domingo, 14 de julio de 2019

Operación Luna


Karel, William. 2002. Operación Luna.

Se cumplen este mes los 50 años de la llegada del hombre a la luna, y es por ello un buen momento para recordar uno de los más celebrados ejemplos de lo que se llama el "mockumentary" o "falso documental". Aprovechando las características del género documental y basándose en entrevistas a personas implicadas en los hechos y una buena colección de imágenes que respalden las declaraciones, se trata de montar una supuesta trama que desvele algún secreto inesperado, histórico o biográfico, pero siempre con la necesaria verosimilitud que debe tener un documento periodístico.

El falso documental es pura ficción, pero se envuelve en el ropaje del reportaje o el informe. En nuestro mundo, totalmente dominado por la imagen y las pantallas, tiene un poderoso efecto, pues remueve los cimientos de nuestra credibilidad e inocencia, haciéndonos creer que lo falso es verdadero y llegar a comulgar con ruedas de molino. Operación Moon ha conseguido que muchos hayan llegado a creer que la llegada del hombre a la luna es pura ficción. Si no se tiene la paciencia de llegar hasta el final, toda la parte inicial y media del reportaje es absolutamente verosímil, y está reforzada sobre todo por los testimonios de personas reales que tienen un verdadera autoridad sobre la materia, que se prestan a fingir y realizar el experimento. Sólo al final, los argumentos empiezan a ser un poco más increíbles, hasta que en los títulos de crédito nos hacen plenamente conscientes del fraude al que hemos sido sometidos.

Por un lado, Operación Luna nos despierta el necesario espíritu crítico y dosis de escepticismo que debemos tener ante cualquier verdad establecida. Esta es la justificación que utilizan los autores de este tipo de documentales: la necesidad de hacernos conscientes de la facilidad con la que los medios de comunicación nos manipulan y engañan si no estamos alerta y prevenidos.

El problema llega si nos dejamos atrapar por el juego y finalmente hacemos nuestros los falsos argumentos expuestos en la película. Ya sabemos que una vez que hemos sido convencidos de algo, es muy difícil admitir que hemos sido víctimas de un montaje fraudulento. "Es más fácil engañar a alguien que convencerlo de que ha sido engañado", sentenció Mark Twain. Hay muchas personas que se han dejado convencer por esos argumentos, y han llegado a la conclusión de que la llegada a la luna fue un montaje televisivo fomentado por la guerra fría y la enloquecida carrera espacial. Estas personas exhiben su escepticismo como muestra de cordura y lucidez frente a los "crédulos" que siguen tragándose la que es, según ellos, una de las mayores estafas de la historia.

¿Dónde están los límites del escepticismo? Es una de las características de nuestra época y de la postmodernidad: la absoluta falta de certidumbre, la imposibilidad de conocer la realidad, puesto que todo lo que nos llega siempre estará mediatizado por el poder, los medios de comunicación, las redes sociales, los intereses creados, los lobbies, las fake news. Si apostamos por un escepticismo radical, siempre será más seguro no creer en nada, porque siempre pensaremos que estamos siendo engañados: ni hemos estado en la luna, ni ha existido el Holocausto, ni la tierra gira alrededor del sol, ni estamos alterando el clima de la tierra. Todo es falso, todo es un montaje. Podemos llegar a pensar que todo documental es un fake, pues siempre estará alterando la realidad y mostrándola desde una perspectiva concreta, omitiendo otras muchas partes, para intentar convencernos de una hipótesis o una teoría. Por tanto, nunca podremos sabe si lo que se nos muestra es cierto.

¿Es posible vivir con esa absoluta falta de certidumbre? ¿Es posible mantenerse vivo creyendo que no tenemos un mínimo de conocimiento fiable de la realidad? ¿Hemos de conformarnos con creer que vivimos en una gran mentira, y que todo esto no es más que una especie de show de Truman? Quizás habría que plantearse hasta qué punto este tipo de documentales hacen más mal que bien en esta época enloquecida en la que los bulos, las mentiras y las fake news se han convertido en algo más común que la información fidedigna. ¿Es necesario revolver aún más el de por sí revuelto río de la información diaria? Si a las fake news "reales", les unimos las fake news "imaginarias", ¿qué pequeña porción de realidad verdadera nos queda?


Operación Luna, el falso documental más llamativo del milenio (AGORA DE IDEAS)

50 años de conspiraciones sobre la llegada del hombre a la luna (EL PAIS VERNE)

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar de opinión cuando nos demuestran que nos equivocamos? (EL PAÍS) 





El falso documental Operación Palace, inspirado en Operación Luna, también tuvo una gran repercusión mediática por tratar el tema del 23 F (se puede ver aquí online)

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