando además se hace a costa de ensalzar a la enseñanza privada. Esta enseñanza, desde mi punto de vista, no es que sea mejor, sino que se beneficia de una menor diversidad en las aulas y una procedencia selectiva de su alumnado, que es al fin y al cabo lo que buscan los padres de los que allí los envían, es decir, evitar el roce con la realidad y mantener a sus hijos en una burbuja "incontaminada".

En fin, todo esto es de cualquier forma debatible, opinable, y cada uno puede ofrecer en su libro la versión de la realidad que tiene o le proporciona su ideología. Pero lo que no es de recibo, y esto ya me parece una distorsión grave de la realidad, es decir que el marxismo es el causante del deterioro del sistema educativo actual:

"Lamentablemente, esta idea de la bondad humana natural ha impregnado todo el pensamiento progresista del siglo XX, y ahora afecta de modo muy particular a la mal llamada pedagogía que infecta nuestras escuelas, que se ha convertido en la heredera de todos los disparates revolucionarios. El lema marxista "¡De cada cuál según su capacidad; a cada cuál según sus necesidades!" se ha convertido en el dogma principal de nuestro sistema educativo... total, que el marxismo... ahora es el inspirador de unos sistemas educativos que han convertido las aulas de los hijos de los obreros en un instrumento de perpetuación de su situación de marginación social y cultural" (pp. 292-293).

Al marxismo se le podrá acusar de muchas cosas, como de hecho se hace, pero esta última ya es lo que le faltaba. Respetamos que Giménez Gracia abomine de nuestro sistema educativo, pero por favor, que busque los culpables "ideológicos" en otro lugar: en la Psicología (en Vigotsky, en Bruner, en Piaget) o en la Pedagogía (el aprendizaje significativo de Ausubel, el constructivismo basado en la Psicología). Ninguno de estos autores tiene ningún conexión, al menos directa, con el marxismo.

Es cierto que el marxismo hunde sus raíces en el pensamiento de Rousseau, que supuso, según Bertrand Russell en su libro "History of Western Philosophy" (libro que recomienda Giménez y yo también) el caldo de cultivo de ideologías utópicas como el marxismo o el nazismo. Es cierto que Rousseau fue, junto con Descartes, uno de los cimientos de la doctrina de la "tábula rasa", que según Pinker, ha marcado la agenda de las humanidades de las ciencias sociales y las humanidades durante el siglo XX, y entre ellas también, la Psicología y la Pedagogía. Pero este paradigma, al que sí se le puede atribuir muchas de las bases ideológicas de nuestros sistemas educativos, es algo mucho más extenso y de lo cual el marxismo es sólo un producto más.


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Pinker, S. 2002. The Blank Slate. Penguin

Russell, B. 2005. History of Western Philosophy. Routledge