viernes, 2 de agosto de 2019

El Tesoro de Sierra Madre


Huston, John. 1948. El Tesoro de Sierra Madre.

La búsqueda del tesoro es el paradigma de la ilusión. Es un arquetipo mítico que nos fascina desde tiempo inmemorial porque representa el anhelo del ser humano por escapar de la realidad, la puerta a la esperanza, el material del que están hechos los sueños. Cada uno alberga la ilusión de encontrar su tesoro al final del arcoiris, su ínsula barataria, su cofre de deseos y aspiraciones. Hay muchos libros y películas que giran en torno a este tema, por tratarse de un anhelo universal, siendo quizás el mejor ejemplo La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson. No podemos evitar hacernos uno con el buscador del tesoro y vivir su esperanza como si fuera la nuestra. Nos ilusionamos con él, sufrimos con él, nos decepcionamos como él. Ya lo decía Pascal, "todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación". Pero, ¿cómo quedarse quieto una vez sembrada en el corazón la semilla de la esperanza de encontrar el tesoro?

El Tesoro de Sierra Madre, película de John Huston basado en la novela homónima de Ven Traven, es un joya del género. Tres muertos de hambre deciden escapar de su mísera realidad y se ponen en marcha con poco más de lo puesto en busca de su particular Eldorado, hasta encontrar su montaña mágica. A partir de ahí, cada uno vive la búsqueda de su ilusión a su manera. Uno, con el realismo y escepticismo que le otorga su vejez y su experiencia. Otro, con prudencia y mesura, ayudado por su carácter templado. Y el tercero, con ambición y codicia, hundiéndose en la desconfianza y la traición.

La fiebre del oro es uno de los fenómenos más curiosos de ilusión y alucinación colectivas. El espejismo va aumentando conforme se transmite como un virus de unos a otros, víctimas de la miseria y el deseo de abandonar milagrosamente una realidad infernal. Los casos más conocidos fueron la fiebre del oro de California entre 1847 y 1855, que atrajo a cientos de miles de personas y tuvo como consecuencia la expansión de la ciudad de San Francisco, o la fiebre del oro de Klondike en Alaska a finales del siglo XIX (en la que se basan los libros de Jack London o la inolvidable película de Chaplin La Quimera del Oro). Hablando de minas de oro, es imposible no recordar las fotos de las minas de Sierra Pelada en Brasil y los comentarios de Sebastiao Salgado en La Sal de la Tierra (ver video abajo). Hoy en día la fiebre del oro asola África, siendo otro más de los muchos espejismos que pueblan el continente.

El final de la película de Huston es uno de los más bellos que recuerdo en la historia del cine. Cuando la ilusión se topa con la realidad y el viento del destino se lleva volando todos los sueños, no hay mejor forma de enfrentarse a la desilusión que con la risa. Una inmensa carcajada que se ríe de lo vano de nuestras ilusiones y esperanzas frente a la cruda realidad. Nada como el humor para sobrevivir a la desilusión.

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