miércoles, 3 de abril de 2019

Soy Inmortal




Astola, A. 2015. Soy Inmortal. (Album Rockallano)

Dice Mario Vargas Llosa en su libro La Verdad de las Mentiras que los seres humanos tienen una necesidad tan antigua como la de comer o adornarse:  "el hambre de irrealidad" (p.185). Esta necesidad que según el escritor nutre la literatura, también aparece continuamente en las letras de muchas canciones y especialmente lo hace en esta canción de Alejandro Astola que descubrí hace poco.

"Prefiero seguir pensando que soy inmortal,
que al final conseguiré volar,
que no existen las cosas imposibles,
que esta vida es un sueño
y todo puede pasar.
Prefiero seguir pensando que le puedo tirar
una piedra a la luna y hacerla llorar,
que si yo quisiera que nunca anocheciera,
podría perseguir al sol
corriendo por el mar.
Prefiero seguir pensando
que se pueden mover
las cosas con la mente,
que lo conseguiré,
se que algún día viajaré
atrás en el tiempo,
yo sé que sé que todo lo que veo, es tan solo un sueño,
todo lo que siento no es más que una ilusión,
que todo en lo que creo mañana cambiará,
como cambian los vientos, yo jamás dejare de volar.

Prefiero pensar, que algún día vendrán
los extraterrestres con su nave espacial,
para matar a los malos de este mundo
con sus rayos láser y su golpe mortal
aunque sé que es remota la posibilidad
de tener un súper poder,
de que me pique una araña radioactiva,
descubrir que soy
como Truman en su show.

No pierdo la esperanza
de algún día llegar
hasta el infinito, incluso más allá
en un cohete, rumbo al espacio
que me descongelen en un trillón de años
que todo lo que veo, es tan solo un sueño,
todo lo que siento no es más que una ilusión,
que todo en lo que creo mañana cambiara,
como cambian los vientos,
yo jamás dejare de volar.

Hakuna matata, se feliz, vive tu vida que no pasa nada
Hakuna matata, dentro de unos años en este planeta no quedará nada".

Comienza Astola diciendo "Prefiero". Esta palabra es clave. Nos advierte así de que todo lo que viene a continuación es una elección libre, y no una condena fruto de la locura o la estupidez. Nos dice: no estoy loco, pero quiero creer en esto, me conviene; sé que no es verdad, pero es mejor así.

Lo primero en lo que quiere creer es en la inmortalidad, la primera ilusión que sustenta todas las religiones y actualmente también la fe ciega en la tecnología. A partir de esta primera elección, ya todo es posible, se abre la veda.

La segunda elección es creer que la realidad no existe: si quiero creer en lo imposible, es necesario creer que todo esto no es más que un sueño, y en los sueños todo es posible. Sabemos que es posible volar en los sueños, y andar sobre el agua. Así  domino la naturaleza y no ella a mi, domino el espacio y el tiempo y no ellos a mi. Soy dios.

También prefiero seguir siendo un niño y mirarlo todo con los ojos de la inocencia y la credulidad. No quiero crecer. Quiero creer en superhéroes y vivir en el mundo de Marvel y Walt Disney, donde todos los deseos se hacen realidad. (ver Pinocho).

Y la razón última de todas estas elecciones no es otra que mi ansia de felicidad. Es imposible ser feliz estando lúcido y cuerdo, con los pies en el suelo. Más vale engañarse pero estar contento.

Hakuna matata ("no hay problema: vive y se feliz").


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