miércoles, 30 de junio de 2021

Los Mares del Sur

 


Vázquez Montalbán, Manuel. 2001. Los Mares del Sur. Biblioteca el Mundo 

Tras leer El Paraíso en la Otra Esquina y The Moon and Sixpence, he querido completar la trilogía sobre la figura de Gauguin y el paraíso de la Polinesia con esta novela de Vázquez Montalbán. 

Los Mares del Sur es también la novela sobre un hombre de negocios, Carlos Stuart Pedrell, que lo deja todo para supuestamente perseguir el mito de Gauguin, con quien se encuentra obsesionado. Desaparece durante un año hasta que aparece muerto. El detective Pepe Carvalho recibe el encargo de averiguar qué ha ocurrido, y sobre todo qué ha estado haciendo durante ese año que le ha conducido a la muerte. 

De Stuart Pedrel sabemos que proyectaba una y otra vez la película Soberbia, basada en el relato de Somerset Maugham. Y que entre sus papeles conservaba los siguientes: el verso de Eliot "I will show you fear in a handful of dust", del poema The Waste Land; el poema de Pavesse Los Mares del Sur, en el que un muchacho adolescente interroga a un marino sobre este paraíso soñado pero el marino le contesta desencantadamente; o el endecasílabo de un poeta italiano, Salvatore Quasimodo, que dice:  Più nessun mi porterà nel sud. (Ya nadie me llevará al Sur)

El amigo de Carvalho, Beser, un "Mefistófeles pelirrojo con acento valenciano" en cuya casa solo hay libros y una cocina, se lo explica así al detective: 

"Todo un ciclo de desencanto: la esperanza intelectualizada de leer hasta entrada la noche y en inverno ir hacia el sur, burlando el frío y la muerte. El temor de que tal vez ese sur mítico sea otra vez propuesta de rutina y desencanto. Y finalmente la desilusión total... Ya nadie le llevará al sur..." (p.91)

"Vaya perra ha pillado la gente con lo del sur. Tal vez tuviera sentido antes de los vuelos charter y los tour operators, pero ha dejado de existir. El sur no existe" (p. 93).

Como Gauguin en la novela de Vargas Llosa, como Strickland en la de Maugham, como Murnau o Quirós en la de Raquel Taranilla, o como los exploradores que buscaban la estrella de los magos en el ensayo de Juan Gil, Stuart Pedrell sufre el mismo dolor: la angustia de no poder soportar la realidad que le rodea y la necesidad de buscar la ilusión en otro lugar que ni quiera sabe si existe de verdad. Y por último, al final, la desilusión. Pero al menos, la satisfacción de haberlo intentado. Porque quizás los mares del sur  consistan simplemente en eso, en querer estar en un lugar diferente al que uno habita.

Le dice Carvallho al hija de Stuart Pedrell, refiriéndose a su padre: 

" -- Nunca llegó a los mares del Sur"

Y esta le responde: 

"-- ¿Usted qué sabe? ¿Dónde están lo mares del Sur? 

-- Cuando su padre se le aparece, ¿le dice dónde estuvo durante todo este tiempo? 

-- No es necesario. Yo sé dónde estuvo. En los mares del Sur. En un lugar maravilloso donde pudo empezar de nuevo"  (p.47)

 Quizás el sur es simplemente la otra cara de la luna, como se dice en otro lugar de la novela, aquello que no podemos ver, pero que nos imaginamos, y ahí reside su encanto, en su irrealidad. 


Reseña (Club Virtual de Lectura) 

Reseña (Blog de Nacho Zubizarreta) 



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