lunes, 31 de mayo de 2021

Poder migrante

 


Serrano, Violeta. 2020. Poder Migrante. Ariel. 

Violeta Serrano analiza la migración desde varios puntos de vista, entre ellos el sociológico y el psicológico. Desde la perspectiva sociológica, incide en una de las características de nuestra era digital, en la que las redes sociales han favorecido que nos refugiemos en nuestras burbujas en las que creamos una cómoda segunda realidad para sentirnos protegidos y a gusto, pudiendo olvidar el resto. De esta forma, terminamos relacionándonos solo con los que piensan igual que nosotros. "Tu huella digital convierte tu entorno en una cámara eco de la que ni siquiera eres consciente" (p.168). Todo lo que ocurra fuera de nuestra burbuja, lo diferente, lo extraño, nos resulta incómodo. Esto siempre ha sido así, pero indudablemente esta huida de la realidad es propiciada por las redes sociales. 

Esta facilidad para expandir fake news también ha fomentado los populismos  y los discursos excluyentes que definen lo extranjero como corruptor de pretendidas esencias que no deben ser adulteradas: "el villano es el adversario externo inculcado en la figura del migrante, extranjero o refugiado, no español en todo caso" (p. 176). La falsedad de los mensajes no importa, lo importante es alimentar el odio a lo diferente y desconocido, aunque para ello haya que confundir ficción con realidad.  

"El sujeto ideal de la dominación totalitaria no es ni el nazi convencido ni el comunista convencido, sino la gente para quien la distinción entre hecho y ficción (es decir, la realidad de la experiencia) y la distinción entre verdadero y falso (es decir, las normas del pensamiento) ya no existen" (p, 176; cita de Hannah Arendt en su obra Los Orígenes del Totalitarismo). 

Hay un capítulo dedicado a la vertiente psicológica, titulado "Neuronas y prejuicios", basado en una entrevista al investigador Fernando Giráldez en el que aparecen citas muy interesantes como las siguientes: 

"Operamos como un ingeniero que tiene que resolver un problema y nuestro obstáculo principal es lidiar con la realidad... El cerebro tiene unos esquemas previos donde trata de encajar lo que percibe: por eso somos prejuiciosos por naturaleza... Decía Hanna Arendt que cada especie animal vive en un mundo propio, y así es... No podemos aprehender la totalidad de lo que nos rodea, así que vivimos en una ilusión , en un sueño generado por nuestro cerebro con ocasión de los estímulos... Esta es la forma natural en que los seres humanos nos enfrentamos a la realidad: hemos de confiar en lo que percibimos, aunque no sea la realidad total. Por eso necesitamos creer... Dice Giráldez que los artistas son neurocientíficos intuitivos porque logran instrumentar las historias como si fueran realidad adivinando las reglas que nos introducen en la ficción, en la creencia" (pp.185-187). 

Es la misma idea base de Sapiens de Harari: somos ante todo consumidores de historias que son el marco de referencia a través del cual aprehendemos la realidad. Los relatos populistas persiguen exactamente eso: crear un relato aprovechando nuestros prejuicios, sabiendo que somos emoción mucho antes que razón. 

Pero como dice el título de otro capítulo, "la única verdad es la realidad". Para ello hay que ir a sitios como Melilla y ver la realidad de los que intentan saltar la valla y vienen engañados por "el paraíso ficcional que las mafias recrean en la miseria de las tripas de África (p.211). No podemos negar esa realidad, la de los que vienen huyendo de la miseria, del hambre, de las guerras, del cambio climático. 

"El desafío que tenemos en un siglo XXI abocado a la mixtura de todo tipo es la de comprender de qué manera podemos lograr entendernos sin eliminar nuestras identidades particulares y grupales, y sin provocar odios exacerbados... hay que reconvertir el relato del odio hacia lo desconocido y empezar a amigarse con la idea de que la extranjerización de nuestra realidad no es una posibilidad, sino un hecho, y que nosotros mismos no somos más que identidades en tránsito constante" (p. 218). 

Efectivamente, los migrantes no son una rareza, sino la regla del nuevo mundo global. Son quizás los que más pueden enseñarnos cómo afrontar la realidad de nuestro mundo actual, un mudo inestable, en continuo movimiento, en perpetuo cambio. Su resistencia a la adversidad, su adaptación al cambio, su resiliencia, pueden ser las principales virtudes que debemos potenciar, en lugar de encerrarnos en nuestro castillo de falsa seguridad. No son un peligro, sino una riqueza. Ese es el "poder migrante".

"¿Por qué continuar pelando por parar una avalancha que ya forma parte de nuestra misma esencia como seres de un mundo global? No hay mayor riqueza que aprender a vivir con costumbres divergentes, que nos emplacen constantemente a repensar nuestras propias afirmaciones"  (p. 227)


Reseña (INFOLIBRE) 




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