lunes, 26 de octubre de 2020

La Elección de las Palabras (seguido de La alegría y su Paradoja)

 


Rosset, Clement. 2012. La Elección de las Palabras (seguido de La Alegría y su Paradoja). Hueders. 

Rosset aparece una vez más entre estas notas por sus interesantes observaciones sobre la ilusión y la realidad. En el primer ensayo se pregunta sobre el porqué de la escritura, dejando claro la principal motivación desde su punto de vista: intentar ver con claridad algo que antes solo se percibía confusamente. La escritura permite dar forma al fantasma de las ideas, que en realidad son sólo eso, fantasmas, antes de obtener la forma de las palabras. Para Rosset, el pensamiento no precede a la escritura; por el contrario, el proceso de escritura es el pensamiento mismo. 

"En realidad no hay pensamiento previo y de alguna manera prefabricado. Solo hay pensamiento a partir del momento en que éste se formula, es decir, se constituye por la realidad de las palabras" (pp.23-24) 

Para Rosset, es una ilusión creer que la idea y la palabra son dos fenómenos discernibles uno del otro. Esta distinción la creamos acerca de otros muchos hechos, cuando establecemos una diferencia "fantasmática" entre la causa y el efecto: "Se trata siempre de la misma tendencia del espíritu humano a hacer, no de dos cosas una, sino de una cosa dos" (p. 29). 

Este tendencia la trata Rosset a fondo en su libro Lo Real y su Doble: consiste en creer que detrás de todo hay un espíritu que lo precede y trasciende. Pero esto es sólo una ilusión: cuando se escribe y se eligen las palabras adecuadas es cuando se produce el hecho de pensar. 

"Sin la palabra, que es la única que cuenta en la expresión de un pensamiento, el pensamiento no es más que un fantasma en espera de un cuerpo" (p.32). "La idea solo se muestra a la mente cuando la palabra ha sido encontrada" (p.34). "Privado del guardián de la palabra, el pensamiento se marchita y muere" (p.35). "Considerar que el acto esencial del pensamiento se sitúa por encima de las palabras y antes de su "traducción" en palabras proviene de la ilusión y la alucinación" (p.48). 

En su segundo ensayo, "La Alegría y su Paradoja", Rosset utiliza el sentido oculto en una serie de relatos que nos recuerdan que cuando intentamos escapar de lo real volvemos necesariamente a él y con creces. El ser humano desea de forma permanente, pero cuando el deseo es concretado, siempre viene la decepción. Por eso, según Spinoza, "el mejor de los mundos posibles no es un mundo en el que se obtiene los que se desea, sino un mundo en el que se desea algo" (p. 66). Debido a ello, la alegría no puede hacerse dependiente de los objetos de deseo, sino que debe liberarse de ellos, y quedarse simplemente en la "sola" alegría de vivir, sin más: es aquí donde radica la paradoja de la alegría. 

Esta "sola" alegría de vivir que no anhela objeto alguno, es la que produce por ejemplo la música, que según Rosset es "el más potente catalizador de la alegría, el coadyuvante principal del éxito de esta reacción casi bioquímica que transforma la angustia en serenidad y la tristeza en felicidad (y yo diría incluso, en cierto sentido, la alegría en certeza)" (p.67). Esta pura alegría de vivir es la que canta Fígaro en El Barbero de Sevilla: Fígaro es feliz por todo, pero por nada en particular. Este es el misterio y la paradoja de la alegría de vivir: ser feliz porque es absurdo serlo. En el fondo, es algo parecido a a la creencia religiosa: "Credo quia absurdum, creo porque es absurdo" (p. 68). No hay móvil, no hay pruebas, no hay testigos, no hay justificación. Es una alegría que no se hace ilusiones ni descansa en causas ni razones. 

En el apéndice titulado "La fuerza cómica" Rosset reflexiona sobre la risa y su importancia, ya que "sugiere que toda dirección es vana y toda significación ilusoria, una inanidad del sentido a todos los niveles. Marca una alto provisorio a todo sentido" (p.94). Rosset incide sobre todo en el tipo de risa que encuentra la absurdidad no de forma relativa, al hacer chocar contrariedades externas, sino que lo hace en su forma más radical y absoluta, en su propia absurdidad. Este tipo de comicidad es la que se considera más corrosiva y escandalosa porque socava los cimientos de nuestros valores (1), pero es a la vez "origen de un placer intenso, como lo ha mostrado parcialmente Freud, por la distancia que aquél hace posible con respecto de sí mismo y de la realidad en general" (p. 100). 

Finalmente, en el apéndice "La España de las Apariencias", Rosset  se detiene en una característica que dice que tiene el pueblo español: la facilidad con la que se adapta a las apariencias sin discutirlas. Para ello se basa en dos entremeses de Cervantes ("El Retablo de las Maravillas" y "La Cueva de Salamanca", que vienen a demostrar lo mismo que el cuento de Andersen "El traje nuevo del Emperador": la capacidad para conformarse con lo que se nos presenta. "En el Retablo se trata de hacer visible lo que no existe; en la Cueva de hacer invisible lo que existe" (p. 107). Según Rosset, el temperamento español presta atención a lo que aparece pero indiferencia a la realidad en sí ("lo que no se ve es como si no fuera" p.109;  "toda verdad se reduce a a lo que pueda decirse al respecto y hacerse creer" p.110; "es inútil buscar el oro bajo la arena; o en general, ponerse en busca de una realidad oculta bajo la apariencia" p. 112) .  Por todo ello, el pueblo español es el que se toma menos en serio del mundo. Y para concluir, Rosset afirma que de esta característica procede nuestra alegría: 

"La fuerza de esta alegría viene paradójicamente de la amplitud de su resignación trágica, de su desesperanza con respecto de todo auxilio exterior que vendría a confortar la realidad vivida e inmediata. Pues dicha ausencia de esperanza es también la fuerza suprema que permite vivir cómodamente en el seno de la pobreza misma, de adaptarse a todo, incluso a lo peor... el sentimiento de que abandonando toda ilusión y perdiendo toda esperanza se sale siempre ganando" (p. 114)   

---------------------------------------------------------------------


(1) Imposible no recordar aquí el libro El Nombre de la Rosa de Umberto Eco. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario