domingo, 10 de mayo de 2020

El Tercer Hombre


Reed, Carol. 1949. The Third Man.

Graham Green pensó antes la película que la novela, que escribió después. En el guión vertió sus dos grandes obsesiones: el amor y la muerte. Su historia de hombre muerto que por arte de magia vuelve a la vida tenía un precedente: La Máscara de Dimitrios (1939), de Eric Ambler, de la que también hay excelente versión cinematográfica de Jean Negulesco (1944). Anton Karas la dotó de una música única e irrepetible. Joseph Cotten, Alida Valli, Trevor Howard y Orson Welles la interpretaron de forma insuperable. Y Carol Reed supo unir todos estos componentes para crear una película inolvidable.

Esta fue, según el propio Graham Green, la idea original que dio pie a toda la historia:

"I had paid my last farewell to Harry a week ago, when his coffin was lowered into the frozen February ground, so that it was with incredulity that I saw him pass by, without a sign of recognition, among the host of strangers in the Strand.

Se trata, pues, de una historia de muerte y resurrección. Holy Martins, escritor de segunda categoría de novelas del oeste, llega a una ciudad fantasma, la Viena de posguerra, para encontrarse con su amigo Harry Lime. Pero encuentra a un muerto, y asiste a su funeral, lugar donde conoce a aquellos que podrían darle pistas de los sucedido. Preguntando a unos y otros intenta poner en pie lo ocurrido, pero todos los asistentes parecen muertos vivientes, que se mueven como entre sombras sin llegar a salir por completo a la luz. De la misma forma, la ciudad está vacía y muerta. Esta búsqueda recuerda el momento en que Juan Preciado llega a Comala buscando a su padre y también se sumerge en una ciudad fantasma, rodeado de espectros. No sólo encontramos ecos de Pedro Páramo; también están presentes Los Muertos de James Joyce, o Crimen y Castigo de Dostoyevski, por el famoso párrafo del reloj de cuco (1).

El Tercer Hombre también es una película sobra fantasmas, siendo el primer fantasma Harry Lime, al que todos dan por muerto pero que en un momento determinado vuelve del más allá, en una de las apariciones más sobrecogedoramente filmadas. Holly Martins no llega a creerse lo que ven sus ojos, y se echa agua en la frente pues cree que todo es una alucinación producida por una borrachera. Pero efectivamente Harry está vivo, y ahora se enfrentan ambos, su amigo y su antigua novia, Anna, al terrible descubrimiento de la verdadera identidad de Harry.

El mayor Calloway es el encargado de abrirles los ojos a la realidad. Holy, escritor de novelitas del Oeste donde el honor y la venganza son la ley imperante, no puede soportarla cuando el mayor le va haciendo consciente de la verdadera y terrible historia de Harry Lime. Holy lo tiene idealizado como amigo de la juventud y no tolera ver su verdadero rostro. Se enfrenta entonces a la disyuntiva de traicionar a su amigo o traicionar a sus principios. Anna, en cambio, lo soporta todo, es capaz de aguantar el baño de realidad, pues hay algo que lo supera todo: el amor que siente por Harry.

"Holy: ¿Calloway se lo dijo? 

Anna: ¿Decirme qué? 

Holly: La verdad de harry. ¿La sabe? 

Anna: Sí, he visto al mayor Calloway esta tarde. Es mejor que haya muerto. Sabía que traficaba, pero no así. 

Holy: Hemos sido amigos durante veinte años y creía conocerle. Supongo que en su fuero interno se reía de los tontos como yo. 

Anna: Sí, le gustaba reír. 

Holly: Vendía penicilina adulterada.. y me pidió que escribiera algo sobre su definitiva aportación a la medicina... en su carta decía que hacía una labor de ayuda a los hospitales...

Anna: Por favor, deje de imaginárselo como usted desearía que fuese. Harry era un ser real, no solo su amigo y el hombre que yo amaba. Era... Harry.

Holly: Bueno, no me venga con sermones. Habla de él como si fuese un granujilla que se ha portado mal..." (2) 

Este diálogo está inserto en la escena central de la película, segundos antes de la "resurrección" de Harry Lime. En él aparecen reflejadas las posiciones de los protagonistas una vez la realidad le ha explotado delante de su ojos. Holly no la acepta, siente como su ideal se ha roto y se niega a asumir su visión equivocada de un ídolo caído y hecho pedazos. Anna, en cambio, aunque es consciente de lo ocurrido, lo asume y lo acepta, porque no ama a un ideal, sino a un hombre de carne y hueso. Anna ama lo que es, no lo que debería ser. Holly encarna la moral; Anne, el amor a lo real.  Por algo Holly es escritor de novelas del Oeste y él mismo hace las veces de un llanero solitario y justiciero  (Popescu, un amigo de Harry, ya se lo advirtió al final del coloquio sobre la novela moderna: no se deben mezclar ficción y realidad). En cambio, Anne no ama a un personaje de ficción, sino la realidad, por muy terrible que esta sea. Esta encrucijada irresoluble entre lo ideal y lo real es la esencia de todos nuestros conflictos morales.

Cuando vuelven a enterrar a Harry, esta vez de verdad (en la película asistimos a dos entierros y un desentierro, el del tercer hombre, otro fantasma que sobrevuela toda la película), Holly intenta aproximarse a Anna una vez más en un escena que es quizás el plano sostenido más bello de la historia del cine. Ella pasa por su lado sin mirarlo siquiera, pues Holly ha traicionado a su amigo por sus principios. Cada espectador ha de decidir con quién se queda, pues no hay término medio.

_________________________________________

(1)  "In Italy for thirty years under the Borgias they had warfare, terror, murder, bloodshed—but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci, and the Renaissance. In Switzerland they had brotherly love, 500 years of democracy and peace, and what did that produce? The cuckoo clock."

"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".

En Crimen y Castigo, leemos:

"En una palabra, llego a la conclusión de que todos los hombres no ya grandes, sino que se destaquen un poco de lo corriente, o sea los que estén en condiciones de decir algo nuevo, por poco que sea, necesariamente han de ser criminales por su propia naturaleza, en mayor o menor grado. De no ser así, les resulta muy difícil salir del camino hollado, y a mi modo de ver incluso están obligados a no conformarse" (pp.282-283) de la edición de Ediciones Orbis. 

(2)  En la versión original de la película, Martins dice:  "I knew him for twenty years, at least I thought I knew him." En la novela sus palabras son: "I feel as though he had never really existed, that we dreamed him" . Anna le responde en ambas : "For G-d's sake, stop making him in your image. Harry was real. He wasn't just your hero and my lover. He was Harry. A man doesn't alter because you find out more".



The Third Man as a story and a film (THE NY TIMES)

Adapting the Third Man (SCREEN ONLINE)

Graham Greene's and Carol Reed's The Third Man (PROJECT MUSE)

5 things you may not know about The Third Man (INDIE WIRE)

Review (THE CRITERION COLLECTION)

Review (OBSERVER)

Review (ROGER EBERT)

Review (THE GUARDIAN)

Review (AV CLUB)

The Third Man (Celebrating a film classic)

Coloquio de Cine en B&N (José Luis Garci)


No hay comentarios:

Publicar un comentario