Los equívocos caminos de la ilusión y la realidad a través de la filosofía, la literatura, el cine, el arte, el periodismo y la ciencia
viernes, 1 de noviembre de 2019
La Vida es Sueño
Calderón de la Barca, Pedro. 2014. La Vida es Sueño. Austral Educación (Espasa)
A Segismundo le practican la más atroz tortura, una "luz de gas" que que solo una mente cruel podría concebir. Es encerrado desde niño en una torre, encadenado, para que no se cumpla una terrible profecía (traicionará a su padre y se convertirá en un tirano). Es algo parecido a lo que hacen con el Buda, al que también se le encierra en palacio para huir de otra profecía, aunque Shidarta es más afortunado pues se le hace vivir entre algodones para que no conozca la cruda realidad. Clement Rosset compara la historia con otras que también se basan en la ilusión oracular, como Edipo Rey, en la que la predicción del oráculo termina haciéndose realidad, pero de forma sorpresiva, pues el destino termina llegando de una forma u otra a pesar de haber querido ser evitado (1). La mentira brutal a la que se ve sometido Segismundo también nos recuerda a Hamlet, por el estupor sufrido por la persona cuando no acierta a entender lo que ocurre, pues la realidad le ha sido tergiversada y ocultada.
Cuando un día se le permite a Segismundo salir de su cárcel y conocer la realidad, su comportamiento se vuelve agresivo al descubrir la canallada que habían hecho con él, lo cual es perfectamente comprensible. Se le pide paciencia y calma, pero al no encontrarlas, se convierte en fiera enloquecida, por lo que es devuelto a su prisión, haciéndole creer que todo ha sido un sueño.
"Yo soñé que estoy aquí
destas prisiones cargados,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son". (p122)
Más adelante, es rescatado por el pueblo para destituir a su cruel padre y ser proclamado rey, con lo que los vaticinios del oráculo comienzan a cumplirse. Pero el pobre Segismundo ya no sabe cuándo está soñando y cuándo está viviendo en la realidad. Lo más sorprendente de la enloquecedora situación a la que Segismundo se ve sometido es que en esta ocasión ya no pierde la cordura, sino todo lo contrario.
Calderón quiere demostrar que en cierta forma podemos escapar del destino, que no hay nada predeterminado y que nuestra voluntad y nuestro libre albedrío pueden con la más terrible de las penalidades. Segismundo, al percatarse de que es imposible distinguir ilusión de realidad, acepta esta condición de incertidumbre y opta por la mesura, la prudencia, la templanza, la misericordia. Si todo es sueño, ¿de qué sirve airarse? Si todo es ilusión, ¿por qué atormentarse la vida y atormentar a los demás?
"A reinar, fortuna, vamos;
no me despiertes si duermo,
y si es verdad, no me duermas.
Mas, sea verdad o sueño,
obrar bien es lo que importa.
Si fuere verdad, por serlo;
si no, por ganar amigos
para cuando despertemos" (p.131).
¿Puede caber mayor pragmatismo y mayor conformismo? Sea cual sea la situación, sueño o realidad, da lo mismo: la virtud es el camino, la aceptación de lo que ocurra es el camino. Segismundo transforma la necesidad en virtud. Ya que no hay escapatoria, la solución es calmarse y vivir la vida como si fuera un sueño y el sueño como si fuera la realidad. Si las dos son indistinguibles, piensa Segismundo, gocemos de ambas como si la misma cosa fueran.
"¿Tan semejante es la copia
al original que hay duda
en saber si es ella propia?
Pues si es así, y ha de verse
desvanecida entre sombras
la grandeza y el poder,
la majestad y la pompa,
sepamos aprovechar
este rato que nos toca,
pues solo se goza en ella
lo que entre sueños se goza.
...
Esto es sueño; y pues lo es,
soñemos dichas agora,
que después serán pesares" (p.150).
Otros no han sabido ser tan sabios. Hamlet, por ejemplo, ante tanta confusión, mentira y engaño, opta por la ira, el odio y la venganza. El príncipe de Dinamarca hace de todo menos aceptar lo ocurrido. Quiere entender lo que pasa, desbrozar las mentiras, descubrir la verdad, desenmascarar al mentiroso, vengar la injusticia. Se debate consigo mismo, inventa ardides y estratagemas, se enfrenta, lucha y muere.
César, un trasunto de Segismundo en la película de Amenábar Abre los Ojos, se da cuenta de que ni en sueños puede uno escapar a los laberintos del subconsciente y de que ni en el mundo onírico existe la libertad. Uno es esclavo de sus recuerdos, sus pasiones, sus traumas. César no encuentra la calma a pesar de que se le ofrece la posibilidad de tener un control absoluto de la situación, pues su mente le sigue tendiendo trampas y le lleva por caminos inesperados. Busca la forma de salir del laberinto, investiga, se enfrenta, lucha y se suicida en su propio sueño con la esperanza de volver a la realidad, por muy dura que esta sea.
En cambio, Segismundo deja a todos boquiabiertos. En vez de la venganza, opta por la clemencia. En vez de la ira causada por la confusión, opta por la aceptación de la incertidumbre. Todos quedan admirados ante su conducta.
"¿Qué os admira? ¿Qué os espanta?
si fue mi maestro un sueño,
y estoy temiendo en mis ansias
que he de despertar y hallarme
otra vez en mi cerrada
prisión? Y cuando no sea,
el soñarlo sólo basta;
pues así llegué a saber
que toda la dicha humana,
en fin, pasa como sueño.
Y pienso hoy aprovecharla
el tiempo que me durare,
pudiendo de nuestras faltas
perdón, pues de pechos nobles
es tan propio el perdonarlas" (p.162).
¿El sueño es realidad? ¿La realidad es sueño? El príncipe de Polonia, a diferencia del de Dinamarca, ha decidido que es vano empeñarse en descubrirlo, pues nunca lo sabremos, nunca llegaremos al corazón de la realidad, pues es inabarcable, inasible, incomprensible. ¿Para qué atormentarse en querer salir de un laberinto del que jamás podremos encontrar la salida? Vivamos en el laberinto, disfrutando de la ilusión y la realidad como si fueran lo mismo, pues lo son, de la mejor manera posible. Esta es para Segismundo la lucidez, el camino que lleva a la paz.
¿Cuál es el camino de la lucidez? ¿El de Hamlet y su desasosiego, su lucha por conocer la verdad, su obsesión por abrir los ojos y llegar al corazón de la realidad, aunque tenga fatales consecuencias? ¿O el de Segismundo y su sosiego, con la placidez que da el descanso en la incertidumbre y la vivencia positiva del presente sea este ilusión o realidad?
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(1) Rosset, Clément. 2015. Lo Real y su Doble. Ensayo sobre la Ilusión. Hueders.
La Vida es Sueño: obra paradigmática (CERVANTES VIRTUAL)
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