sábado, 26 de octubre de 2019

El Naufragio de las Civilizaciones


Maalouf, Amin, 2019. El Naufragio de las Civilizaciones. Alianza Editorial.

Amin Maalouf , escritor y periodista franco-libanés que ha vivido de primera mano el conflicto interminable de los países del Levante (como él gusta llamar al área geográfica que Occidente denomina Oriente próximo), nos ofrece su visión de la historia del siglo XX y siglo XXI, haciendo especial referencia a lo que él considera el corazón de todos los conflictos y problemas que nos asolan: la tensión entre el Occidente secular y el mundo árabe, con especial foco en el conflicto árabe-israelí.

De la misma forma que otros periodistas que han vivido la historia contemporánea en primera fila, como Kapuscinski o Vicente Romero, nos da una visión de la realidad dura y desesperanzada. Para Maalouf, la historia de nuestra civilización es la historia de un naufragio. En torno a 1979, se transforma la visión del mundo. "En adelante, iba a ser el conservadurismo el que se proclamara revolucionario, mientras que los seguidores del "progresismo" y de la izquierda no iban a tener ya más objetivo que la conservación de lo sucedido" (p.146). Maalouf señala varios acontecimientos como emblemáticos de la nueva era: la revolución islámica del ayatolá Jomeini en Irán, la revolución conservadora de Den Xiaoping en el Partido Comunista chino, la elección de Juan Pablo II como papa de la Iglesia católica y la revolución conservadora de Margaret Thatcher en el Reino Unido, todos acaecidos en torno a 1979. Todo ello acompañado de la crisis del petróleo y la crisis terminal del régimen soviético.

Thatcher fue seguida por Ronald Reagan en Estados Unidos. Ambos tienen como biblias a La Riqueza de las Naciones de Adam Smith con su bendición del sistema libre de mercado (p.207) y a  Atlas Shrugged, de Ayn Rand, la filósofa "revolucionaria" defensora del libertarismo antiestatal (p.148). Adam Smith se recicla tres siglos más tarde por su defensa a favor del sistema capitalista, que pasa a ser considerado como la única opción posible que conduzca al progreso y riqueza de las naciones (como ya hemos visto en libros como La Llamada de la Tribu de Vargas Llosa o Enlightenment Now de Steven Pinker).

Este estado de cosas tiene sus precedentes en la actitud colonialista de Occidente en el Levante, especialmente la de Churchill y el Reino Unido en Egipto o la de Estados Unidos en Israel y Palestina. La historia de la segunda parte del siglo XX en esta zona del mundo es calamitosa, y Maalouf escribe un apasionante relato personal sobre cómo fueron desapareciendo todas las esperanzas de renovación y modernización en esa parte del mundo, radicalizándose cada vez más las posturas hasta el punto de no dejar salida posible:

"Atrapados entre dos fuerzas indomeñables, la de la rabia árabe, que iba creciendo, y la de la arrogancia occidental, que golpeaba a derecha e izquierda con la sutileza de un paquidermo borracho, los míos estaban perdidos hicieran lo que hicieran" (p.45)

Maalouf repasa la historia de Nasser, el canal de Suez, la guerra del Líbano, el derrocamiento del shah de irán y la desintegración progresiva de un mundo que llegó a ser portador de grandes valores humanos, pero que se se desmoronó víctima de las tensiones mundiales que se dirimieron en ese terreno de juego. La onda expansiva ha llegado a contaminar al mundo entero.

"La desintegración de las sociedades plurales de Levante ha traído consigo una degradación moral irreparable que en la actualidad afecta a todas las sociedades humanas y da rienda suelta en nuestro mundo a barbaries insospechadas" (p.69).

Pero parece que la única utopía permitida hoy en día es la de la economía de mercado, impulsada desde Washington, Londres y Pekín. Se inicia una era de descrédito y desconfianza hacia lo público que ha creado fracturas sociales y injusticias y desigualdades obscenas: "la ideología que prevalece y que establece las normas se basa en el sacrosanto egoísmo de los individuos y de sus "tribus": naciones, etnias y comunidades de todo tipo " (p.210). Occidente, tras la caída del muro de Berlín, opta por forzar la ventaja del sistema de libre mercado, y ni Estados Unidos ni Europa quieren poner en peligro la burbuja alegando razones de "seguridad". (Esta misma obsesión por la seguridad es una de las características de nuestra época que también señala como clave Bauman en su libro Vida Líquida). La herramientas tecnológicas han contribuido a proporcionarnos "una sensación de prosperidad y omnipotencia; pero son como las pulseras electrónicas de los presos en libertad vigilada" (p. 252). Para Maalouf, el mundo ha tomado una deriva orwelliana que ha llevado a un entumecimiento del espíritu crítico y una dejadez de los valores de libertad y solidaridad en favor de la seguridad. "La humanidad tiene que elegir entre a libertad y la felicidad, y para la inmensa mayoría la felicidad es mejor, ponía cínicamente Orwell en labios de uno de los personajes de 1984" (p.258).

Maalouf tiene una visión agónica de nuestra civilización: "Que millones de personas sean presa de la desesperación y que muchas de ellas acaben adoptando comportamientos suicidas nunca se había dado en la Historia" (p.81). El marxismo cumplió un papel utópico que animó la esperanza de muchos durante un tiempo, pero que condujo a un callejón sin salida. Hoy en día es la fe en el libre mercado el único asidero, o bien son los movimientos identitarios los que pretenden tomar la antorcha de la utopía. La fe en lo primero es para Maalouf "sinónimo de negación, ceguera e irresponsabilidad" (p.275). Los segundos solo han conducido y conducen a atrocidades aún mayores que las que ya hemos presenciado. Maalouf aboga por la creación de un "anchuroso movimiento capaz de llevar a cabo una movilización masiva de nuestros contemporáneos en torno a valores universales y más allá de todas las fronteras políticas, religiosas, étnicas o culturales" (p.91). Esta es su última esperanza.

Entrevista (EL PAÍS)

Entrevista (EL DIARIO.ES)

Entrevista (EL CULTURAL)


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