lunes, 2 de marzo de 2020

La Competencia de lo Falso. Una Historia del Fake


Marzo, Jorge Luis. 2018. La Competencia de lo Falso. Una Historia del Fake. Cátedra

El fake aparece tratado en este libro no como engaño o fraude, sino como acto de transgresión o de subversión. Se trata de utilizar los mismos mecanismos que los medios de comunicación utilizan habitualmente para mentir y manipular noticias, pero con el propósito de hacernos conscientes precisamente de esos engaños y manipulaciones.

El primer capítulo del libro, "Cultura y Falsedad",  comienza por Platón y su concepto de phantasma, la copia o imagen que intenta ocupar el lugar del original. Los sofistas son para él los imitadores de fantasmas, que no quieren llegar a la realidad, sino quedarse en las apariencias. Clement Rosset también hace alusión a estos fantasmas llamándolos dobles de sustitución, cuya función es eliminar el original (1). El arte y la estética se basan en una representación de la realidad que es tergiversada según los valores, tendencias y creencias de cada época y cultura a través del artificio, y por lo tanto la falsificación. Nietzsche no ve esa falsificación como algo amenazador, sino todo lo contrario, como un camino hacia la verdad:

"La voluntad de apariencia, de ilusión, de engaño, de devenir, de cambiar, cuenta como más profunda, más "metafísica" que la voluntad de verdad, de realidad, de ser: esta última es ella misma tan solo un forma de la voluntad de ilusión" ..."De vez en cuando necesitamos descansar de nosotros mismos, mirarnos desde lo alto, en la lejanía del arte, para reír y llorar por nosotros" (3)

Picasso también lo decía: "El arte es una mentira que nos acerca a la verdad", y la modernidad y posmodernidad en general utiliza el phantasma, la ficción, la paradoja, la fantasmagoría y la mentira como forma subversiva de llegar al corazón de la realidad, como fuente de contrapoder (así lo entienden Roland Barthes, Jacques Derrida, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jean Baudrillard, Slavoj Zizek, etc.)

Continuando en esta línea, se llega a dar a lo falso un papel importante en la cultura, pues puede ser un instrumento muy útil para llegar a conocer el zeitgeist o espíritu de la época. El libro de Marzo  está lleno de deliciosos ejemplos de falsificaciones históricas: el escándalo Sokal, las hadas de Cottingley, las falsificaciones de Elmyr de Hory (retratado en el falso documental F for Fake de Orson Welles) , las falsas cabezas de Modigliani, o las falsas piezas precolombinas de Leocadio María Arango. La creación del mercado cultural y la deificación del copyright ha establecido una idea de autoría que se ve puesta en cuestión por las falsificaciones, de forma que la pregunta, ya formulada por Foucault, es: "¿es el sujeto el que dota de legitimidad a una obra o es la condición singular de la obra la que demanda una autoría? " (p.78).

Marzo analiza otros casos de falsificación y des-individualización como la ventriloquía o la impostura oculta tras la pretendida certeza de la objetividad científica o el reportaje histórico-periodístico. Se revisan casos de impostores como el de Martin Guerre, Bruneri-Canella, Mary Wilcocks o  Domingo Badía. Se menciona como especialmente relevante la novela Confesiones del Estafador Félix Krull, de Thomas Mann, basada en las memorias del impostor rumano Georges Manolescu; "Krull, un maestro de la apariencia, cuestiona la posibilidad de toda existencia --al menos de una existencia feliz -- que no pertenezca a la esfera de la ilusión y el engaño" (p.101).

Las naciones establecen sus relatos fundacionales en ficciones históricas, comenzando por el Poema de Gilgamesh (2500-2000 a.C). La historia de las naciones se basa en la reconstrucción de orígenes legitimadores a partir de mitos e invenciones, sobre todo en el siglo XIX con la forja de los Estado-nación. Marzo revisa falsificaciones históricas como la del autorretrato de la Virgen de Guadalupe o la Sábana Santa de Turín, los Plomos de Sacromonte, el Gigante de Cardiff, el Hombre de Piltdown, el Gran Bulo de la Luna de 1835, los poemas épicos de Ossian, los manuscritos de Hanka y Filka, la crónicas falsas de Rafael Bolívar Coronado, los "Protocolos de los Sabios de Sión" o los falsos relatos de viajes de George Psalmanazar.

En el segundo capítulo del libro, "Regímenes de verdad", Marzo comienza advirtiendo sobre una interesante diferencia entre la forma de entender la verdad por parte de los griegos y de los romanos. Los primeros llamaron a la verdad alétheia, aquello que hay que des-ocultar, hacer aparecer. Los romanos la llamaron veritas, y la convirtieron en objeto de conocimiento y fuente de autoridad. Para los primeros, lo importante es la exploración, el camino, el desenmascaramiento; para los segundos, la confección de un canon, un paradigma sobre el que fundar el orden social (la doxa). Esto último da lugar al contrato de veridicción, es decir, aquello que constituye lo que una sociedad designa como verdadero, lo que la mayoría de la gente cree que es lo real. La escuela filosófica estadounidense del pragmatismo pone especial énfasis en este concepto, pues considera que es verdad aquello que funciona en forma de relato colectivo. Posteriormente, se ha acuñado el término truthiness para denominar a la verdad "intuitiva", sin apoyo en los hechos ni la evidencia o el examen intelectual. Finalmente, se ha llegado al vocablo post-truth (posverdad), que da más importancia a los hechos subjetivos, emotivos y creencias personales que a los hechos objetivos, uno de cuyos principales exponentes es Donald Trump.

En diferentes momentos históricos se ha hecho apología de la mentira, como cuando se hablaba de la "Noble Mentira" (Maquiavelo), la "mentira prudente" (Gracián), "la gran virtud de callar la verdad" (Juan de Borja) , el "mal menor" (Goethe), o la necesidad de la noble mentira, como la del sacerdote de San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno, que miente sobre la vida eterna sin creer en ella para dar felicidad a sus feligreses. Ya hemos tenido ocasión de repasar estos y otros muchos ejemplos en el libro Breve Historia de la Mentira.

Las mentiras acuñadas desde el poder dan lugar al uso del engaño como instrumento revolucionario, que ya preconizara Jonathan Swift, uno de los precursores del fake como forma de activismo. La mezcla de confusión y realidad se convierte en una forma de mantenerse en el poder o de luchar contra él. "El poder reside en la capacidad de contar la mejor historia con la mejor imagen... La realidad y la fantasía no habitan en esferas separadas; coexisten y se mezclan. La realidad necesita de la fantasía para hacerse deseable, lo mismo que la fantasía necesita de la realidad para hacerse creíble" (p. 139) . Esa mezcla de realidad y fantasía produce documentales como Heroes of the Desert Storm (1991), que ofrece una visión heroica de la invasión de Irak por los EEUU. Se citan muchos ejemplos de documentales y películas propagandísticas (como el falso documental nazi del campo de concentración de Theresienstadt). Otros casos de falseamientos de la realidad para mantenerse en el poder son los famosos Papeles del Pentágono o el mantenimiento por parte del diario El Mundo de que los atentados yihadistas del 11 de marzo en Madrid fueron obra de ETA. Relacionada con todos ellos, se menciona esta interesante cita de Hanna Arendt es su libro Verdad y Mentira en la Política:

"El embustero no dice dice las cosas como son porque quiere que las cosas sean distintas de lo que son -- esto es, quiere cambiar el mundo, mientras que la realidad tiene la desconcertante costumbre con lo inesperado, con aquello para lo que no estamos preparados" (p.146).

Finalmente, en el tercer capítulo, "Mecánica y estética de la veroficción", se hace un repaso al fake como formato, es decir, lo que se denomina veroficción: "una ficción que esconde su carácter ilusorio y cuya recepción se considera real hasta que se desvela su naturaleza ficticia" (p. 157). Se comentan numerosos ejemplos de exposiciones y muestras como Fauna (1985) o Sputnik (1997) de Joan Fontcuberta, O-ism (2002)de Jim Shaw, o He Named Her Amber (2008) de Iris Häussler. Otro tipo de veroficción es el de las heteronimias, es decir, aquellos casos en los que un autor inventa una personalidad literaria o artística, como Jusep Torres Campalans (en realidad, Max Aub) o todos los heterónimos usados por Pessoa o por Antonio Machado.

El fake también ha sido usado como vía de ridiculización del arte moderno, como  la broma del chimpancé artista Pierre Brassau de 1964, la del programa de televisión El Buscador , que introdujo de forma encubierta un cuadro pintado por niños en ARCO en 2007 o  la invención del falso artista olvidado Nat Tate. Por supuesto, también se pasa revista a los mockumentaries o falsos documentales con su precedente radiofónico de La Guerra de los Mundos de Orson Welles, citándose entre otros F for Fake (1973) del mismo Welles, Forgotten Silver (La Verdadera Historia del Cine) (1995), Operación Luna (2002), Bye Bye Belgium (2006), De Grote Donorshow (El gran show del donante) (2007) u Operación Palace (2014). Se hace un recorrido exhaustivo por otras técnicas del fake como el pastiche, el cultural jamming y todo tipo de performances.

Termina la obra reflexionando sobre la disolución de la frontera entre realidad y ficción en la sociedad contemporánea. El fake intenta poner en evidencia la relatividad de la verdad y cuestionar lo que creemos como realidad. "En la linde entre la mentira y la falsedad, se sitúa la idea-fuerza de la veroficción. La falsedad demanda artificio. La mentira, aparentemente, no. La falsedad bebe de una tradición solapada pero fértil: la de la facultad humana para reirse creativamente de la realidad a través de la mímesis, de la copia y de la parodia" (p. 292).

___________________

(1)  Rosset, C. 2008. Fantasmagorías. Seguido de lo Real, lo Imaginario y lo Ilusorio. Abada.
(3)  Nietzsche, F. 1962. La Gaya Ciencia. CSIC.
(4)  Arendt, Hannah. 2017. Verdad y Mentira en la Política. Página Indómita.

Entrevista al autor

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