lunes, 23 de noviembre de 2020

Moby Dick





Melville, Herman. 1972. Moby Dick. Penguin Classics. 

(Traducción al español de Juan Gómez Casas, 2004)


"There she blows!" "Por allí resopla!"

Al principio del libro, el padre Maple cuenta desde el púlpito la historia de Jonás, de cómo éste quiso huir de Dios y se perdió, para que sirva de aviso a navegantes. Jonás se convierte en un fugitivo, buscando un lugar donde Él no reine. ¿Pero es ésto posible? ¿Existe ese lugar? Pronto se encuentra en los intestinos de una ballena, un animal todopoderoso e inefable, un símbolo de la omnipotencia de Dios, y ambos, metáforas de la Realidad. Es imposible escapar de ella. 

Ahab no tolera que la Ballena se haya impuesto sobre él y quiere vengarse a toda costa. Su lucha personal es la imposible guerra del hombre contra su destino, la rebeldía ante aquello que se interpone contra su voluntad. Es la soberbia del ser humano, que no comprende que haya algo más poderoso que él, algo que no puede doblegar a su antojo. Por eso emprende una lucha titánica contra el Monstruo: 

    "It was Moby Dick that dismasted me; Moby Dick that brought me to this dead stump I stand on now... Aye, aye! it was that accursed white whale that razeed me; made a poor pegging lubber of me for ever and a day!...Aye, aye! and I'll chase him round Good Hope, and round the Horn, and round the Norway Maelstrom, and round perdition's flames before I give him up" (p.261) 

      "Fue Moby Dick quien me desarboló; a Moby Dick le debo este muñón muerto sobre el que me     sostengo ahora... ¡Sí, sí, fue esa maldita Ballena Blanca!¡Ella me dejó como un pobre impedido para     toda la vida! ...  ¡Sí, sí, la he de perseguir más allá del cabo de Horbis, y más allá del de Buena Esperanza, y aún más allá del Maelstrom de Noruega, más allá de los fuegos del infierno, antes de renunciar a capturarla!" (p.224) 

Moby Dick, al igual que la realidad, al ser inabarcable e incomprensible en su grandeza y poderío, se ve rodeada de supersticiones que agrandan aún más su soberanía majestuosa, haciéndose ubicua e inmortal, sobrenatural, sobrecogedora, plagada de fabulosas narraciones. Starbuck, el contramaestre, se escandaliza por esa obsesión dirigida contra una bestia irracional. Pero todos los lectores de Moby Dick, generación tras generación, comprenden secretamente la rebeldía de Ahab, aunque sea una rebeldía irracional que no lleva a ningún sitio, y por eso se ha convertido en un libro inmortal: ¿por qué hemos de soportar los seres humanos callada y humildemente los azotes de la vida? En el fondo, Ahab es como Job, un ser vilipendiado y humillado por los infortunios. Job se rebela contra Dios, Ahab contra la Ballena. Es una lucha que los destroza por dentro, porque no consiguen asumir que hay algo por encima de ellos que rige el destino de sus vidas. Esa rebeldía es una semilla dentro de todo ser humano, que aparece desde las primeras historias del Génesis cuando Adab y Eva se resisten a obedecer sin rechistar. 

    "Small reason was there to doubt, then, that ever since that almost fatal encounter, Ahab had cherised a wild vindictiveness against the whale, all the more fell for that in his frantic morbidness he at last came to identify with him, not only all his bodily woes, but all his intellectual and spiritual exasperations. The White Whale swam before him as the monomaniac incarnation of all those malicious agencies which some deep men feel eating in them, till they are left living on with half a heart and half a lung" (p.283)

    "No era, pues, extraño que, desde la fecha de aquel choque mortal, Ahab acariciara un loco deseo de venganza contra la ballena, más todavía si se tiene en cuenta que, en su insano frenesí, llegó a atribuirle no solamente sus sufrimientos corporales, sino todas sus cuitas intelectuales y morales. Veía a la ballena nadando antes sí como la representación monomaníaca de todas aquellas potencias maléficas que algunas personas sienten, como consumiéndoles el corazón y lo órganos" (p.248) 

La guerra contra la Realidad degenera en locura, pues está perdida desde el principio. Es la misma lucha de Don Quijote, que no puede aceptar la vida al cual es. Ahab, en vez de crear una realidad paralela, se obstina en luchar contra la primera y única posible. En lugar de buscar paz y aceptación en el fondo de su alma, se deja dominar por el odio y se aventura en el océano de la titánica batalla contra el monstruo. 

    "For this appalling ocean surrounds the verdant land, so in the soul of man lies one insular Tahiti, full of peace and joy, but encompassed by all the horrors of the half known life. God keep thee! Push not off from that isle, thou canst never return!" (p.381) 

    "Del mismo modo que este espantoso Océano rodea la tierra verdegueante, en el alma del hombre hay una insular Tahití, llena de paz y alegría, pero rodeada de todos los horrores de una vida semidesconocida. ¡Dios te guarde! ¡No te aventures fuera de esa isla; podrías no volver a ella jamás! (p.364) 

Ahab no se resigna a la paz impuesta y sale del Edén, pues no consigue aceptar que hay algo más poderoso que él. En él nos vemos reflejados cuando a lo largo de nuestras vidas nos encontramos acorralados por el azar y la desgracia y emprendemos una feroz batalla contra ellos, cuando no aceptamos que no hay otra salida que acatar la Realidad.  

Reseña 


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