jueves, 1 de noviembre de 2018

Birdman


Inárritu, A. 2014. Birdman o La Inesperada Virtud de la Ignorancia

Excelente reflexión sobre nuestra incapacidad para vivir la realidad tal cual es y disfrutar de las personas que nos rodean, anteponiendo nuestro ego y nuestras fantasías acerca de nuestro pasado o nuestro futuro frente al presente desnudo. Riggan es un actor venido a menos atrapado entre su pasado como estrella de película de super héroes y el futuro que le gustaría tener como actor de teatro serio y consagrado en Broadway. Mientras tanto, su familia, sus amigos, su vida real, se le escapa de las manos y se descompone lentamente. El encargado de llevar a cabo lentamente esa descomposición, su torturador permanente, su incesante acosador, es esa voz interior, el fantasma de Birdman, que no le deja descansar ni reposar en la realidad, reclamando su atención minuto a minuto como si de un canto de sirena se tratase.

Reproduzco varios párrafos de la reseña de Luis martínez en El Mundo, por ser muy relevantes para la temática de la que nos ocupamos en este blog:

"Rodada sin cortes aparentes en un largo, trucado y muy brillante plano-secuencia, la idea es acercar la cámara lo más posible a lo que la realidad tiene de espejismo de sí misma. Nos explicamos. Nada tan tramposo, vulgar y falso como eso que entendemos por real. La realidad no es más que el precipitado de todas las ficciones, mentiras, mitos y símbolos que la explican, que la dan sentido. Iñárritu, hasta la fecha, había jugado de forma tan espectacular como aturullada a romper la ficción para volverla luego a montar. Recuerden 'Babel'. Pues bien, ahora se trata de lo contrario. O, mejor, de lo mismo, pero al revés.
(...)
La historia de un hombre lanzado al laberinto del 'backstage' de su propia obra (su existencia quizá) ofrece al espectador un enfebrecido juego de espejos en el que, en efecto, no es difícil verse reflejado. La enfermedad de un hombre en conflicto entre lo que quiso ser y lo que necesariamente es se antoja demasiado parecido al padecimiento de cualquiera.
(...)
Keaton es una especie de Quijote incapaz de poner orden entre sus sueños y sus miserias; entre la realidad y el deseo. De paso, él y su personaje se alzan como testigos y clara evidencia de la pérdida de sentido hoy de la ficción, del cine quizá, de la cultura en última instancia. No hablamos del entretenimiento sino de esa herramienta que permite conocer. La realidad sin más, sin una historia que la dé sentido, no existe. Pero eso es otra historia.
Sea como sea, y como le demostraría con gesto severo Diógenes a Platón: nada nos distingue de un pollo desplumado." 

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