miércoles, 21 de noviembre de 2018

Ébano




Kapuściński, Ryszard. 2004. Ébano. ABC, S.L.
 
Título original: Heban (1998)

En su libro Habitaciones de Soledad y Miedo, Vicente Romero menciona la sensación de impotencia de Kapuscinski para contar la realidad: "este mundo cambia tan deprisa, de forma tan radical y violenta, que no puedo escribir ningún libro ni dar ninguna explicación convincente" (p.9). Desde que leí el libro de Romero quería leer algo de Kapuscinski.  Este año se ha estrenado una película basada en un libro suyo, Un Día Más con Vida. Todo esto me ha llevado a Ébano, el mejor libro que he leído sobre Africa hasta la fecha. Es un baño de realidad, que nos permite sumergirnos en la luz, los olores y sobre todo la gente de este continente. El reportero viaja al corazón de África y menciona como un momento especial de su periplo aquel en el que halló la casa que habitó Heinrich Barth en Tombuctú,"uno de los más grandes viajeros del mundo" (p.278).

Al leer The Sheltering Sky ya vimos la dificultad de llegar un poco más abajo de la superficie de la realidad de otro país y de otra cultura cuando uno se aproxima a ella como viajero. Este libro consigue hacernos llegar un poco mas allá, pues el autor realmente se sumerge en la realidad, sin engañarse con respecto a sus limitaciones: "el hombre blanco aparece como un cuerpo extraño, estrafalario e incongruente... el miedo no le abandona" (p. 13). Kapuscinski no quiere presumir de haber estado en África sin haber vivido en "una ciudad africana, en una calle africana y en una casa africana" (p.111), no en un hotel de lujo o un barrio "burbuja".

De esta forma, el periodista polaco llega no sólo al corazón de África, sino al de los africanos. Dice que el africano cree en tres mundos: el que le rodea (la realidad visible), el de los antepasados, y el de los espíritus, y al frente de los tres, el Ser Supremo, Dios. Todo está plagado de supersticiones, talismanes, magia, brujería y conjuros. La religión y la creencia en la existencia de una realidad paralela es una de las claves para entender Africa.

La otra clave para entender el continente está en los daños tan profundos causados por la esclavitud y la despiadada colonización: "siglos de desprecio, humillación y sufrimiento han creado en ellos un complejo de inferioridad y un sentimiento de daño moral jamás reparado que anida en lo profundo de sus corazones" (p.33).

Despues del horror de la colonización, vino la descolonización, la tercera clave de la realidad africana, para terminar de rematarla. Kapuscinski  es testigo directo del proceso de descolonización e independencia de los países africanos, durante el cual la nueva oligarquía se instala sobre la injusta estructura de la burocracia colonial, sin hacerla desaparecer, sino simplemente ocupando su puesto. Las antiguas rencillas interétnicas resucitan generando sangrientas guerras civiles, cruentos golpes de estado y genocidios infames. Kapunscinski pasa revista a Idi Amin el "bayaye", Mengistu, Habyarimana, Akintola, Tubman, Samuel Doe y todos los warlords que convierten Africa en un campo de batalla y saqueo continuo.

La cuarta clave es el entorno natural: la malaria, los mosquitos, el calor inhumano, la inaccesibilidad geográfica, las sequías, la imposibilidad de luchar contra un clima cruel y atroz que conduce al fatalismo y la resignación, la decepción y el pesimismo: "un cierto aturdimiento, un entumecimiento interior que llega incluso a resultar salvador: sin ellos, el hombre no podría sobrevivir; la parte biológica, animal, de su naturaleza devoraría todo lo humano que aun conserva" (p. 115). "Se vive al día, al momento, cada día es un obstáculo difícil de superar, la imaginación no sobrepasa las veinticuatro horas, no se hacen planes ni se acarician sueños" (p.115). "En este continente la naturaleza cobra formas tan monstruosas y agresivas, se pone máscaras tan vengativas y terroríficas, coloca tales trampas y emboscadas, que el hombre, permanentemente asustado y atemorizado, vive sin saber jamás lo que le traerá el mañana... Todo -- y durante todo el tiempo --  es guerra, combate, lucha a muerte...El africano es un hombre que desde que nace hasta que muere permanece en el frente, luchando contra la --excepcionalmente malévola-- naturaleza de su continente, y ya el mero hecho de que esté con vida y sepa conservarla constituye su mayor victoria" (p.305)

Por eso el somalí Hamed contempla esta naturaleza con un cierto orgullo: "La naturaleza es ese algo a lo que no hay que oponerse, ni intentar mejorarla, ni hacer nada con vistas a independizarnos de ella. La naturaleza nos es dada por Dios y por lo tanto es perfecta. La sequía, el calor, los pozos vacíos y la muerte en el camino también son perfectos. Sin ellos, el hombre no sentiría el goce auténtico de la lluvia, el sabor divino del agua y la dulzura vivificante de la leche. El animal no sabría disfrutar de la hierba jugosa ni embriagarse con el olor de un prado. El hombre no sabría que es eso de ponerse bajo un chorro de agua fresca y cristalina. Ni siquiera se le ocurriría pensar que esto, significa , simplemente, estar en el cielo" (p.205). Kapunscinski menciona como metáfora de todo esto al escarabajo que los tuaregs llaman ngubi, que atormentado por la sed, sube como Sísifo a lo alto de la duna una y otra vez con un objetivo: sudar para poder tener así una gota de líquido que beber.

Reseña (EL CULTURAL)

Reseña (LETRAS LIBRES)

Reseña (EL PAIS)

El enviado de Dios y su cámara

El periodista polaco que escribió uno de los mejores libros sobre África

 ¿Nos dijo Kapuściçnski toda la verdad? 

Con Herodoto en la guerra  

Tapping out tales

A complicated figure (THE ECONOMIST)



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