Los equívocos caminos de la ilusión y la realidad a través de la filosofía, la literatura, el cine, el arte, el periodismo y la ciencia
martes, 10 de septiembre de 2019
Érase una Vez en Hollywood
Tarantino, Q. 2019. Once Upon a Time in Hollywood.
El pasado no puede ser cambiado. Tenemos un cierto poder sobre el presente y sobre el futuro, pero el pasado es inamovible. Al menos en la realidad. "El pasado no pasa nunca, ni siquiera --lo dijo Faulkner (1) -- es pasado; el pasado es sólo una dimensión del presente", nos recuerda una y otra vez Javier Cercas en El Impostor. Pero sí podemos cambiarlo, por supuesto, con la imaginación, como hace el personaje de Cercas en su libro. Cuando el pasado no nos gusta, nuestra mente intenta transitar por varios caminos para superarlo. Lo ideal sería aceptarlo tal cual es, enfrentándonos a su verdad por dolorosa que sea. Ese es el camino que nos recomiendan los sabios y los psicólogos. Pero como ya sabemos, a veces la realidad es muy cruel como para poder ser aceptada y el ser humano acude a los trucos que le brinda su capacidad de engaño y fantasía.
Un camino posible es el del olvido, para quien lo consiga. Borrar, destruir, como si de los archivos de un disco duro se tratase. Eliminar los recuerdos difíciles y traumáticos, arrinconarlos, intentar perderlos en los vacíos de la memoria. El problema es que a veces están tan arraigados en las profundidades de nuestra amígdala y de nuestro hipocampo que haría falta una lobotomía para extirparlos.
Otro camino para evitar esos recuerdos es intentar cambiarlos, ya sea consciente o inconscientemente. Nos negamos a aceptar la realidad de lo ocurrido e inventamos una realidad paralela que en el fondo sabemos que no es real, pero a la que damos una dosis de verosimilitud como para poder ser mantenida. Esta vía, cuando se enquista y se fortalece en demasía, puede conducir a la locura y a total disociación con la realidad.
Otra posibilidad es jugar con el pasado utilizando la fabulación, permitiéndonos durante un rato la posibilidad de cambiarlo a través de la ficción. Se trata de elegir el instante propicio, el momento crucial en el que algo ocurrió, la disyuntiva y la bifurcación exacta en la que la moneda gira y el azar decide la cara o la cruz, ese momento que tan magistralmente refleja la película Match Point de Woody Allen. Se puede volver atrás y permitir que la ilusión invierta el camino al que la realidad nos llevó de forma irreversible.
Cuando la literatura y el cine se dejan llevar por estos laberintos de la fantasía, estamos ante lo que se llama una ucronía: nos permitimos cambiar el pasado a nuestro antojo. De la misma forma que podemos decidir entre utopía y distopía cuando imaginamos el futuro, dependiendo de si nos dejamos llevar por nuestras esperanzas o por nuestros miedos, podemos hacer con respecto al pasado. Podemos cambiarlo hacia peor, imaginando lo que habría ocurrido si la suerte no nos hubiera acompañado o el destino no nos hubiera favorecido. Esta fantasía puede servir para apreciar lo que tenemos y ser muy cuidadosos la próxima vez que nos encontremos en una encrucijada. Philip Roth, por ejemplo, imagina en The Plot Against America lo que podría haber ocurrido si Charles Lindbergh, simpatizante nazi, se hubiera presentado y ganado las elecciones que finalmente ganó Roosevelt.
La otra posibilidad, más dulce, es cambiar el pasado hacia lo mejor, eliminando el trauma, el hecho doloroso, el accidente, el crimen, la ruptura, y dirigir la realidad hacia lo deseable. Se trata de utilizar la imaginación, la literatura o el cine como terapia, aunque sea momentáneamente, y permitir que la realidad tome otro curso, a nuestro favor. Podrían existir muchas vidas en universos paralelos, como en la película Mr Nobody de Jaco Van Dormael. ¿Por qué no imaginar el que nos gustaría?
Tarantino se sumerge en este delicioso camino y se venga de un pasado que no gusta a nadie, como ya hizo en su otra película Inglorious Basterds. En aquella ocasión lo hizo con los nazis y en esta ocasión lo hace con los terribles crímenes cometidos en la época dorada de Hollywood por la secta de los Manson, utilizando a dos personajes que se quedarán grabados en la historia del cine: el actor venido a menos interpretado por Leonardo di Caprio y su doble en las escenas de acción, interpretado por Brad Pitt.
Una delicia de película que nos permite gozar haciéndonos creer durante un rato que podemos ser dueños del pasado y de la realidad.
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(1) "The past is never dead. It is not even past". Requiem for a Nun.
36 ejemplos de ucronía en la literatura
Así es como (nunca) sucedió)
Reseña (EL CULTURAL)
Reseña (LA VOZ DE GALICIA)
Reseña (EUROPA PRESS)
Reseña (EL ESPAÑOL)
Entrevista (FOTOGRAMAS)
Here are the differences between Once Upon a Time in Hollywood and the Real Manson Case (ESQUIRE)
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