sábado, 7 de marzo de 2020

Esperando a Godot


Beckett, Samuel. 1952. Esperando a Godot.

Dos vagabundos perdidos, Estragón y Vladimiro, sin otro objetivo en el día a día que esperar a alguien que nunca aparece y su diálogo absurdo: éste es el único argumento de la inmortal obra de Beckett. Quijote y Sancho, la pareja por antonomasia a la que podemos remitir todas las demás parejas, también se empeñan en ilusiones absurdas (Dulcinea y la Ínsula Barataria), pero están activos, se mueven hacia ellas, las buscan, se empeñan, luchan, perseveran en ellas. Por el contrario, Estragón y Vladimiro sólo esperan. Ese es el tema principal de la obra: la esperanza pura, que no es otra cosa que la espera pasiva, la creencia en que puede ocurrir otra cosa diferente a lo real, pero que al ser irreal, nunca llega. Es la ilusión sin base alguna, la quimera, la utopía, la otra vida, el más allá, el otro mundo, Dios: el hambre de irrealidad.

Estragón y Vladimiro esperan, creen que alguien va a venir a salvarlos de su miserable vida: un Redentor, un Mesías, un Salvador, Godot. Creen en él, y no hacen nada por salir de esa espera; dejan pasar los minutos, y la realidad pasa ante sus ojos como un sueño absurdo. La realidad la representan Pozzo y Lucky, el amo y el esclavo, la explotación del hombre por el hombre, el sufrimiento sin fin, ante los que los vagabundos no saben reaccionar, tan sólo quedarse estupefactos. Cuando se intenta pensar y reflexionar sobre la realidad, para buscarle una explicación, tan sólo se consiguen llenar párrafos y párrafos de palabrería absurda que no lleva a ninguna parte, y que solo sirve para perder el tiempo, como hace Lucky cuando se pone el sombrero y empieza a "pensar". No se consigue otra cosa que llegar a la metafísica y de ahí al absurdo.

"Dada la existencia tal como surge de los recientes trabajos públicos de Pinçon y Wattmann de un Dios personal cuacuacuacua barba blanca cuacua fuera del tiempo del espacio que desde lo alto de su divina apatía su divina atambía Su divina afasia nos ama mucho con algunas excepciones no se sabe por que pero eso llegará y sufre tanto como la divina Mirando con aquellos que son no se sabe porque pero se tiene tiempo en el tormento en los fuegos cuyos fuegos las llamas a poco que duren todavía un poco..." (p.14)

Para los personajes de esta obra, actuar, pensar, no son opciones ante la realidad. La única vía es esperar, esperar algo, no se sabe qué, pero esperar, e intentar conformarse con ello, como dice Vladimiro:

"Espera... Nos hemos abrazado... , estábamos contentos... , contentos. - - ¿Qué se hace cuando se está contento? ... Se espera... , veamos... , ya está... , se espera... Ahora que estamos contentos... , esperamos... " (p. 14).

Esperar...

" VL.- ¿Qué hacemos aquí? ”, es lo que tenemos que preguntarnos. Tenemos la suerte de saberlo. Sí; en medio de esta inmensa confusión, una sola cosa está clara: esperamos que venga Godot. 
EST. - Es verdad. 
VL. - O que caiga la noche. (Pausa.) Tenemos una cita, y se acabó. No somos santos; pero hemos acudido a la cita. ¿Cuántos pueden decir lo mismo? 
EST. - Multitudes" (p.26).

Esperar...

"EST. - Vámonos. 
VL. - No podemos. 
EST. - ¿Por qué? 
VL. - Esperamos a Godot. 
EST. - Es verdad. (Pausa.) ¿Qué hacemos?" (p.27)

Es la misma esperanza que atenaza y tiene petrificado al coronel de la novela de García Márquez. Una esperanza paralizante, que observa la realidad con asombro, extrañeza, perplejidad, inmovilidad, como bien describe Rosset en el Tratado de la Idiotez o en Principios de Sabiduría y Locura. Esa perplejidad puede llevar a la creencia de que se está viviendo un sueño o una pesadilla, sensación que se produce cuando la realidad nos supera hasta tal punto que la consideramos inverosímil. Vladimiro se transforma así en un trasunto de Segismundo:

 "¿Habré estado durmiendo mientras los otros sufrían? ¿Estaré durmiendo en este momento? ¿Qué diré mañana, cuando crea despertar, de este día? ¿Que he esperado a Godot, en este lugar, con mi amigo Estragón, hasta la caída de la noche? ¿Que ha pasado Pozzo , con su porteador, y que nos ha hablado? Sin duda. Pero, en todo esto, ¿qué habrá de cierto?" (p.30)


Reseña (ABC)

Reseña (EL CORREO)

Entrevista a Pepe Viyuela

El sentido de "Esperando a Godot" (Pedro Laín Entralgo)

Texto (PDF)


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