domingo, 31 de mayo de 2020

Crimen y Castigo


Dostoievski, Fedor. 1982. Crimen y Castigo. Ediciones Orbis. (Traducción de Augusto Vidal).

Es lógico que una novela tan profundamente psicológica describa en varias ocasiones los sueños del protagonista, Rodión Romanovich Raskólnikov.. El primero es el de la tortura y muerte del rocín que le conmueve por la terrible violencia y sadismo ante el sufrimiento (pp. 62-65). Se narran también muchos momentos de delirio producidos por la fiebre y un estado mental convulso y fuera de sí (p.99). Ese estado alucinado lo explica así Nastasia Petrovna, la criada: "Lo que te pasa se debe a la sangre, que te grita. Esto es, la sangre no encuentra salida y empieza a cuajarse en el hígado; entonces comienzas a ver visiones" (p.128). Raskolnikov a veces no sabe lo que es realidad o delirio: "¿Qué me pasa? ¿Continúo delirando, o vivo la realidad? Me parece que vivo la realidad..." (p.139). En otra ocasión tiene otra ensoñación o pesadilla tras perder el conocimiento, en la que vuelve a reproducir el crimen de la vieja, pero en este caso ella se ríe con toda su alma, con una risa muda y desafiante. Svidrigáilov, el antagonista de Raskolnikov, pero en el fondo muy parecido a él, también es perseguido por alucinaciones y apariciones de espectros, en concreto el de su difunta esposa, de la cual se sospecha que fue asesinada por él. Dice Svidrigáilov: "Las apariciones son, por así decirlo, trozos y jirones de otros mundos, su comienzo. Claro es que el hombre sano no tiene por qué verlos, puesto que la persona que goza de salud es la más terrena de las personas... cuanto más enfermo se está, tanto mayor es la esfera de contacto con el otro mundo, de suerte que el hombre, cuando muere, pasa ya directamente a él" (p.315). Svidrigáilov también tiene una especie de alucinación o pesadilla en la que ve un ataúd en el yace una muchacha suicida ultrajada por una terrible ofensa (p. 554) . Una pesadilla que no es más que la voz de su conciencia intentado gritar y ser escuchada en una terrible noche de pesadilla, sufrimiento y delirio antes de suicidio. Esta presencia y fuerza de la conciencia es uno de los temas preferidos de Woody Allen, que hace de esta novela uno de las obras de referencia clave en su filmografía.

Otra gran angustia de Rodión viene producida por la desconfianza que le causan todos los que le rodean, de la misma forma que le ocurre a Hamlet: "¡Oh Señor! Dime sólo una cosa: ¿lo saben todo, o no lo saben aún? Quién me asegura que no lo saben todo y lo disimulan, que fingen, mientras estoy enfermo, y que luego, de repente, entrarán y me dirán que que hace mucho tiempo que se habían enterado de todo, sólo que, sencillamente, no sabían nada... ¿Qué he de hacer ahora? Lo he olvidado como adrede; lo he olvidado de golpe y hace un momento lo recordaba..." (p. 139). Raskólnikov llega a dudar de la realidad de lo que percibe, debido a la inquietud que le crean los que le rodean: "Todos decía que estoy trastornado: ahora me ha parecido que quizás estoy realmente trastornado y que sólo he visto un fantasma... Quizás estoy trastornado y lo que estos días ha ocurrido no ha pasado más que en mi imaginación" (p. 321).

Katerina Ivánovna es otro personaje trastornado por su imposibilidad de vivir la realidad tal cual es. Su delirio lo provoca el sufrimiento en el que vive al creer que la justicia es algo natural al que tiene derecho el ser humano por su misma condición. Esta visión ideal de la justicia le provoca un choque con la realidad que recuerda a nuestro don Quijote. Dice Sonia de ella: "¡Es tan desgraciada! Y está enferma.. pide justicia... Es pura. Cree a ciegas que en todo ha de haber justicia, y exige... No se da cuenta de que es imposible que los hombres sean justos, y se irrita... ¡Es como una criatura, como una criatura! ¡Es justa, es justa!... ¡Cree tanto en sus sueños! ¿Quién tiene corazón para contradecirla? " (p. 347).

Dostoievski trata de otra ilusión en la novela: la ilusión de progreso, o el ideal de Adam Smith de que la liberalización de los mercados termina beneficiando a todos. Es la justificación moral e ideológica del sistema capitalista, que argumenta que la búsqueda egoísta del beneficio personal debe ser ensalzada y promovida pues así el rico aumenta su riqueza, de la cual un parte también terminará redundando en el pobre. Esta ideología está puesta en la boca de Piotr Petróvich, uno de los personajes más odiosos de la novela, que se presenta como el salvador de la familia, argumentando que es conveniente casarse con una mujer pobre y necesitada para que así esté eternamente agradecida por la ayuda que se le presta. Dice Petróvich: "Así pues, acumulando única y exclusivamente para mí, en cierto modo acumulo al mismo tiempo para todos y contribuyo a que mi prójimo obtenga un caftán algo más maltratado que el mío, pero ya no de la generosidad personal e individual, sino como consecuencia de la prosperidad general" (p. 163).

La parte más interesante del libro desde el punto de vista filosófico radica en el artículo que escribe Raskólnikov y que debate con Porfirio Petróvich, el juez que trabaja en el asesinato de la usurera:

"Los hombres extraordinarios tienen derecho a realizar cualquier crimen y a infringir las leyes como les plazca, por el mero hecho de ser extraordinarios... El hombre extraordinario tiene derecho (entiéndase que no se trata de un derecho oficial ), tiene derecho a decidir sobre su conciencia si debe salvar... ciertos obstáculos, únicamente en el caso exclusivo de que la ejecución de su idea (a veces puede resultar salvaje para toda la humanidad) lo exija... Todos los hombres no ya grandes, sino que destaquen un poco de lo corriente, o sea los que estén en condiciones de decir algo nuevo, por poco que sea, necesariamente han de ser criminales pro su propia naturaleza, en mayor o menor grado... a mi modo de ver están obligados a no conformarse..." (pp. 281-283)

Según el protagonista de la novela, las personas se dividen en los de categoría inferior u ordinarias, conformistas, conservadoras y obedientes, y en las personas propiamente dichas, que son las que tienen ideas nuevas y hacen avanzar a la humanidad hacia el futuro. Raskólnikov es el paradigma de lo peor de las utopías y las revoluciones. Personifica todos los horrores ocurridos en la historia de la humanidad en nombre de la fe o del progreso (guerras de religión o el terror tras la revolución francesa). De la misma forma, profetiza todos los crímenes horrendos ocurridos en el siglo XX en nombre de las ideas y las utopías (Hitler, Stalin, etc.). Todo ello ocurre cuando se antepone la conquista empecinada de una idea ilusoria a costa de darse de bruces contra la realidad; cuando se antepone un plan o ideología a las personas. Hay también muchos paralelismos con la filosofía de Nietzsche del superhombre. Por algo el héroe de Raskólnikov es Napoleón, uno de los personajes más ambiciosos de la Historia. Recuerda a otros personajes de ficción como Harry Lime (El Tercer Hombre) o Dimitrios de la novela de Eric Ambler: personajes por encima del bien y del mal que aprovechan las vicisitudes de la historia para llevar a cabo sus proyectos y ambiciones personales, caiga quien caiga. "¿Vivir tan sólo para existir? Antes había estado dispuesto a dar mil veces su existencia por una idea, por una idea, por una esperanza, incluso por una fantasía. La mera existencia siempre le había parecido poco; siempre quería algo más" (p. 593).

Su último desvarío, con el que acaba la novela, lo tiene en el hospital en el que lleva unas semanas delirando durante su convalecencia. Se trata de una especie de distopía en la que unos seres microscópicos se adueñan de las personas y las enloquecen, creyendo en cambio que están totalmente en posesión de la verdad, convencidos por completos que deben combatir a los demás y matarlos si fuera necesario con tal de imponer su verdad, la verdad (p. 597). ¿Acaso no es ésta la historia de la humanidad?



Análisis de la obra (BLOG: CLUB DE PENSADORES UNIVERSALES)

Análisis de la obra (BLOG: LETTERAY DESASOSIEGO)

The writer who foresaw the rise of the totalitarian state (John Gray)

¿Es Dostoievski el gemelo de Nietzsche? (PRODAVINCI)

Nietzsche y Dostoievski: sospecha y afinidad (MITO)

La incomprendida relación entre Nietzsche y Dostoievski (INFOBAE)

Nietzsche en dos novelas (NUEVA REVISTA)

Relato: ¿Para quién el castigo? (Sara Mesa) 

Woody Allen hace Crimen y Castigo por enésima vez (EL DIARIO.ES)




lunes, 18 de mayo de 2020

The Mask of Dimitrios


Ambler, Eric. 2009. The Mask of Dimitrios. Penguin Classics.

(Publicado por primera vez en 1939 por Hodder and Stoughton; publicado en español como La Máscara de Dimitrios por Edhasa en 1989, traducción de Ana Goldar).

La recomendación de Graham Greene me ha llevado a esta novela que tiene tanto en común con The Third Man: un escritor se empeña en buscar a criminal que se supone que ha muerto y que en realidad no lo está. De la misma forma que la vida de Harry Lime sirve para poner al descubierto las miserias de la Europa de posguerra tras la segunda guerra mundial en la novela de Greene, la vida de Dimitrios es el hilo conductor de todas las barbaries que asolaron la Europa de entreguerras. Al leerlo he recordado el libro de Stephan Zweig El Mundo de Ayer o el ambiente narrado en la película Cabaret, que también se centran en ese periodo, pero desde ángulos diferentes.

El telón de fondo de la historia de Europa en ese momento es espeluznante: la guerra greco-turca que termina en 1922 con la toma de Esmirna y el genocidio griego; el atentado al primer ministro búlgaro Stambulisky en Sofía en 1923 y el intento de atentado a Kemal Ataturk en Turquía ; el espionaje entre los países; la tensión entre Italia y Yugoslavia por el control del Adriático; el rompecabezas de  los Balcanes, la trata de personas, las casas de juego, el tráfico de drogas. En un mundo donde reina la violencia, la corrupción, la desconfianza mutua, la ley del más fuerte, el racismo, es fácil dejarse llevar por la corriente y sacar partido. Ese era el podrido mar de fondo de la Europa de entreguerras y a río revuelto, ganancia de pescadores. Ahí se encuentra Dimitrios como pez en el agua, hombre sin escrúpulos que se escuda en ese ambiente degradado para justificar todo mal, de la misma forma que hace Harry Lime en la novela de Greene: 

"He himself has no political convictions. For him there is no other nexus between man and man than naked self-interest. He believes in the survival of the fittest and the gospel of tooth and claw because he makes money by seeing that the weak die before they become strong and that the law of the jungle  remains the government force in the affairs of the world" (p. 65)

En esta novela, el criminal no es un individuo aislado fuera de su contexto histórico o un asesino en serie con un problema mental: es el fruto lógico y perfecto de una sociedad corrompida por el odio y la violencia. Este tipo de novela es similar a la novela y cine negro americano, en la que que la historia del criminal es una reflejo de la sociedad en la que vive. Es una novela mucho más realista que la típica novela inglesa de detectives a la que el escritor protagonista del libro, Charles Latimer, quiere volver después de haber vivido a fondo la realidad y no la ficción:

"He needed, and badly, a motive, a neat method of committing a murder and an entertaining crew of suspects...The scene? Well, there was always plenty of fun to be got out of an English country village, wasn't there? The time? Summer; with cricket matches on the village green, garden parties at the vicarage, the clink of teacups and the sweet smell of grass on a July evening. That was the sort of thing people like to hear about. It was the sort of thing that he himself would like to hear about" (p. 226)

Charles Latimer, al final de su periplo, echa de menos la cuadrícula bien trazada de la ficción, donde el el criminal es el que sobra ("the odd man out"), el que viene a alterar un orden perfectamente nítido y firme que por unos instantes se ve desestabilizado pero al que se vuelve en cuanto se atrapa al delincuente. En cambio, en The Mask of Dimitrios ocurre todo lo contrario: el criminal no es más que una muestra palpable de un sistema en sí mismo hecho añicos, que sobrevive a golpe de guerras y extorsiones. El criminal no altera el orden, todo lo contrario, es el paradigma del desorden de la realidad.

"Here was real murder: not neat, tidy book-murder with corpse and clues and suspects and hangman, but murder over which a chief of police shrugged his shoulders, wiped his hands and consigned the stinking victim to a coffin. Yes, that was it. It was real. Demetrios was or had been real... The worlds of escape, the fantasies you created for your own comfort were well enough if you could live within them. But split the membrane that divided you from the real world and the fantasies perished. You were free and alive, but in a world of frustration" (p.101).

Cuando Latimer ve el supuesto cadáver de Dimitrios, ve todo el sistema social en desintegración: "I saw him not as a corpse in a mortuary, but as a man, not as an isolate, a phenomenon, but as a unit in a disintegrating social system" (p. 57). La vida del criminal la dirige la ley del azar, va a merced de los vientos que le empujan, acogiéndose a las oportunidades que le brinda la corrupción circundante y la suerte con la que se encuentra. Puede parecer que sigue una especie de ruta o destino, pero en el fondo Dimitrios no es sino otra marioneta en manos de la vicisitudes de la Historia. "Inevitably, chance does occasionally operate with a sort of fumbling coherence readily mistakable for the workings of a self-conscious Providence" (p.1) Y su final tampoco está escrito en ninguna parte ni obedece a ninguna ley lógica o de justicia divina. Lo mismo puede terminar enriquecido en un alto cargo de una multinacional que preso o muerto. La decisión final viene dada simplemente por la estupidez o la idiotez de la realidad (Clement Rosset). " I was thinking, said Dimitrios, that in the end one is always defeated by stupidity. If it is not one's own it is the stupidity of others" (p.220).

En definitiva, cuando Latimer intenta comprender las razones y seguir la pista de Dimitrios, se da cuenta que no está haciendo otra cosa que intentar entender la realidad de la Europa de los años 20 y 30. Tenemos una visión idealizada de ese periodo, conocido como los felices años 20, época de vanguardias artísticas y esplendor cultural (el que retrata Zweig en su libro), pero lo cierto es que se estaba cociendo en sus cloacas una realidad terrible que daría lugar en poco tiempo a uno de los períodos más sangrientos de la Historia.

"Dimitrios was not evil. He was logical and consistent; as logical and consistent in the European jungle as the poison gas called Lewisite and the shattered bodies of children killed in the bombardment of an open town. The logic of Michelangelo's David, Beethoven's quartets and Einstein's physics has been replaced by that of the Stock Exchange Year Book and Hitler's Mein Kampf" (p. 187).


Review (THE GUARDIAN)

Review (BOOTS AND BOOKS)

The enduring relevance of Eric Ambler's spy novels (JOHN GRAY) 

Reseña de la película (CINE NEGRO DE MEMENTO)



domingo, 10 de mayo de 2020

El Tercer Hombre


Reed, Carol. 1949. The Third Man.

Graham Green pensó antes la película que la novela, que escribió después. En el guión vertió sus dos grandes obsesiones: el amor y la muerte. Su historia de hombre muerto que por arte de magia vuelve a la vida tenía un precedente: La Máscara de Dimitrios (1939), de Eric Ambler, de la que también hay excelente versión cinematográfica de Jean Negulesco (1944). Anton Karas la dotó de una música única e irrepetible. Joseph Cotten, Alida Valli, Trevor Howard y Orson Welles la interpretaron de forma insuperable. Y Carol Reed supo unir todos estos componentes para crear una película inolvidable.

Esta fue, según el propio Graham Green, la idea original que dio pie a toda la historia:

"I had paid my last farewell to Harry a week ago, when his coffin was lowered into the frozen February ground, so that it was with incredulity that I saw him pass by, without a sign of recognition, among the host of strangers in the Strand.

Se trata, pues, de una historia de muerte y resurrección. Holy Martins, escritor de segunda categoría de novelas del oeste, llega a una ciudad fantasma, la Viena de posguerra, para encontrarse con su amigo Harry Lime. Pero encuentra a un muerto, y asiste a su funeral, lugar donde conoce a aquellos que podrían darle pistas de los sucedido. Preguntando a unos y otros intenta poner en pie lo ocurrido, pero todos los asistentes parecen muertos vivientes, que se mueven como entre sombras sin llegar a salir por completo a la luz. De la misma forma, la ciudad está vacía y muerta. Esta búsqueda recuerda el momento en que Juan Preciado llega a Comala buscando a su padre y también se sumerge en una ciudad fantasma, rodeado de espectros. No sólo encontramos ecos de Pedro Páramo; también están presentes Los Muertos de James Joyce, o Crimen y Castigo de Dostoyevski, por el famoso párrafo del reloj de cuco (1).

El Tercer Hombre también es una película sobra fantasmas, siendo el primer fantasma Harry Lime, al que todos dan por muerto pero que en un momento determinado vuelve del más allá, en una de las apariciones más sobrecogedoramente filmadas. Holly Martins no llega a creerse lo que ven sus ojos, y se echa agua en la frente pues cree que todo es una alucinación producida por una borrachera. Pero efectivamente Harry está vivo, y ahora se enfrentan ambos, su amigo y su antigua novia, Anna, al terrible descubrimiento de la verdadera identidad de Harry.

El mayor Calloway es el encargado de abrirles los ojos a la realidad. Holy, escritor de novelitas del Oeste donde el honor y la venganza son la ley imperante, no puede soportarla cuando el mayor le va haciendo consciente de la verdadera y terrible historia de Harry Lime. Holy lo tiene idealizado como amigo de la juventud y no tolera ver su verdadero rostro. Se enfrenta entonces a la disyuntiva de traicionar a su amigo o traicionar a sus principios. Anna, en cambio, lo soporta todo, es capaz de aguantar el baño de realidad, pues hay algo que lo supera todo: el amor que siente por Harry.

"Holy: ¿Calloway se lo dijo? 

Anna: ¿Decirme qué? 

Holly: La verdad de harry. ¿La sabe? 

Anna: Sí, he visto al mayor Calloway esta tarde. Es mejor que haya muerto. Sabía que traficaba, pero no así. 

Holy: Hemos sido amigos durante veinte años y creía conocerle. Supongo que en su fuero interno se reía de los tontos como yo. 

Anna: Sí, le gustaba reír. 

Holly: Vendía penicilina adulterada.. y me pidió que escribiera algo sobre su definitiva aportación a la medicina... en su carta decía que hacía una labor de ayuda a los hospitales...

Anna: Por favor, deje de imaginárselo como usted desearía que fuese. Harry era un ser real, no solo su amigo y el hombre que yo amaba. Era... Harry.

Holly: Bueno, no me venga con sermones. Habla de él como si fuese un granujilla que se ha portado mal..." (2) 

Este diálogo está inserto en la escena central de la película, segundos antes de la "resurrección" de Harry Lime. En él aparecen reflejadas las posiciones de los protagonistas una vez la realidad le ha explotado delante de su ojos. Holly no la acepta, siente como su ideal se ha roto y se niega a asumir su visión equivocada de un ídolo caído y hecho pedazos. Anna, en cambio, aunque es consciente de lo ocurrido, lo asume y lo acepta, porque no ama a un ideal, sino a un hombre de carne y hueso. Anna ama lo que es, no lo que debería ser. Holly encarna la moral; Anne, el amor a lo real.  Por algo Holly es escritor de novelas del Oeste y él mismo hace las veces de un llanero solitario y justiciero  (Popescu, un amigo de Harry, ya se lo advirtió al final del coloquio sobre la novela moderna: no se deben mezclar ficción y realidad). En cambio, Anne no ama a un personaje de ficción, sino la realidad, por muy terrible que esta sea. Esta encrucijada irresoluble entre lo ideal y lo real es la esencia de todos nuestros conflictos morales.

Cuando vuelven a enterrar a Harry, esta vez de verdad (en la película asistimos a dos entierros y un desentierro, el del tercer hombre, otro fantasma que sobrevuela toda la película), Holly intenta aproximarse a Anna una vez más en un escena que es quizás el plano sostenido más bello de la historia del cine. Ella pasa por su lado sin mirarlo siquiera, pues Holly ha traicionado a su amigo por sus principios. Cada espectador ha de decidir con quién se queda, pues no hay término medio.

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(1)  "In Italy for thirty years under the Borgias they had warfare, terror, murder, bloodshed—but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci, and the Renaissance. In Switzerland they had brotherly love, 500 years of democracy and peace, and what did that produce? The cuckoo clock."

"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".

En Crimen y Castigo, leemos:

"En una palabra, llego a la conclusión de que todos los hombres no ya grandes, sino que se destaquen un poco de lo corriente, o sea los que estén en condiciones de decir algo nuevo, por poco que sea, necesariamente han de ser criminales por su propia naturaleza, en mayor o menor grado. De no ser así, les resulta muy difícil salir del camino hollado, y a mi modo de ver incluso están obligados a no conformarse" (pp.282-283) de la edición de Ediciones Orbis. 

(2)  En la versión original de la película, Martins dice:  "I knew him for twenty years, at least I thought I knew him." En la novela sus palabras son: "I feel as though he had never really existed, that we dreamed him" . Anna le responde en ambas : "For G-d's sake, stop making him in your image. Harry was real. He wasn't just your hero and my lover. He was Harry. A man doesn't alter because you find out more".



The Third Man as a story and a film (THE NY TIMES)

Adapting the Third Man (SCREEN ONLINE)

Graham Greene's and Carol Reed's The Third Man (PROJECT MUSE)

5 things you may not know about The Third Man (INDIE WIRE)

Review (THE CRITERION COLLECTION)

Review (OBSERVER)

Review (ROGER EBERT)

Review (THE GUARDIAN)

Review (AV CLUB)

The Third Man (Celebrating a film classic)

Coloquio de Cine en B&N (José Luis Garci)


miércoles, 6 de mayo de 2020

The Knowledge Illusion


Sloman, Steven & Fernbach, Philip. 2017. The Knowledge Illusion. Pan Books.

En nuestro recorrido por los intentos de la ciencia por desvelar el laberinto de nuestras ilusiones, hemos pasado revista a algunas como la ilusión del libre albedrío (Incógnito), la ilusión de la memoria (The Memory Illusion), y otros muchos engaños y trucos del cerebro para sobrevivir a la realidad (A Mind of his Own, El Cerebro nos Engaña, Fantasmas del Cerebro, Verdades, Mentiras e Incertidumbres¿Es Real la Realidad?).

El libro de Solman y Fernbach analiza otra ilusión de la que es conveniente ser muy conscientes: la ilusión de nuestro conocimiento sobre la realidad, la sobreestimación de lo que sabemos cuando en realidad sabemos tan poco. Lo cierto es que el libro podría tener como cita introductoria la famosa frase de Sócrates "Sólo sé que no sé nada", pues todo él apunta en esa dirección: convencernos de lo poco que sabemos y hacernos bajar del pedestal de nuestra soberbia.

"Individual knowledge is remarkably shallow, only scratching the surface of the true complexity of the World, and yet we often don't realize how little we understand. The result is that we are often overconfident, sure we are right about things we know little about" (pp. 4-5).

La mente humana se ha ido construyendo para satisfacer necesidades concretas de supervivencia, por lo que obvia todos los detalles que no le son necesarios. Nos contentamos con retener aquello que necesitamos para sobrevivir. Para ello depositamos nuestra confianza en la comunidad de conocimiento, y nos relajamos pues confiamos en que aquello que no sabemos sí está claro en la mente de otros más expertos en la materia, y esa confianza nos crea la ilusión de que lo sabemos también. En muchos casos depositamos en nuestro grupo o tribu esa confianza, y nos dejamos convencer y llevar por lo dogmas y creencias del grupo, pues eso nos relaja y nos da sensación de seguridad.

"People experience the illusion not only with everyday objects but with just about everything. People overestimate their understanding of political issues like tax policy and foreign relations, of hot-button scientific topics like GMOs and climate change, and even of their own finances" (p. 22).

Esta ilusión nos puede hacer creer que somos perfectamente dueños de nuestra aprehensión de la realidad y que la realidad es tal y como nosotros creemos que es, y no de otra manera. De sobras es conocida la postura del que cree saber de todo en las conversaciones pero no sabe realmente de nada en profundidad, postura popularizada por el dicho "Doctor Liendre, que de todo sabe pero que de nada entiende".

"How can we get around, sound knowledgeable, and take ourselves seriously while understanding only a tiny fraction of what there is to know? The answer is that we do so by living a lie. We ignore complexity by overestimating how much we know about how things work, by living life in the belief that we know how things work even if we don't... We tolerate complexity by failing to recognize it. That's the illusion of understanding" (p. 35)

Esta ilusión de que comprendemos el mundo, sus causas y su sentido se basa en una de las principales características de nuestra especie: nuestra habilidad para fabricar historias y relatos y llegar a creérnoslos (habilidad bien analizada en el libro Sapiens de Harari).

"Stories make up our identities, both our individual and the identities of the groups we are part of. We tell stories about he past -- we reminisce and romanticize. We tell stories about the future -- we predict and fantasize. And we tell stories about the present -- we construct who we are and daydream" (p. 66).

Nuestro conocimiento no procede de la razón y el análisis en una gran parte de las ocasiones, sino de nuestras intuiciones y pálpitos. Esta vía rápida, bien estudiada por Daniel Kahneman en su famoso libro Thinking, Fast and Slow nos lleva a tomar muchas decisiones de forma automática y sin realmente analizar la realidad en profundidad. Es, sin duda, una vía muy útil, porque la vida diaria nos obliga a sobrevivir contra reloj, y si nos paráramos a sopesar todos los pros y contras nos someteríamos a una duda permanente que nos paralizaría como a Hamlet.

"Intuition gives us a simplified, coarse, and usually good enough analysis, and this gives us the illusion that we know a fair amount. But when we deliberate, we come to appreciate how complex things actually are, and this reveals to us how little we actually know" (p. 83).

La otra razón de nuestra ilusión de conocimiento procede del hecho de que nuestra mente es una mente social, construida en colaboración con otros. Esta idea fue bien desarrollada por el psicólogo ruso Lev Vygostky: nuestro conocimiento no reside en la mente individual, sino en la mente colectiva, y de ahí la importancia que le damos al almacenamiento y transmisión de conocimiento de una generación a la siguiente.

"The knowledge illusion occurs because we live in a community of knowledge and we fail to distinguish the knowledge that is in our heads form the knowledge outside of it. We think the knowledge we have about how things work sits inside our skulls when in fact we're drawing a lot of it from the environment and from other people" (pp.127-8).

Esta ilusión hoy en día es aún más fuerte debido al uso de las nuevas tecnologías y al uso de Google como dios omnisciente fácilmente accesible en cualquier momento. Creemos poder sustituir años de estudio y trabajo concienzudo por una simple búsqueda de unos segundos: "Yet when we have the whole world's knowledge at our fingerprints, it feels like a lot of it is in our heads" (p. 139). Esta facilidad para acceder a todo el conocimiento instantáneamente hará que nuestra ilusión de conocimiento cada vez sea mayor. Por eso, cuando la tecnología falla, nos sentimos más perdidos que nunca. Debemos ser muy conscientes de que en realidad no sabemos, sino que estamos accediendo a un conocimiento depositado en otro lugar.

Los autores son totalmente escépticos en cuanto a la posibilidad de instruir a la población en sus conocimientos científicos. Para ello se basan en resultados y estudios que demuestran que todo el esfuerzo realizado en ese sentido es vano, pues las creencias preestablecidas son más fuertes que cualquier otra cosa: "Antiscientific beliefs are still pervasive and strong, and education does not seem to be helping" (p. 159). Por ejemplo, citan los esfuerzos realizados en Estados Unidos para explicar a los padres la importancia de las vacunas, que no solo no han obtenido los resultados esperados, sino que han provocado reacciones aún más adversas. "Scientific attitudes are not based on rational evaluation of evidence, and therefore providing information does not change them. Attitudes are determined instead by a host of contextual and cultural factors that make them largely inmune to change" (p. 180) (1). El problema de las actitudes anticientíficas y basadas en falsas creencias e ilusiones está bien documentado por Carl Sagan en su libro The Demon-Haunted World.

El problema se agrava al hablar de política, ya que gracias a las redes sociales tendemos a reafirmarnos en nuestras creencias debido a la participación en foros en que los que se recalca la estupidez de todos los que no piensan como nosotros, especialmente cuando se trata de valores que consideramos sagrados e intocables. Según argumentan los autores, la política norteamericana está muy basada en la comunidad y en la participación directa, y aunque pueda parecer un argumento elitista, está claro que la mayoría de la población no tiene el conocimiento necesario para tomar decisiones que solo podrían ser tomadas por expertos: "Individual citizens rarely know enough to make an informed decision about complex social policy even if they think they do" (p. 191). "We think that the facts about human ignorance provide an argument for representative democracy, not direct democracy" (p. 192). Desgraciadamente, el ser humano es fácil de engañar, proclive a argumentos populistas y prefiere que no le destruyan las ilusiones, aunque sean falsas: "People don't like their illusions shattered: In the words of Voltaire: "Illusion is the first of all pleasures" (p. 192).

En definitiva, hemos de reconocer que la ignorancia es inevitable, pues es imposible abarcarlo todo, y que las ilusiones tienen su lugar, siempre y cuando seamos conscientes de lo que son: ilusiones. Curiosamente y a pesar de haber estado todo el libro llamándonos la atención sobre los peligros de nuestras ilusiones, en el último capítulo los autores rompen una lanza a favor de las mismas: éstas nos dan la valentía de la ignorancia, la confianza y fuerza necesarias para emprender nuevos caminos, y el ánimo para explorar territorios desconocidos: "Many great human achievements are underwritten by false belief in one's one understanding. In that sense, the illusion may have been necessary for the development of human civilization". Este vertiente positiva de la ilusión está muy cercana a la acepción que tiene en español de "víspera del gozo", de la que habla Julián Marías en su libro Breve Tratado de la Ilusión.

"Illusion is a pleasure. Many of us spend a significant part of our lives living in illusion quite intentionally. We entertain ourselves with fictional worlds that offer no pretence of being real. And we fantasize, for the pleasure of it and also to enhance our creativity. Illusions can stimulate creative products by inspiring us to imagines alternative worlds, goals and outcomes. An they can motivate us to attempt things we wouldn't otherwise attempt. Ia that wrong? Should we really be minimizing our illusions?" (p. 261) "Thank heaven for little illusions" (p. 265).

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(1) Me pregunto si este escepticismo de los autores no está en sí mismo influenciado por el contexto en el que se ubica el libro, es decir, el público norteamericano. La población estadounidense ha demostrado ser una de las más adversas a las vacunas y proclive al fundamentalismo religioso, creacionistas, negacionistas de la teoría de la evolución o del calentamiento global, terraplanistas, avistadores de OVNIs, etc. Todo ello puede verse los siguientes enlaces:

https://www.elconfidencial.com/cultura/2012-10-22/las-ocho-creencias-mas-absurdas-de-los-estadounidenses-sobre-politica-exterior_502688/

https://m.publico.es/columnas/110593252791/strambotic-diez-cosas-demenciales-que-muchos-estadounidenses-creen-a-pies-juntillas/amp

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Review (DARWINIAN BUSINESS) 

Review (THREE POUND BRAIN)

Review (THE NY TIMES)

Reseña (LETRAS LIBRES)