miércoles, 30 de agosto de 2017

Human


Gazzaniga, M.S. 2008. Human. The Science Behind what Makes Us Unique. Harper Collins.

(El libro está publicado en español bajo el título ¿Qué nos Hace Humanos? por Paidós Ibérica)


Gazzaniga ofrece en este libro una descripción detallada de la naturaleza humana desde su punto de vista de neurocientífico. Es apasionante cómo nos hace visibles la especificidad de nuestro cerebro y las raíces biológicas de nuestra sociabilidad, nuestra moralidad, nuestros sentimientos y emociones, nuestra necesidad de arte y de espiritualidad, para terminar con el sutil mundo de la conciencia y el yo y una última reflexión sobre la posibilidad de cambiar nuestra naturaleza debido al exponencial avance en genética e inteligencia artificial en la última década. 

Desde la introducción, Gazzaniga deja clara sus intenciones: poner el énfasis no en lo que nos une, sino en lo que nos diferencia de los animales: "Even though we have all these connections with the biologic world from which we came, and we have in some instances similar structures, we are hugely different... I have decided that something like a phase shift has ocurred in becoming human" (p.3).

Desde el principio, hay que dar un aviso para creacionistas y entusiastas del diseño inteligente: Gazzaniga no trata de convencernos de que el ser humano es el producto final de una cadena o que esté en la cima de una jerarquía. En seguida aparecen los que se frotan las manos: "¿Lo ves? ¡Somos la especie elegida!¡Lo confirman los científicos!". Pero Gazzaniga no dice esto, tan sólo dice que somos únicos, no que seamos los reyes de la creación.

Por ejemplo, hablando sobre las características de nuestro cerebro, y argumentando en contra de la importancia del tamaño del mismo, Gazzaniga se reafirma frente a la idea equivocada de que los seres humanos estemos colocados en la cima de ninguna escalera evolutiva. Estamos simplemente situados en el exterior de una rama de un árbol: "The general acceptance of this notion... led to the construction of the philogenetic scale that some of us learned in school, with man sitting at the top of an evolutionary ladder, rather tan out of the branch of a tree" (p.11). En otro lugar, afirma: "We are all carbon-based creatures, yet every species is unique, and we are too. Every species has answered the problema of survival with a different solution, filling a different niche" (p.388). En esto es en lo que Gazzaniga pone el énfasis a lo largo del libro, en nuestra singularidad como especie y cómo ha llegado a producirse.

Las principales diferencias que Gazzaniga encuentra con los animales son las siguientes. Una, nuestra necesidad de darle explicación a todo buscando siempre una causa inicial y nuestra obstinación en que todos los seres tiene una esencia independiente de su apariencia: "We alone form concepts about imperceptible things and try to explain an effect as having be caused by something... We understand that other living things have an invisible essence that is independent of our appearance" (p.274). Está claro que estas características son las creadoras del animismo, los mitos y las religiones (una de nuestras principales características como especie, según argumenta Harari en Sapiens). La otra, y quizás la principal, el módulo que él llama el "interpreter" ubicado en la parte izquierda del cerebro, que toma la información procedente del exterior y la integra de una manera única para crear la auto-conciencia. Esta es la única vez en el libro que se vuelve a hablar de "cambio de fase":  "I propose that the left-brain interpreter is uniquely human... There has been a phase shift. The degree to which humans are self-aware is unique (p.302)."

No obstante, si analizamos bien esta frase, vemos que incluso en el momento en que Gazzaniga es más rotundo con respecto a nuestra singularidad, dice "el grado en que somos auto-conscientes". Es decir, estamos incluso aquí ante una cuestión de grado. Debido a este y otros muchos ejemplos, la lectura del libro ha tenido un efecto curioso en mí, porque la constante preocupación de Gazzaniga por encontrar pruebas sobre nuestras diferencias con otros animales, no ha hecho más que poner en evidencia todo lo que nos une. Es como si se tratara de un abogado defensor que intentara demostrar a toda costa que su defendido no pertenece al supuesto grupo al que parece estar vinculado, pero su búsqueda de pruebas minúsculas y detalles ínfimos hace crecer la sospecha de que la vinculación sí existe, y en alto grado.

En muchas ocasiones, Gazzaniga reconoce que aún queda mucho por investigar. En el interesantísmo capítulo sobre la conciencia, basado en gran parte en las investigaciones de Antono Damasio, admite al final: "Some animals have some degree of extended consciousness, but what animals possess it and to what extent is still unknown (p.320)." Por ello, como contrapunto a este libro, habrá que leer Beyond Words. What Animals Think and Feel, donde Carl Safina insiste en las limitaciones de los experimentos realizados con animales, y los observa en su medio natural (elefantes, lobos, ballenas...) poniendo el énfasis en lo contrario, en todo lo que nos une y no lo que nos separa.

Cuando Punset pregunta a Gazzaniga en su entrevista en Redes (ver más abajo) si somos realmente únicos y no es solo una cuestión de grado, éste responde con su habitual sentido del humor: "Sí que somos únicos. Nunca verás a una rata disfrutando de una partido de béisbol, ni a un par de chimpancés pilotando un avión". Obviamente. De la misma forma que nunca veremos a un hombre volando en una cueva a oscuras dejándose pilotar por los sonidos que emite. Cada especie es única, sin duda.

_____________________________________________________________

Damasio, A. 2010. Self Comes to Mind. William Heinemann

Harari, Y.N. 2011. Sapiens. Vintage

Safina, C. 2015. Beyond Words. What Animals Think and Feel. Picador




domingo, 27 de agosto de 2017

La Leyenda Dorada de la Filosofía

Giménez Gracia, F. 2004 (2ª ed.). La Leyenda Dorada de la Filosofía. Ediciones Libertarias/Prodhufi

Melancolía filosófica, pulmonía racionalista, pulmonía empirista, luxación metafísica....estos son algunos de los diagnósticos realizados por Giménez Gracia para explicarnos las muertes de los filósofos. La idea de arrancar a partir de aquí, de la forma en que murieron los filósofos, es original y divertida, y muy bien traída, pues uno de los principales objetivos de la Filosofía ha de ser ayudarnos a comprender y enfrentarnos con la Muerte. El objetivo principal de libro, que no es otro que hacer atractiva la Filosofía a estudiantes e interesados en la materia, está conseguido. Su lectura es fluida, ingeniosa, plagada de anécdotas, y está concebida como un diálogo en el que el autor conversa con su mujer, su padres y otros amigos y conocidos. .

El autor, como él mismo dice al final del libro, se desnuda y no oculta sus preferencias, y esto es lo que lo hace atractivo, pues lo personaliza, le da sabor, y hace más comprensible la obra de cada filósofo, mucho más que si se tratase de un manual objetivo o aséptico. Cuando además uno comulga con la selección realizada, como me ha ocurrido a mi, pues lógicamente gusta más todavía: el autor no oculta sus preferencias por los presocráticos, los empiristas ingleses, Schopenhauer, Nietzsche o Russell, y se pone a gusto azotando a la Escolástica y la unión de Filosofía y Religión durante la Edad Media, ninguneando a algunos como San Agustín, que se queda con la cara a cuadros. Lógicamente siempre se echan en falta algunos y habría gustado más crítica con otros. Por ejemplo, yo habría sido más crítico con Platón, habría dedicado algún capítulo a los estoicos posteriores a Zenón (especialmente Séneca, cuya muerte también habría dado mucho juego en el libro), y por supuesto, uno completo a Spinoza. Pero claro, esto es como cuando cada aficionado al fútbol se empeña en crear la alienación favorita de la selección, momento en el que todos nos creemos más listos que el seleccionador nacional.

El humor acompaña al libro de principio a fin, y en este caso son los psicopedagogos el chivo expiatorio. Se les hace bullying de principio a fin, y las criaturas terminan molidas a palos. Pero así es el humor, y el autor ha hecho terapia personal al escribir el libro, pues posiblemente haya vivido en sus propias carnes, al haber sido docente, la disparidad tan grande que a veces se produce entre la teoría y la práctica, entre una teorización tan alejada a veces de la realidad como la de la Pedagogía y una ocupación tan pegada a la tierra como la docencia.

Pero hay algo del libro que no me ha gustado, que he dejado para el final. Se trata de algo ajeno al cuerpo central del libro, que incluso puede verse como una digresión anecdótica, pero que, como soy docente, no he podido dejar pasar. Esta digresión se produce en el capítulo dedicado a Carlos Marx y ocupa no más de dos páginas (292 y 293).

Aquí discrepo por completo con Giménez Gracia, en la visión apocalíptica que hace del sistema educativo estatal:

"A la escuela moderna se va a ver la tele, a jugar con los ordenadores, a ponerle alpiste a un periquito-a en el "taller de ciencias naturales lúdicas no sexistas" y a dibujar "mapamundis" del barrio en la clase de "Conocimiento del medio". En la escuela moderna el alumno no aprende nada, porque si aprendiera algo eso supondría una intolerable violación de su prístina naturaleza. En la escuela moderna se ha abolido la autoridad del profesor y ahora el mando lo ejercen los alumnos más necios, sinvergüenzas y crueles, que los hay a puñados y desde bien jovencitos. En la escuela moderna, cuando un alumno se caga en la silla del profesor, el culpable, siempre, ha sido el profesor, que no ha sabido motivarle lúdicamente para que el alumno saque a la superficie sus valores innatos de "higiene solidaria y no sexista". Todo esto, naturalmente, ocurre en la escuela estatal, aquella a la que van los hijos de los obreros (p.293)".

Desde mi punto de vista, se trata de un retrato distorsionado y tremendista de nuestras aulas. Un retrato que desgraciadamente, aparece con frecuencia en muchos medios, sobre todo los que quieren favorecer la privatización de la enseñanza, y que no es verdadero en absoluto. Gracias a la labor diaria del profesorado, en las escuelas e institutos sí hay enseñanza y aprendizaje. Por supuesto que los recortes y la incapacidad de los políticos para crear un sistema educativo consensuado lastra esta labor. Por supuesto que el ejercicio de la docencia es arduo y difícil, aún más en los tiempos en los que vivimos de constante revolución tecnológica, acceso instantáneo a los deseos, consumismo, individualismo, falta de autoridad de los padres y desestructuración de las familias. Por supuesto que la enseñanza secundaria de la escuela pública ya no es un lugar selectivo como el antiguo Bachillerato, donde iban sólo los elegidos, sino que se ha tenido que amoldar a los tiempos y universalizar la educación hasta los 16 años, y acoger a todas las clases sociales, capacidades y etnias. Pero esta labor diaria, que sin duda es más complicada que antes, lo es por todas estas razones, no porque sea más o menos lúdica, no sexista o porque se intente enseñar y aprender utilizando otras metodologías. Y por supuesto, los extremos que se citan en el libro -- que un alumno se cague en la silla del profesor -- son la excepción y no la norma, al menos en mi experiencia.

A continuación, el autor realiza una apología de la enseñanza privada:

"Quien puede pagarlo envía a sus hijos a otras escuelas donde se les exige, se les educa, se les mejora, se les prepara para que disfruten de placeres intelectuales complejos (los derivados de la lectura, o de la contemplación del arte, o del ejercicio de la ciencia) y, sobre todo, se les capacita para que accedan a los mismos puestos privilegiados que ocupan sus papás (p.293)". 

Este párrafo implica que en la escuela estatal no se exige, no se educa, no se prepara para el ejercicio intelectual y no se capacita al alumno para el acceso a profesiones de alta cualificación, acusación totalmente injusta cuando además se hace a costa de ensalzar a la enseñanza privada. Esta enseñanza, desde mi punto de vista, no es que sea mejor, sino que se beneficia de una menor diversidad en las aulas y una procedencia selectiva de su alumnado, que es al fin y al cabo lo que buscan los padres de los que allí los envían, es decir, evitar el roce con la realidad y mantener a sus hijos en una burbuja "incontaminada".

En fin, todo esto es de cualquier forma debatible, opinable, y cada uno puede ofrecer en su libro la versión de la realidad que tiene o le proporciona su ideología. Pero lo que no es de recibo, y esto ya me parece una distorsión grave de la realidad, es decir que el marxismo es el causante del deterioro del sistema educativo actual:

"Lamentablemente, esta idea de la bondad humana natural ha impregnado todo el pensamiento progresista del siglo XX, y ahora afecta de modo muy particular a la mal llamada pedagogía que infecta nuestras escuelas, que se ha convertido en la heredera de todos los disparates revolucionarios. El lema marxista "¡De cada cuál según su capacidad; a cada cuál según sus necesidades!" se ha convertido en el dogma principal de nuestro sistema educativo... total, que el marxismo... ahora es el inspirador de unos sistemas educativos que han convertido las aulas de los hijos de los obreros en un instrumento de perpetuación de su situación de marginación social y cultural" (pp. 292-293).

Al marxismo se le podrá acusar de muchas cosas, como de hecho se hace, pero esta última ya es lo que le faltaba. Respetamos que Giménez Gracia abomine de nuestro sistema educativo, pero por favor, que busque los culpables "ideológicos" en otro lugar: en la Psicología (en Vigotsky, en Bruner, en Piaget) o en la Pedagogía (el aprendizaje significativo de Ausubel, el constructivismo basado en la Psicología). Ninguno de estos autores tiene ningún conexión, al menos directa, con el marxismo.

Es cierto que el marxismo hunde sus raíces en el pensamiento de Rousseau, que supuso, según Bertrand Russell en su libro "History of Western Philosophy" (libro que recomienda Giménez y yo también) el caldo de cultivo de ideologías utópicas como el marxismo o el nazismo. Es cierto que Rousseau fue, junto con Descartes, uno de los cimientos de la doctrina de la "tábula rasa", que según Pinker, ha marcado la agenda de las humanidades de las ciencias sociales y las humanidades durante el siglo XX, y entre ellas también, la Psicología y la Pedagogía. Pero este paradigma, al que sí se le puede atribuir muchas de las bases ideológicas de nuestros sistemas educativos, es algo mucho más extenso y de lo cual el marxismo es sólo un producto más.


________________________________________________________________

Pinker, S. 2002. The Blank Slate. Penguin

Russell, B. 2005. History of Western Philosophy. Routledge


miércoles, 23 de agosto de 2017

Sapiens. A Brief History of Humankind


Harari, Y.N.H. 2011. Sapiens. A Brief History of Humankind. Vintage.

(El libro está traducido al español como Sapiens. De Animales a Dioses, editado por Debate).


Estamos realmente ante un libro excepcional por la lucidez y originalidad con las que reescribe la historia de la humanidad y por los muchos temas que propone para pensar y debatir. Me recuerda antiguas lecturas, libros divulgativos y a la vez ambiciosos que intentan capturar toda la historia de la humanidad, como Una Historia del Mundo (1982) de Hugh Tomas, o que incluso se proyectan hacia el futuro, haciendo de oráculo, como La Tercera Ola (1980) de Alvin Toffler, libros que aún recuerdo bien, tras varias décadas. A continuación destaco algunas de las tesis o argumentos de Sapiens:

1. Una de las principales características de nuestra especie es la capacidad de crear mitos y realidades superpuestas, que tienen la capacidad de unirnos como grupo. "Ever since the cognitive revolution, Sapiens have thus been living in a dual reality. On the one hand, the objective reality of rivers, tres and lions; and on the other hand the imagined reality of gods, nations and corporations (p. 36). Harari analiza los pros y los contras de esta habilidad para crear una segunda realidad, que sólo está en nuestra mente: "There are no gods in the universe, no nations, no money, no human rights, no laws and no justice outside the common imagination of human beings" (p.31).

Este tema es un clásico en la filosofía: Platón frente a los sofistas. Los sofistas, que tan mala prensa han tenido y siguen teniendo, defendían exactamente lo mismo que Harari: las leyes sociales son el resultado del pacto de la convención entre los individuos, no tienen carácter natural, están sometidas al acuerdo o la convención entre los hombres. Protágoras de Abdera (485 a.C.-411 a.C.) ya defendía el relativismo y el convencionalismo de las normas, costumbres y creencias del hombre. Los sofistas fueron muy criticados, entre otras razones, porque sus teorías conducían al escepticismo y el relativismo. De la misma forma, la convicción de Harari de que los derechos humanos son un mito como el de los espíritus tribales o la nacionalidades, puede extrañar a algunos: "Most human rights activists sincerely believe in the existence of human human rights" (p.35). Algunos pensarán: "entonces, ¿a qué podemos agarrarnos?"

2. Todo aquello que parece progreso tiene indudablemente sus ventajas, pero también sus contrapartidas. Por ejemplo, la revolución agrícola o el humanismo. "The Agricultural Revolution was history's biggest fraud" (p.90). Con respecto al humanismo, el autor lo considera una religión: "Theist religions focus on the worship of gods. Humanist religions worship humanity, or more correctly, Homo Sapiens" (p.256). Ambos hechos, habitualmente considerados como positivos en la historia de la humanidad, son aquí puestos en tela de juicio.

La revolución agrícola trajo nuevas enfermedades, una peor dieta, una mayor dependencia del clima, una esclavitud a los cultivos ("we did not domesticate wheat. It domesticated us" p.91) y un aumento exponencial de la población.

Por otro lado, el humanismo, que en principio , parece una ruptura con la religión, hace del hombre un dios y lo coloca en el centro del universo: "Humanism is a belief that Homo Sapiens has a unique and sacred nature, which is fundamentally different from the nature of all other animals and of all other phenomena... The supreme good is the good of Homo Sapiens. The rest of the world and all other beings exist solely for the benefit of this species" (p.256). Este egocentrismo ha llevado a Sapiens a convertirlo en un "ecological serial killer" (p. 74). Muchos también se sentirán sorprendidos por ver desde este punto de vista lo que tradicionalmente se han considerado "conquistas de la humanidad".

3. Por esta razón, debemos abandonar el punto de vista antropocéntrico y recordar el papel que jugaron las otras especies humanas y siguen jugando los animales y los demás seres vivos. "Around the time that Homo Sapiens was elevated to divine status by humanist religions, farm animals stopped being viewed as living creatures that could feel pain and distress, and instead came to be treated as machines" (p.382). Esta es otra novedad de este libro, la inclusión del sufrimiento animal en nuestra historia, como consecuencia inevitable o daño colateral del ascenso de Sapiens. La descripción que hace Harari de los mataderos y el tratamiento del ganado en la industria ganadera actual es escalofriante, y recuerda a la ofrecida en el documental Home (ver abajo).

4. Hay un capítulo dedicado a las religiones, donde se destacan las ventajas de las religiones politeístas, como la del imperio romano, frente a las monoteístas como la cristiana. "In these three centuries, the polytheistic Romans killed no more than a few thousand Christians. In contrast, over the course of the next 1,500 years Christians slaughtered Christians by the millions..." (p.240). Es muy interesante la reflexión de cómo las religiones monoteístas tienen dentro de sí muchos factores politeístas (por ejemplo, el culto a los santos) o dualistas (la importancia del diablo).


5. Harari insiste en que debemos ver la historia no solo desde el punto de vista común como especie, sino como individuos. "Many history books focus on the ideas of great thinkers, the bravery of warriors. the charity of saints... yet they say nothing about how all this influenced the happiness and suffering of individuals" (p. 444). El libro es también una historia de la felicidad (de hecho, hay un capítulo entero dedicado a este concepto).

6. La historia no tiene un sentido preestablecido. Hay muchos factores relacionados que pueden llevar a un lugar u otro. "History cannot be explained deterministically and it cannot be predicted because it is chaotic" (p.267)  No obstante, si hay una dirección es hacia la globalización. "From such a vantage point it becomes cristal clear that history is moving relentlessly towards unity" (p. 185). Esta dirección sí queda clara a lo largo de todo el libro, con el análisis del nacimiento de los imperios a lo largo de la historia.

7. La unión de Dinero, Ciencia e Imperio es la base del mundo actual. No podemos entender nuestro mundo sin este triunvirato: se apoyan, se complementan y se necesitan. "Both scientist and conqueror began by admitting ignorances -- they both said: "I don't know what's out there". They both felt compeled to go out and make new discoveries. And they both hoped the new knowledge thus acquired would make them masters of the world" (p.317).  Esta unión junto con el sistema de créditos es la artífice del credo capitalista, el credo de nuestro mundo, basada en una simple palabra: crecimiento. "to understand modern economic history, yo really need to understand just a single word. The word is growth (p.341). El capítulo sobre el capitalismo es excelente, recordando casos históricos como la burbuja de la Compañía del Mississippi, que terminó dando lugar a la Revolución Francesa, la Guerra del Opio entre Gran Bretaña y China, la esclavitud en América o la colonia del rey Leopoldo de Bélgica en el Congo.

8. La ciencia y la tecnología nos han llevado a la obtención de un poder que lleva camino de convertirnos en dioses. Harari resume en el capítulo 20, "The End of Homo Sapiens" todo lo que Gazzaniga ya escribió en su fascinante libro Human (2008): la ingeniería biológica, los cyborgs, o la creación de vida inteligente no orgánica. Estamos en las puertas de que se haga realidad el mito de Frankenstein:  "Today, the 4-billion-year-old regime of natural selection is facing a completely different challenge. In laboratories throughout the world, scientists are engineering human beings. They break the laws of natural selection with impunity, unbridled even by an organism's original characteristics" (p. 447)
¿A dónde nos llevará todo esto? "We may conclude that we are on the threshold of both heaven and hell" (p.420).

10. ¿Pero ha traído el 'progreso' la felicidad?:  "Did we decrease the amount of suffering in the world? Time and again, massive increases in human power did not necessarily improve the well-being of individual Sapiens, and usually caused immense misery to other animals" (p. 465). Harari coincide con Pinker en que hemos reducido el hambre, las plagas y las guerras, pero añade algo más: seguimos tan inseguros de nuestros objetivos y descontentos como siempre: "Is there anything more dangerous than dissatisfied and irresponsible gods who don't know what they want?" (p.466).

______________________________________________________________________

Gazzaniga, M.S. 2008. Human. The Science That Makes Us Unique. Harper Collins

Thomas, H. 1982. Una Historia del Mundo. Ediciones Grijalbo

Toffler, A. 1980. La Tercera Ola. Plaza & Janés



Reseña en The Guardian

Reseña y entrevista en The Observer

Reseña en EL PAIS

Reseña en El Mundo


jueves, 17 de agosto de 2017

Patria


Aramburu, F. 2016. Patria. Tusquets Editores

ETA anunció el cese de su actividad en 2011, pero lo que la organización llamó "confrontación armada" sigue siendo un asunto terriblemente delicado por la cantidad de sufrimiento que trajo consigo durante décadas. Si se busca un libro que intente dar cabida a todos los puntos de vista sin inmiscuirse,  Patria desde luego no lo es; no es una novela equidistante. Pero, ¿se puede ser equidistante en un tema como éste? Habrá que leer otros libros como Martutene de Ramón Saizarbitoria o El Hombre Solo de Bernardo Atxaga para intentar dar una respuesta más objetiva a esta pregunta.

Dice Ibán Zaldúa en su reseña "La literatura, ¿sirve para algo?" (ver enlace abajo) que el libro está plagado de clichés y estereotipos:

"... si la literatura es una lucha contra el cliché, tal y como defendía Martin Amis, en Patria asistimos a una derrota al menos parcial de la misma. Los personajes, son en lo fundamental, estereotipos, reconocibles inmediatamente, y apenas cambian a lo largo de la obra, salvo en su superficie".

Pau Luque coincide en este punto en su reseña "Patria, una opinión discrepante" (ver enlace abajo):

"Los malos, en Patria, son ignorantes, provincianos e incluso me atrevería a decir que tienen algún tipo de déficit cognitivo notable... Si lo que se pretendía con Patria era armar una epopeya narrativa que tranquilizara nuestras conciencias confirmando que ellos eran los malos y los fanáticos y los burros del pueblo y nosotros los buenos (un poco cobardes, pero buenos al fin y al cabo), Patria funciona -- y lo digo sin sarcasmo -- a la perfección."

Es cierto que la gran literatura no debe presentar una tesis explícita y que una novela no debe ser un ensayo. Es cierto que los personajes redondos no deben aparecer como marionetas que obviamente son movidas por los hilos de alguien que las dirige a donde desea. Pero quizás el problema que azotó al País Vasco está demasiado reciente todavía como para que sea posible sobrevolar por encima de tanto sufrimiento sin tomar partido.

La novela, sin duda, toma partido y en sus páginas encontramos una crítica sin ambages al mundo de ETA, la lucha armada y el nacionalismo que la sustenta, así como al papel de la Iglesia católica en el conflicto. En Patria hay buenos y malos, no hay medias tintas. Si hay un personaje odioso en el libro, ese es el cura don Serapio, que convence a Miren, la madre del terrorista, de la justificación de la lucha del pueblo vasco, y a la vez intenta convencer a Bitori, la viuda del asesinado por ETA, de que no vuelva a su pueblo para no remover el pasado. Los argumentos del cura don Serapio son los mismos que los del obispo emérito de San Sebastián, José María Setién, que no es un personaje inventado ni una marioneta, es absolutamente real (ver abajo su entrevista en EL PAIS y el documental de Iñaki Arteta, así como el artículo de Muñoz Molina sobre el tema). Setién veía a los miembros de ETA como "revolucionarios. Para ellos, lo fundamental es avanzar educando a la sociedad en el conflicto". Muñoz Molina ve a sí a Setién:

"Una vida entera de hipocresía vaticana y frialdad de corazón ha adiestrado sus músculos faciales en esa perfecta impasibilidad que parece exclusiva de los grandes inquisidores y de esos salvadores y líderes que por amor a una comunidad ideal —un pueblo, una patria, una clase, una raza, la Humanidad— están dispuestos a aprobar e incluso a bendecir tantas ejecuciones como sea necesario."

ETA ya no mata, pero ¿ya hemos pasado página? La ideología que la impulsó sigue viva (ver abajo el artículo de Aurelio Arteta sobre "los herederos de ETA"). ¿Está la sociedad ya madura para poder escribir la gran novela "equidistante" sobre la historia del nacionalismo vasco?

Leamos el libro, analicemos tres críticas a favor y tres críticas en contra, escuchemos al obispo Setién y al escritor Muñoz Molina, y veamos el documental 1980. Tras todo eso, ¿es posible mantener la equidistancia?

_____________________________________________

Atxaga, B. 1994. El Hombre Solo. Alfaguara
Saizarbitoria, R. 2012. Martutene. Erein


A favor

Terrorismo: el país de los callados 

País Vasco: Raíces 

Patria voraz



En contra

Patria, una novela que refleja muy bien el conflicto austrohúngaro

Patria, una opinión discrepante

La literatura, ¿sirve para algo?


Sobre ETA

Entrevista a Jose María Setién (EL PAIS 21/10/2007)

Enlace al documental 1980 de Iñaki Arteta

Los desalmados (artículo de Antonio Muñoz Molina sobre el documental 1980)

Los herederos de ETA (artículo de Aurelio Arteta)




viernes, 4 de agosto de 2017

El cerebro nos engaña


Rubia, F.J. 2010. El Cerebro nos Engaña. Ediciones Planeta Madrid, SA.

Nuestro cerebro modifica la realidad para asegurar su supervivencia. Inventa mitos, fábulas, religiones, inventa incluso un yo. Inventa esperanzas donde no las hay. El autor lo demuestra, incluso intentando encontrar un módulo cerebral específico encargado de ello. Tiene otro libro, El Cerebro Espiritual (2015) donde profundiza en nuestra capacidad innata para crear una segunda realidad.

Yuval Noah Harari, en su libro Sapiens (2011), argumenta  que esa habilidad de nuestra especie para crear mitos y fábulas y convencernos unos a otros de que son verdad es una de las más importantes características de nuestro cerebro.

En la misma línea, Cordelia Fine nos muestra en su libro A Mind of its Own: How the Brain Distorts and Deceives (2006) esta asombrosa capacidad del cerebro para mantenerse fiel a sus creencias pese a tener toda la evidencia en contra, cayendo en la más absoluta negación de la realidad, usando esperanzas infundadas, optimismo irrealista, excusas morales o una vanidad ciega con tal de sobrevivir y salir adelante (ver abajo entrevista y extracto de su libro).

¿Por qué necesitamos salir de la realidad? ¿Por qué nos empeñamos en crear historias y una realidad paralela? ¿Por qué no puede el ser humano aceptar la realidad tal cuál es? La razón no es otra que su instinto de supervivencia por encima de todo.

En cambio, hay una gran tradición en la filosofía espiritual, sobre todo en Oriente, que nos indica que el camino hacia la sabiduría radica en la lucidez y la aceptación de las cosas como son: la vida debe ser un proceso que consiste en ir despojándose de prejuicios, falsas creencias, mitos, invenciones, esperanzas y abrazar la realidad tal como es, con su cara y su cruz, su alegría y su tristeza, su placer y su sufrimiento. Swami Prajnânpad, por ejemplo, es radical en este sentido: "l'acceptation du réel suppose l'évacuation de tous les arrière-mondes, de tous les idéaux, de toutes les valeurs prétendument absolues... le réel est vrai, l'idéal est un mensonge" (Comte-Sponville, p.60). 

Pero el ser humano se obstina enseguida en trascender la realidad e inventar otros mundos. El budismo, que originariamente era (y sigue siendo, para muchos) una filosofía absolutamente apegada a la realidad, comenzó pronto a superponer lo mágico y los místico en el mahayana y el vajrayana (ver el libro de Miguel Rodríguez de Peñaranda),  creando toda un panteón de divinidades, bodhisattvas y tierras puras, apartándose así de su filosofía originaria que nada quería saber del más allá o de dioses.

Luis Rojas Marcos, en su libro La Fuerza del Optimismo (2005) nos repite constantemente que la esperanza es un requisito para la supervivencia humana, que la fe ha movido y mueve montañas y que el optimismo, incluso el infundado, ha sido clave en nuestro progreso como especie. De sobras es conocido el argumento de que las personas religiosas encuentran en su fe un robusto cimiento contra las inclemencias y contratiempos de la vida.

¿Debemos educar nuestro cerebro en la lucidez, intentar agrandar cada vez más la luz que da la búsqueda de la verdad y el conocimiento y desvincularnos poco a poco de aquellas áreas de nuestro cerebro que nos empujan al falseamiento de la realidad y la creación de ideales y esperanzas?

¿O debemos, por el contrario, apoyarnos en esa capacidad única de nuestra especie para inventar, fabular, incluso mentirnos, con tal de proporcionarnos felicidad, aunque sea ilusoria?


_____________________________________________

Comte-Sponville. 1997. De L'autre Côté du Désespoir. Introduction à la Pensée de Swami  Prajnânpad. Editions Accarias/ L'Originel.

Fine, C. 2006. A Mind of its Own: How the Brain Distrots and Deceives. Norton & Company.

Harari, Y.N. 2011. Sapiens. A Brief History of Mankind. Vintage.

Rodríguez de Peñaranda, M. 2012. El Budismo. Una perspectiva histórico-filosófica. Kairós.

Rojas Marcos, L. 2005. La Fuerza del Optimismo. Aguilar. 

Rubia, F.J. 2015. El Cerebro Espiritual. Fragmenta.