martes, 27 de marzo de 2018

Historia del Tiempo


Hawking, S.H. 1988. Historia del Tiempo. Del Bing Bang a los Agujeros Negros. Editorial Crítica

Con motivo de la muerte de Stephen Hawking, he releído el libro que le hizo más famoso, publicado hace 30 años en España por la editorial Crítica. El mejor resumen es este párrafo escrito por Carl Sagan en la introducción al libro:

"También se trata de un libro acerca de Dios... o quizás acerca de la ausencia de Dios. La palabra de Dios llena estas páginas. Hawking se embarca en una búsqueda de la respuesta a la famosa pregunta de Einstein sobre si Dios tuvo alguna posibilidad de elegir crear el universo. Hawking intenta, como él mismo señala, comprender el pensamiento de Dios. Y esto hace que sea totalmente inesperada la conclusión de su esfuerzo, al menos hasta ahora: un universo sin un borde espacial, sin principio ni final en el tiempo, y sin un lugar para el Creador."

El empeño de Hawking es unificar en una sola Teoría la gravedad, la relatividad y la mecánica cuántica, y eliminar la resistencia de la singularidad a ser controlada por las leyes de la ciencia. No niega que haya un Big-Bang, pero quiere incluir este origen del universo de forma que no discurra independientemente de las leyes de la física. El capítulo central y clave del libro es el 8 "El origen y destino del universo", y dentro de él estos párrafos:

"En la teoría clásica de la gravedad, basada en un espacio-tiempo real, hay solamente dos maneras en las que puede comportarse el universo: o ha existido durante un tiempo infinito o tuvo un principio en una singularidad dentro de algún tiempo finito en el pasado. En la teoría cuántica de la gravedad, por otra parte surge una tercera posibilidad... es posible que el espacio-tiempo sea finito en extensión y que, sin embargo, no tenga ninguna singularidad que forme una frontera o borde. El espacio-tiempo sería como la superficie de la Tierra, solo que con dos dimensiones más. La superficie de la Tierra es finita en extensión, pero no tiene una frontera o borde: si se navega hacia el ocaso, uno no caes por un precipicio o se tropieza con una singularidad... No existiría ninguna singularidad en la que las leyes de la ciencia fallasen y ningún borde del espacio-tiempo en el cual se tuviese que recurrir a Dios o a alguna nueva ley para que estableciese las condiciones del espacio-tiempo. Se podría decir: la condición del contorno del universo es que no tiene ninguna frontera". El universo estaría completamente autocontenido y no se vería afectado por nada que estuviera fuera de él. No sería ni creado ni destruido. Simplemente SERÍA."  (pp.10-181)


New York Times' review  (1988)

http://www.hawking.org.uk/

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