martes, 27 de octubre de 2020

Mimoun

 

 Chirbes, Rafael. 2018 (3ª ed.). Mimoun. Anagrama (Colección Compactos). 


Recuerdo al leer Mimoun libros como El Cielo Protector o El Extranjero, donde se recrea el desconcierto y el estupor del occidental que se interna en las profundidades de la cultura árabe. El occidental huye de su vida rutinaria, de su vacío existencial y busca tras el estrecho la ilusión de lo exótico, de lo primitivo, de lo desconocido. Pero una vez que se aventura en territorio extraño, empieza a sentir perplejidad ante la realidad que encuentra, muy diferente a la soñada. "Pensaba todavía que Fez era la ciudad más hermosa del mundo, aunque no sabía muy bien explicar el porqué", dice el narrador al principio de la historia. Muy pronto llega la primera decepción: "El perfume del estiércol anulaba el de las especias y había empezado a asfixiarme en las terrazas del bulevar" (p. 28). 

Así comienza el narrador su progresivo descenso al infierno de una realidad que no esperaba. De Fez va a Mimoun, atraído por "el olor a leña quemada, la pureza del aire y el perfil de los alminares recortándose limpiamente contra el cielo" (p.32). Todo es bello al principio. Allí conoce a Francisco, otro español que llegó buscando un lugar donde trabajar tranquilo, pero que le advierte de su futuro, cuando le dice que allí "ha cavado una tumba de la que no puede escapar" (p.34). Por todas partes se deja entrever el recuerdo de un pasado elegante y esplendoroso en las casas francesas invadidas por la maleza, y un ambiente de decrepitud va invadiendo poco a poco el alma del narrador. El hedor y la sordidez van haciendo desaparecer todos los sueños y comienzan a aparecer extrañas pesadillas mientras el aburrimiento y la melancolía se hacen dueños de todo mientras Francisco toca a Satie al piano. 

La escena en la casa de putas es otro retrato impactante del choque entre lo imaginado y lo real: 

"Yo me quedé con una muchachita de piel oscura y cabellos rizados y cortos, que apenas debía tener dieciséis años y se parecía a la Sumurrut que Pasolini eligió para Las Mily Una Noches. Era tan hermosa que daba miedo tocarla, pero, cuando se desnudó, su sexo dejó escapar un hedor insoportable" (p. 51) 

Francisco, a pesar de todo, seguía empeñado en no abdicar por completo del Marruecos de sus sueños: 

"Cuando Francisco tomaba la decisión de levantarse de la cama, era porque había vuelto a convencerse de que Marruecos era maravilloso... se convencía de que todo a su alrededor estaba dibujado con la misma perfección que los cuerpos humanos de sus cuadernos amarillos... cuando caía la noche, y empujado sin duda por el deseo de hacer aún más perfecta la perfección, Francisco desparecía de casa" (pp. 56-57) 

Es muy difícil abandonar una ilusión, a pesar de que la realidad llame insistentemente a la puerta. Cuando el sueño se rompe, el ser humano busca el recurso de la esperanza. Es lo que intenta el narrador, que busca una salida al ambiente claustrofóbico en el que se encuentra: 

"Tenía que buscar la esperanza fuera, por detrás de los cadáveres de los plátanos, de las arruinadas casas del barrio colonial y de los cristales esmerilados del bar. ¿Qué clase de esperanza podía encontrarse allí?" (p. 63) 

Pero sus esfuerzos se encuentran con el muro de una cultura y una lengua extranjera en las que no consigue entrar. Esa inquietud y zozobra que provoca lo extranjero está perfectamente reflejada a lo largo del libro: si ya es difícil entendernos y comunicarnos con personas de nuestra propia lengua y cultura, lo extranjero se convierte en una realidad inaccesible, incomprensible, extraña, como irreal. 

"Yo ignoraba aquella lengua, bella y terrible, y no podía confiar en ningún dios. Las palabras del almuédano parecían nombrar objetos que yo nunca había visto, sentimientos que desconocía... Me sentía como si fuera una burbuja que flotase en el mar de la noche... El canto del almuédano describía jardines a los que yo no tenía acceso" (p. 87) "Tenía la sensación de que había abandonado un continente y de que nunca iba a llegar a otro. Me encontraba a la deriva" (p. 93). 

¿Cómo llegar al corazón del alma de nadie cuando uno tiene la sensación de no pertenecer a ese lugar? Esta sensación es bien conocida por el viajero que intenta adentrarse en el alma del país que visita o el inmigrante que busca desesperadamente entender qué se oculta bajo las palabras desconocidas de la nueva lengua, cuyos sonidos encubren una realidad amenazante. Se produce entonces una sensación de aislamiento e incomunicación que se antoja insuperable. 

"El aislamiento de la gente de Mimoun era como el de esos árboles inmensos y solitarios cuyas raíces se buscan bajo la tierra" (p. 115) 

El uso de diálogos en francés provoca en el lector esa sensación de incomunicación. El narrador no acierta a entender las verdaderas intenciones de sus interlocutores, y necesita utilizar su imaginación para cubrir los huecos de sentido, rellenándolos de miedo y llegando a sentirse amenazado. 

"El policía Driss olía a alcohol y se mostraba conmovido. Su discurso se parecía al de un padre: 

-- C'est difficile d'habiter entre nous sans famille. Quand il sent seul, trop seul, loin de son pays, l'homme devient dangereux.

Estábamos de pie en el salón de casa, el policía Driss había apoyado la mano sobre mi hombro y acercaba su cara a la mía. Podía oler su aliento sucio de alcohol. Por un momento llegué a pensar que iba a besarme en la mejilla, porque nuestras caras se rozaban. Entonces repitió: 

-- ... dangereux. 

Y me di cuenta de que me estaba amenazando"  (p. 135) 

La novela es una profunda reflexión sobre la confusión y el aturdimiento provocados por una realidad que se torna incomprensible cuando se choca de bruces con las ilusiones previas. 


Reseña (JUNGLELAND

Reseña (Cuéntame una historia) 

Mimoun: una aproximación orientalista a la novela de Rafael Chirbes (PDF) 





lunes, 26 de octubre de 2020

La Elección de las Palabras (seguido de La alegría y su Paradoja)

 


Rosset, Clement. 2012. La Elección de las Palabras (seguido de La Alegría y su Paradoja). Hueders. 

Rosset aparece una vez más entre estas notas por sus interesantes observaciones sobre la ilusión y la realidad. En el primer ensayo se pregunta sobre el porqué de la escritura, dejando claro la principal motivación desde su punto de vista: intentar ver con claridad algo que antes solo se percibía confusamente. La escritura permite dar forma al fantasma de las ideas, que en realidad son sólo eso, fantasmas, antes de obtener la forma de las palabras. Para Rosset, el pensamiento no precede a la escritura; por el contrario, el proceso de escritura es el pensamiento mismo. 

"En realidad no hay pensamiento previo y de alguna manera prefabricado. Solo hay pensamiento a partir del momento en que éste se formula, es decir, se constituye por la realidad de las palabras" (pp.23-24) 

Para Rosset, es una ilusión creer que la idea y la palabra son dos fenómenos discernibles uno del otro. Esta distinción la creamos acerca de otros muchos hechos, cuando establecemos una diferencia "fantasmática" entre la causa y el efecto: "Se trata siempre de la misma tendencia del espíritu humano a hacer, no de dos cosas una, sino de una cosa dos" (p. 29). 

Este tendencia la trata Rosset a fondo en su libro Lo Real y su Doble: consiste en creer que detrás de todo hay un espíritu que lo precede y trasciende. Pero esto es sólo una ilusión: cuando se escribe y se eligen las palabras adecuadas es cuando se produce el hecho de pensar. 

"Sin la palabra, que es la única que cuenta en la expresión de un pensamiento, el pensamiento no es más que un fantasma en espera de un cuerpo" (p.32). "La idea solo se muestra a la mente cuando la palabra ha sido encontrada" (p.34). "Privado del guardián de la palabra, el pensamiento se marchita y muere" (p.35). "Considerar que el acto esencial del pensamiento se sitúa por encima de las palabras y antes de su "traducción" en palabras proviene de la ilusión y la alucinación" (p.48). 

En su segundo ensayo, "La Alegría y su Paradoja", Rosset utiliza el sentido oculto en una serie de relatos que nos recuerdan que cuando intentamos escapar de lo real volvemos necesariamente a él y con creces. El ser humano desea de forma permanente, pero cuando el deseo es concretado, siempre viene la decepción. Por eso, según Spinoza, "el mejor de los mundos posibles no es un mundo en el que se obtiene los que se desea, sino un mundo en el que se desea algo" (p. 66). Debido a ello, la alegría no puede hacerse dependiente de los objetos de deseo, sino que debe liberarse de ellos, y quedarse simplemente en la "sola" alegría de vivir, sin más: es aquí donde radica la paradoja de la alegría. 

Esta "sola" alegría de vivir que no anhela objeto alguno, es la que produce por ejemplo la música, que según Rosset es "el más potente catalizador de la alegría, el coadyuvante principal del éxito de esta reacción casi bioquímica que transforma la angustia en serenidad y la tristeza en felicidad (y yo diría incluso, en cierto sentido, la alegría en certeza)" (p.67). Esta pura alegría de vivir es la que canta Fígaro en El Barbero de Sevilla: Fígaro es feliz por todo, pero por nada en particular. Este es el misterio y la paradoja de la alegría de vivir: ser feliz porque es absurdo serlo. En el fondo, es algo parecido a a la creencia religiosa: "Credo quia absurdum, creo porque es absurdo" (p. 68). No hay móvil, no hay pruebas, no hay testigos, no hay justificación. Es una alegría que no se hace ilusiones ni descansa en causas ni razones. 

En el apéndice titulado "La fuerza cómica" Rosset reflexiona sobre la risa y su importancia, ya que "sugiere que toda dirección es vana y toda significación ilusoria, una inanidad del sentido a todos los niveles. Marca una alto provisorio a todo sentido" (p.94). Rosset incide sobre todo en el tipo de risa que encuentra la absurdidad no de forma relativa, al hacer chocar contrariedades externas, sino que lo hace en su forma más radical y absoluta, en su propia absurdidad. Este tipo de comicidad es la que se considera más corrosiva y escandalosa porque socava los cimientos de nuestros valores (1), pero es a la vez "origen de un placer intenso, como lo ha mostrado parcialmente Freud, por la distancia que aquél hace posible con respecto de sí mismo y de la realidad en general" (p. 100). 

Finalmente, en el apéndice "La España de las Apariencias", Rosset  se detiene en una característica que dice que tiene el pueblo español: la facilidad con la que se adapta a las apariencias sin discutirlas. Para ello se basa en dos entremeses de Cervantes ("El Retablo de las Maravillas" y "La Cueva de Salamanca", que vienen a demostrar lo mismo que el cuento de Andersen "El traje nuevo del Emperador": la capacidad para conformarse con lo que se nos presenta. "En el Retablo se trata de hacer visible lo que no existe; en la Cueva de hacer invisible lo que existe" (p. 107). Según Rosset, el temperamento español presta atención a lo que aparece pero indiferencia a la realidad en sí ("lo que no se ve es como si no fuera" p.109;  "toda verdad se reduce a a lo que pueda decirse al respecto y hacerse creer" p.110; "es inútil buscar el oro bajo la arena; o en general, ponerse en busca de una realidad oculta bajo la apariencia" p. 112) .  Por todo ello, el pueblo español es el que se toma menos en serio del mundo. Y para concluir, Rosset afirma que de esta característica procede nuestra alegría: 

"La fuerza de esta alegría viene paradójicamente de la amplitud de su resignación trágica, de su desesperanza con respecto de todo auxilio exterior que vendría a confortar la realidad vivida e inmediata. Pues dicha ausencia de esperanza es también la fuerza suprema que permite vivir cómodamente en el seno de la pobreza misma, de adaptarse a todo, incluso a lo peor... el sentimiento de que abandonando toda ilusión y perdiendo toda esperanza se sale siempre ganando" (p. 114)   

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(1) Imposible no recordar aquí el libro El Nombre de la Rosa de Umberto Eco. 


martes, 20 de octubre de 2020

Citizen Kane

                                           


Welles, Orson. 1940. Citizen Kane. Mercury productions / RKO

En el libro Noche y Océano encuentro la siguiente cita de una carta que Hilda Bauer escribe a Goerg Lukács: "He aprendido que los seres humanos son inaccesibles. Que sus almas están tan lejos las unas de las otras como estrellas. Solo un resplandor remoto llega al otro. Sé que los seres humanos están rodeados de mares oscuros e inmensos, y que se miran los unos a los otros, anhelándose sin alcanzarse nunca" (413).  

Esta inaccesibilidad es la que marca el comienzo y el final de la película Citizen Kane con el cartel de "No trespassing" delante de la mansión de Xanadú construida por Charles Foster Kane. Desde el punto de vista de la ficción y olvidando de momento los paralelismos con la realidad, ése el corazón de la película: la dificultad (y podríamos decir imposibilidad) de conocer a otro ser humano, ya que de entrada es casi imposible conocerse a uno mismo. El guión de la película se basa en el seguimiento de una investigación periodística en la que un reportero intenta reconstruir el puzzle de la vida de un magnate de la prensa a través de entrevistas con las personas más allegadas. Cada una da su versión y su punto de vista, y así conseguimos tener una visión lo más completa posible del personaje, aunque siempre falta una pieza para tener el rompecabezas completo.

Por ello, la investigación termina sin un resultado claro, porque es imposible llegar al meollo del asunto, que en este caso se intenta reducir a la última palabra que pronunció Kane: Rosebud. El investigador no encuentra la salida del laberinto, que se halla enterrada bajo los miles de objetos apilados que han sido almacenados obsesivamente por Kane a lo largo de su vida, de la misma forma que almacenamos los recuerdos, de una manera desordenada y caótica. Aunque el espectador llega a conocer el significado de Rosebud al final (y creo que esto es lo que no le gustó a Borges de la película), en realidad el laberinto no tiene salida, puesto que es imposible reducir una persona a una sola palabra, y Rosebud tan solo es el MacGuffin de la historia. El principal atractivo de la película es el intento fallido de querer abarcar la realidad abordándola desde múltiples puntos de vista, llegando a la conclusión de que la realidad es inabarcable, y siempre habremos de conformarnos tan sólo con una aproximación. 

Por otro lado, está el atractivo del personaje en sí que se intenta retratar. Es el prototipo de magnate americano, el hombre inmensamente rico con un ego desmedido, el prototipo del sueño americano que ha amasado una fortuna inabarcable y que cree que la realidad se puede doblegar bajo su voluntad. Kane es propietario de una cadena de periódicos y no tiene el menor escrúpulo en cambiar la realidad para acomodarla a una mayor venta de ejemplares (ya se sabe: "que la realidad no te estropee un buen titular"). Se empeña en convertir a su mujer en cantante de ópera cuando sus dotes de solfeo no pueden ser más limitadas. Finalmente, termina siendo aborrecido por amigos y enemigos porque su soberbia no permite concesión alguna. El personaje está basado en William Randolph Hearst, magnate de la prensa que hizo lo posible por abortar el estreno de la película cuando intuyó que estaba reflejado en ella (abajo, enlace a la película RKO 281, sobre este tema). Desgraciadamente, el personaje no puede ser más actual (por algo el primer título de la película era simplemente "American"). El nuevo Kane sería a un político en ejercicio sin escrúpulos que, aunque no posee una cadena de periódicos, falsea la realidad a golpe de tweet cada día, y se cree por encima de la verdad e incluso por encima de las epidemias. La versión moderna de la película llevaría por título "Citizen Trump". Ojalá alguna vez llegue a ser sólo un personaje de ficción, pero de momento es terriblemente real.