lunes, 29 de abril de 2019

Elogio de la Locura


De Rotterdam, Erasmo. 2011 (3ª ed.). Elogio de la Locura. Alianza Editorial

La obra de Erasmo se refiere a la locura en el sentido de Estupidez, Estulticia, Necedad. Es un estudio ácido e irónico sobre lo extendida que está esta "virtud" entre los seres humanos, siendo una de las principales causas de nuestra dificultad para ver la realidad tal cual es. Ya vimos bien lo común de la estupidez en la historia en el libro de Pedro Voltes, y todas las estrategias que el cerebro utiliza para engañarnos en libros como los de Rubia o Fine.

La genialidad de este libro es utilizar la voz de la estupidez en primera persona, como si de una diosa se tratase, para hacernos ver su universalidad y necesidad para hacer la vida llevadera y soportable. Lo que ha hecho el libro inmortal es la posibilidad de múltiples interpretaciones, ya que a veces es difícil saber cuándo se está ironizando y se está manteniendo el punto de vista opuesto al que se expresa, y cuándo se está hablando con sinceridad y se coincide con lo que se dice. Por eso hay tantas lecturas e interpretaciones, como puede verse en los diferentes análisis cuyos enlaces dejo más abajo.

De una cosa no cabe duda: la Estupidez es la que habla siempre en el libro, la misma voz, la que lo domina todo, tanto cuando se trata de una necedad que lleva a situaciones negativas para la convivencia como la que conduce a la felicidad y la beatitud. En ambos casos, la falta de lucidez es necesaria, aunque conduce a diferentes lugares.

En el primer grupo, encontramos a amigas íntimas de la Estulticia como el Amor Propio, la Adulación, el Olvido, la Pereza, la Voluptuosidad, la Demencia o la Molicie (p.49). Todo ello conduce al ser humano a introducirse en situaciones en las que, si se detuviera a analizar con lucidez los pros y los contras, probablemente, nunca se metería. Aquí se encuentra por ejemplo la estupidez del arrogante que se cree sabio y su amor propio le hace olvidar lo poco que sabe; la necedad de los que se dejan arrastrar por las pasiones, la ira o la adulación. También aquí se halla la estupidez necesaria para dejarse dominar y que unos ejerzan el poder sobre otros, es decir, la insensatez que "crea naciones y mantiene imperios, autoridades, la magistratura, la religión, los consejos y los tribunales" (p.76). Es la necedad de los pedantes, de los filósofos y teólogos que se creen semidioses en posesión de la verdad; de los cortesanos y obispos que viven sumidos en un mundo de falsedad, adulación y mentira. Es la necedad que proviene del orgullo, la soberbia, el poder, la corrupción. No hay ningún problema con respecto a este tipo de estupidez: todo el mundo estará de acuerdo en que Erasmo se refiere a ella con ácida crítica e ironía, en ataque frontal.

Pero ahora viene la parte más interesante desde mi punto de vista. Es aquella estupidez que conduce a la felicidad. Por ejemplo, la necedad que otorga la simple ignorancia, de la que ya Sófocles dijo; "Vida felicísima la de los que no piensan en nada. La ignorancia proporciona la vida más feliz" (p.52). En este caso, se relaciona la estupidez con la alegría de la infancia, la insensatez de la juventud y la chochez de la vejez. Este tipo de estupidez, amiga de la inocencia, la ilusión, la dicha, conduce a un término que no causa daño, sino todo lo contrario: lleva a la felicidad y paz de espíritu. También estaría aquí incluida la estupidez amiga de la mentira piadosa y el disimulo, en cuanto necesarios para la convivencia y la concordia que hacen posible las relaciones humanas (p.67). O la necedad relacionada con el conformismo que prefiere ver la parte positiva de las cosas y no mirar ni enfrentarse a lo negativo, con tal de hacer amable la vida (p.66). También, por supuesto, nuestra tan querida y ensalzada auto-estima: "que nadie se arrepienta de su figura, de su talante, familia, lugar, posición, ni de la patria" (p.69).  Esta misma estupidez es la que aconseja adaptarse a lo que hay sin rechistar: ""Obra mal el que no toma las cosas como vienen, el que no baja a andar por la calle, el que no quiere acordarse, al menos, de aquella sabia norma de los banquetes: "O bebes, o te vas"; o el que pretende que la comedia nos ea comedia" (p.80). ¿Realmente Erasmo critica esta necedad, o la ensalza?

Incluida en este tipo de estupidez, que podríamos denominar "positiva", también está la relacionada con las creencias religiosas. Por ejemplo, la tranquilidad que otorga al espíritu la creencia en santos o dioses: ""Hay también santos poderosos en varios aspectos, especialmente la Virgen María Madre de Dios, a quien el vulgo ignorante atribuye casi más poderes que a su Hijo" (p.103). Es la idiotez en la que se fundan las religiones, como la de Cristo, que quiso "curar nuestros pecados por la insensatez de la cruz", y rodearse de "apóstoles rústicos y simples. A estos les predica la insensatez, y les enseña que se aparten de la sabiduría, llamándolos a imitar a los niños, a los lirios, el grano de mostaza, y a los pájaros; todos ellos seres sencillos, sin pretensiones, que se dejan guiar por el instinto, sin artificio y cuidado alguno" (p.168). "No hay locos más rematados que aquellos que están poseídos por el ardor de la piedad: entregan lo que tienen, olvidan las injurias, se dejan engañar, no distinguen entre amigos y enemigos, aborrecen los placeres... La felicidad que los cristianos buscan con tanto trabajo no es otra cosa que una especie de locura e insensatez" (p.171) "La gente piadosa desprecia todo lo relativo al cuerpo, para entregarse más a la contemplación de las cosas invisibles" (p.172). Es esta la locura de los místicos, que "sólo saben que fueron felices durante el éxtasis. Se lamentan de haber vuelto a la razón, ya que nada desean más que vivir perpetuamente esta clase de locura" (p.177). ¿A quién hace mal esta locura? Si es fuente de paz y felicidad, ¿qué tiene de malo? ¿Está Erasmo en contra de ella?

Este segundo tipo de insensatez es el verdaderamente interesante. Si proviene de la misma voz, la voz de la estulticia, ¿cómo podemos renegar de una y comulgar con la otra? Esto es lo que provoca incomodidad e incomprensión en el lector. "A todos aquellos que encuentran esto ridículo les pediría que meditaran y se preguntaran si no es mejor este tipo de vida placentera y loca, que ir buscando por ahí, como dice la gente, un tronco donde ahorcarse" (p.85). "Sucede que, muchas veces, este tipo de locura tiende al placer y proporciona una notable alegría" (p.97).

Ya tratamos este tema al analizar el libro de Marina sobre la estupidez. ¿Qué es preferible? ¿La lucidez o la felicidad? ¿Es necesario decidir entre ambas? ¿Es imposible la unión de las dos?


Libro (Cervantes virtual)

Análisis (aion.mx)

Análisis (Omnibum Dubitandum)

Análisis (Perdidas musas)

Análisis (Margarita Álvarez)

Análisis (Jardín de los Clásicos) 

Análisis (Sociedad 3.0)

La locura según los grandes escritores

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