martes, 26 de febrero de 2019

El Crimen Perfecto


Baudrillard, J. 2016 (5ª ed.) El Crimen Perfecto. Anagrama


1. La Hiperrealidad

La retransmisión en directo del doble atentado de las torres Gemelas de 2001 no sólo no fue el fin de la época del "entertainment", como creyeron algunos (1), sino su glorificación. Desde entonces sabemos que todo lo que no se ve por las pantallas no termina de tener certificado de realidad. Y eso que el mayor acontecimiento mediático de la era moderna fue retransmitido por un medio pre-digital, pero que ya se hallaba en todos los hogares del mundo: la TV. Aún había de darse un salto cualitativo de primera magnitud: los espectadores dejarían de tener un papel pasivo para convertirse en productores de imágenes con el desarrollo planetario de Internet, las redes sociales 2.0. y el principal artefacto de nuestra era Matrix: el smartphone.

Una realidad virtual y aumentada ha tomado el control y sólo lo que ocurre en ella ocurre realmente: el mundo está lleno de productores y consumidores de imágenes, de forma que se crea permanentemente una segunda realidad que es la que ha tomado el relevo de la realidad subyacente. Baudrillard fue el primer en hacerse consciente de este nuevo mundo que se estaba creando, pero ni él mismo llegó a imaginarlo tan perfecto, tan omnipresente, tan poderoso: la Hiperrealidad. Así llamó él a este fenómeno; el crimen perfecto, pues la realidad había sido eliminada para dejar en su lugar a su doble, de forma que parece que sigue existiendo, cuando lo que hay en su lugar ya es otra cosa. Baudrillard cita para explicarlo el mapa perfecto de Borges o a los iconólatras de Bizancio.

El 15 de marzo un terrorista supremacista blanco entró en una mezquita de Nueva Zelanda y mató a 17 personas, mientras retransmitía en directo la carnicería por redes sociales. Todo, desde lo más terrible a lo más banal, se actualiza al momento a través de las redes, todo el mundo es ya una estrella de los medios. Millones de personas de todo el planeta renuevan de forma obsesiva y permanente su actualidad diaria en Facebook e Instagram, haciendo al mundo partícipe de su última fiesta de cumpleaños o excursión a la playa. Nada tiene ya sentido si no es retransmitido. Cuando se presencia un accidente, la primera reacción de muchas personas ya no es ayudar, sino captarlo con el móvil. Así ocurrió en un trágico accidente de una española en París el pasado verano. El principal objetivo del turismo es llegar y hacerse el selfie: Vini, vidi, selfie. Si no hay selfie, no hay vida. Cada vez muere más gente en busca del autorretrato perfecto. Legiones de turistas, móvil en mano, visitan los lugares que aparecen en Juego de Tronos para verse a ellos mismos como extras de la misma serie. Otros muchos turistas van con el móvil cazando pokemons frente a monumentos centenarios, de forma que algunos museos y lugares como el Museo del Holocausto y Auschwitz han tenido que prohibir su uso.

El consumo obsesivo de series de televisión ha aumentado de forma exponencial, de forma que cada vez se extiende más el fenómeno de darse atracones de cientos de horas de serie (según Netflix, 8.4 millones de personas en todo el mundo devoran una serie el día de su estreno). Los adolescentes ya pasan más de 9 horas al día usando los medios, es decir, un tercio de sus vidas, o la mitad del tiempo que permanecen despiertos. Los casos de hikikomori (jóvenes que se recluyen en sus habitaciones, en las que permanecen enganchados a videojuegos o a Internet) ya son un fenómeno conocido en Japón, pero comienzan a darse casos por todo el mundo  El consumo de pornografía a través de las redes es cada vez mayor por los adolescentes, de forma que se convierte en la primera herramienta de "educación sexual", creando en la mente de los adolescentes un mundo falso e hipersexualizado que confunden con la realidad.

Baudrillard lo vio pero se quedó corto. Esta segunda realidad es aún más potente de lo que imaginó, es más atractiva que la realidad "real", menos mugrienta, más estilizada, más segura, aumentada, perfecta. Se ha establecido en un tiempo récord y ha llegado para quedarse. Es más interesante que la realidad de verdad, más manejable, se puede poner en modo pausa, rebobinar y embellecer con photoshop. Ya la hemos analizado a través de la lectura de otros libros como El Estilo del Mundo de Verdú o La Destrucction du Réel de Vergely, pero su mayor profeta ha sido Baudrillard, que fue el primero en atisbarlo:

"La realidad ha sido expulsada de la realidad (p.15) ... vivimos en un mundo en el que la más elevada función del signo es hacer desaparecer la realidad, y enmascarar al mismo tiempo esa desaparición (p.17)... El crimen perfecto es el de una realización incondicional del mundo mediante la actualización de todos los datos, mediante la transformación de todos nuestros actos, de todos los acontecimientos en información pura: la solución final, la resolución anticipada del mundo por clonación de la realidad y exterminación de lo real a manos de su doble" (p. 41).


2. La Ilusión y la Realidad

Hasta aquí, la parte por la que Baudrillard es conocido, por la invención del concepto de hiperrealidad. Pero ¿cuál es su visión de la realidad? Baudrillard no critica la hiperrealidad porque nos aleje de la realidad, sino todo lo contrario, porque nos hace creer que la realidad es más real de lo que es. Para Baudrillard, la realidad no es más que ilusión, y así hemos de aceptarla. Su visión de la misma recuerda mucho a la idea de Maya en las filosofías orientales. Estas son algunas frases del libro que resumen la idea que Baudrillard tiene sobre la realidad:

"La ausencia de las cosas por sí mismas, el hecho de que no se produzcan a pesar de lo que parezca, el hecho de que todo se esconda detrás de su propia apariencia y que, por tanto, no sea jamás idéntico a sí mismo, es la ilusión material del mundo.... No soportamos el vacío, ni el secreto, ni la apariencia pura. ¿Y por qué tenemos que descifrarlo, en lugar de dejar que irradie su ilusión como tal, en todo su esplendor?"  (p.13)

"La realidad es una perra. ¿Qué tiene de asombroso, por otra parte, ya que ha nacido de la fornicación de la estupidez con el espíritu de cálculo --desecho de la ilusión sagrada entregada a los chacales de la ciencia?" (p.14)

"Menos mal que vivimos bajo la forma de una ilusión vital, bajo la forma de una ausencia, de una irrealidad, de una no inmediatez de las cosas. Menos mal que nada es instantáneo, ni simultáneo, ni contemporáneo. Menos mal que nada está presente ni es idéntico a sí mismo. Menos mal que la realidad no existe. Menos mal que el crimen nunca es perfecto"(p.19).

"Lo real es el hijo natural de la desilusión. No es más que una ilusión secundaria. De todas las formas imaginarias, la creencia en la realidad es la más baja y trivial" (p.25)

"Hay que devolver su fuerza y su sentido radical a la ilusión, tantas veces rebajada al nivel de una quimera que nos aleja de lo verdadero: de aquello con que se disfrazan las cosas para ocultar lo que son. Pero la ilusión del mundo es la manera que tienen las cosas de ofrecerse para lo que son, cuando no son en absoluto" (p.31)

"La creencia en la realidad forma parte de las formas elementales de la via religiosa. Es una debilidad del entendimiento, una debilidad del sentido común, y la última trinchera de los celadores de la moral y de los apóstoles de lo racional" (p. 131)

"El mundo real, entre todos los mundos posibles, es impensable salvo como superstición peligrosa. Debemos distanciarnos de él de la misma manera que el pensamiento crítico se distanció hace tiempo (¡en nombre de lo real!) de la superstición religiosa. ¡Pensadores, un esfuerzo más!" (p. 134).

"La realidad es una ilusión, y cualquier pensamiento debe intentar desenmascararla...el propio mundo debe revelarse no como verdad, sino como ilusión" (p.137)

Por tanto, según Baudrillard la hiperrealidad no es negativa por alejarnos de la realidad, sino por aumentarla y deificarla, cuando la realidad no es más que otra forma de ilusión.

Totalmente de acuerdo con los peligros de la hiperrealidad: un camión real puede arrasarnos mientras estamos abstraídos y secuestrados por la pantalla de nuestro móvil. Pero cuidado con confundir realidad con ilusión : el mismo camión puede pasar por encima de nosotros si seguimos cruzando ante él porque creemos que es sólo una invención de nuestra mente.


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(1) Por ejemplo, Kapuscinski dice, refiriéndose a los atentados del 11 de septiembre,  que en aquel momento se interrumpió el sueño color rosa del capitalismo y la época del entertainment: "El 11 de septiembre cambió completamente la situación y, como muy bien tituló un columnista neoyorkino, fue "El fin de las vacaciones de la historia" (p.129).


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