domingo, 20 de octubre de 2019

Vida Líquida


Bauman, Zygmunt. 2005. Vida Líquida. Austral (Décima reimpresión: junio de 2018).

Este libro está muy relacionado con El Estilo del Mundo de Vicente Verdú. Realiza un análisis de la sociedad contemporánea, la sociedad de consumo capitalista donde todo cambia de forma permanente, envejece antes de lo debido y fuerza al consumo permanente y obsesivo, un consumo ansioso que mantenga al sistema activo, como un animal con un gula feroz que necesita engullir sin cesar para mantenerse vivo.

Varias son las características de la vida líquida: el cambio constante, la incertidumbre, la desechabilidad, la volatilidad, la obsolescencia, el vértigo, la desorientación, el desapego, la desestabilidad, la no-identidad, la vivencia del presente absoluto, la velocidad, la novedad, el individualismo, la falta de lazos sociales, la desvinculación, la discontinuidad, el olvido, la globalización, la desigualdad. Es un mundo irreal, de ficción, donde supuestamente todos los deseos son inmediatamente satisfechos a cambio de dejarse llevar por el tsunami del exceso y el despilfarro permanente. El prototipo es el "Homo eligens" (p.49), un hombre que está eligiendo sin cesar, impermanente, incompleto, indefinido, insatisfecho:

"Actualmente, todos somos la Alicia a la que Lewis Carroll advertía de que "lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto uno pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido" (p.36).

Hay que evitar todo lo que molesta para ese desenfreno consumista: los hijos, por ejemplo, son un problema y el amor no es más que liberación de oxitocina y no exige compromiso alguno; en cambio, la obsesión por el fitness, la forma física, el maquillaje, sí son aspectos totalmente en consonancia con la vida líquida.

Parecía que el progreso nos traería la felicidad consigo, pero a cambio,"en lugar de dulces expectativas y dulces sueños, el progreso evoca un insomnio repleto de pesadillas en las que uno sueña que se queda rezagado, pierde el tren o se cae por la ventanilla de una vehículo que va a toda velocidad y que no deja de acelerar" (p. 93). Este insomnio trae consigo una sensación de inseguridad que se ha convertido en una obsesión por elevar muros, inundarlo todo de cámaras de seguridad y vigilante armados. Bauman hace referencia a las "gated communities", urbanizaciones con que son como fortificaciones defensivas cada vez más comunes en nuestra sociedad, las mismas de que las habla Verdú en su libro.

La Vida Líquida apunta en la misma dirección que La Sociedad de la Externalización, pues incide en el hecho de que esa supuesta conquista de la felicidad permanente solo llega en realidad a una parte ínfima de los habitantes del planeta. El liberalismo capitalista de Adam Smith mantiene que la elevación del nivel de vida de unos pocos traerá inevitablemente la misma subida del nivel de vida para todos, por un principio milagroso de vasos comunicantes (ver a favor de esta tesis La Llamada de la Tribu de Vargas Llosa o Enlightenment Now de Steven Pinker). Pero Bauman sostiene lo contrario, es decir, que "la perspectiva de extender el modo de vida del que disfrutan los enclaves privilegiados hasta abarcar la totalidad del planeta es del todo irreal" (p.41). Hay un excedente peligroso de seres humanos que amenazan con destruir este paraíso. Los gobiernos se enfrentan "al imponente desafío de deshacerse de los seres humanos sobrantes en un planeta que ya está lleno y en el que y en el que ya no cuentan con las válvulas de escape en forma de territorios de ultramar que antaño les servían de vertedero de residuos" (p.135).

En la sociedad líquida hay un desinterés creciente por lo social y lo político, pues la ciudadanía ha quedado reducida a una sociedad de consumidores interesados tan solo en su satisfacción individual. La ignorancia, la falta de interés por conocer la realidad, son potenciados: sólo interesa lo privado y permanecer en continuo movimiento. "No es que las personas se traguen el cuento, como se suele decir, es que desean que les engañen, sienten que sus vidas serían completamente insoportables si dejaran de aferrarse a satisfacciones que no lo son en absoluto" (1).  Dada la volatilidad de todo, ¿qué sentido tiene hacer previsiones o intentar mejorar las cosas? ¿Cómo vamos a tener planes de futuro o utopías colectivas? No hay esperanza alguna de que haya otro mundo posible, éste es el único.

En este mundo en el que parece que ya no hay alternativas, Bauman no tiene pudor en admitir que el pensamiento de Marx sigue siendo relevante, pues sus acusaciones contra el capital continúan siendo válidas, y aún más, lo son a escala planetaria (p.191). También reivindica a Ernest Bloch y la necesidad de utopías, pues el hombre es básicamente una criatura esperanzada (p.199). Es por ello por lo que, según Bauman, no hemos de renunciar a la búsqueda de "un nuevo tipo de escenario global en el que los itinerarios de las iniciativas económicas de cualquier rincón del planeta dejen de ser tan sumamente volubles y dejen de estar guiados exclusivamente por las ganancias momentáneas sin prestar atención a los efectos secundarios y a las "víctimas colaterales" (p. 201).

¿Dónde está ese escenario? ¿Podemos realmente escapar a la vida líquida?

__________________________

(1) Cita de Adorno en The Culture Industry"(p.186)

Documental francés de 2011 sobre la ·obsolescencia programada", una de las principales características de la "vida liquida":

No hay comentarios:

Publicar un comentario