jueves, 20 de julio de 2017

The Better Angels of Our Nature. Why Violence Has Declined



Pinker, S. 2011. The Better Angels of Our Nature. Why Violence Has Declined. Viking

(En español se encuentra traducido bajo el título de Los Angeles que Llevamos Dentro, editado por Paidós Ibérica).

Para empezar, hay que advertir que aunque el título pone el énfasis en la parte positiva de nuestra naturaleza (en nuestro Dr.Jekyll), el muestrario que se nos ofrece de los horrores cometidos a lo largo de la historia de la humanidad es espeluznante. Para poder convencernos de que vivimos en el mejor momento de nuestra historia como especie, Pinker nos ofrece sin tapujos la cara más horrenda de nuestra naturaleza: nuestra violencia predatoria, el afán de poder y dominancia, la sed de venganza y la violencia basada en las creencias e ideologías.

A partir de ahí, el autor se esfuerza con todos los argumentos y estadísticas posibles, en convencernos de que hemos mejorado, de que estamos mejorando. Es difícil digerir la idea de que vivimos en nuestro mejor momento, cuando somos testigos del sufrimiento constante en el mundo a través de un simple telediario. Pero Pinker intenta que aumentemos nuestra perspectiva, nos alejemos de nuestro presente inmediato para que los árboles no nos impidan ver el bosque y seamos conscientes del terrible sufrimiento y violencia que los seres humanos se han estado infligiendo unos a otros desde siempre y que ahora, por fin, parece ser que está descendiendo.

Según el autor, la historia ha tomado un rumbo a través de una serie de procesos (de pacificación, de civilización, la revolución humanitaria, la revolución de los derechos) que han llevado a que podamos decir que estamos viviendo la era más pacífica de nuestra existencia como especie. Esta conclusión ha generado mucha polémica (ver, por ejemplo, la opinión de Noam Chomsky en el video de abajo), pues puede tomarse como una lectura complaciente y optimista de nuestra historia, indulgente en exceso con todos los males que sabemos que siguen existiendo en nuestra sociedad. Esta es la primera reflexión a la que obliga este libro, y cada lector terminará siendo convencido o no de la tesis del autor.

Pinker, estudioso de la naturaleza humana, como ya demostró en su magnífico libro The Blank Slate (2002), en absoluto ofrece una imagen ingenua de nuestra naturaleza e historia. A la vez que analiza todo lo negativo, también investiga qué factores tenemos dentro de nosotros que nos permiten sacar lo mejor de nosotros mismos: la empatía, el auto-control, el sentido moral y la razón. Estas fuerzas están dentro de nosotros, y no en ningún ente externo o ser superior, y en ellas hemos de apoyarnos:

"...Our escape from destructive contests is not a cosmic purpose, it is a human purpose. Defenders of religion have long claimed that in the absence of divine edicts, morality can never be grounded outside ourselves. People can pursue only selfish interests, perhaps tweaked by taste or fashion, and are sentenced to lives of relativism and nihilism. We can now appreciate why this line of argument is mistaken. Discovering earthy ways in which human beings can flourish, including stratagems to overcome the tragedy of the inherent appeal of aggression, should be purpose enough for anyone." (p.695)

Como se demuestra en el libro, las religiones, los dioses, las ideologías han traido siempre la peor de nuestras violencias, porque hacen que veamos al otro como el Mal:

"it's ideology that drove many of the worst things that people have ever done to each other. They include the Crusades, the European Wars of Religion, the French Revolutionary and Napoleonic Wars, the Russian and Chinese civil wars, The Vietnam War, The Holocaust, and the genocides of Stalin, Mao, and Pol Pot" (p.556)

Pinker también se encarga de destruir con fuerza el mito del "buen salvaje" y el "paraíso perdido":

"...the nostalgia for a peaceable past is the biggest delusion of all. We now know that native peoples, whose lives are so romantized in today's children's books, had rates of death from warfare that were greater than those of our world wars" (p. 693).

Todo esto está muy bien argumentado y documentado. Sin embargo, se echa de menos en su análisis de la evolución histórica el papel que el colonialismo y el imperialismo de los siglos XIX y XX han jugado en la violencia, las guerras, la destrucción, el sufrimiento y los genocidios. Pinker tiene una visión muy positiva del libre comercio y el sistema capitalista ("a free market puts a premium on empathy" p.77, "History suggests many examples in which freer trade correlates with greater peace", p.285), pero no menciona nada sobre su necesidad de conseguir nuevos mercados y zonas de influencia a toda costa, muchas veces basándose en la fuerza y la agresión. A finales del siglo XIX, los países occidentales vieron en África un mercado abierto en el que cosechar un gran excedente, por la demanda de recursos no disponibles en Europa. Empezaron por ocuparse Egipto y el Congo y en la Conferencia de Berlín de 1885 se terminó por repartir todo el continente como si se tratara de una tarta. Harían falta muchos libros del tamaño de este para reflejar todo el sufrimiento generado por esta situación. Es cierto que el colonialismo terminó y ya no hay guerras coloniales ("After what has been called "the greatest transfer of power in world history", this kind of war no longer exists" p.302), pero un análisis más pormenorizado de esa época y los efectos que sigue teniendo en el mundo actual habría sido de agradecer (para una crítica del libro en este sentido ver Herman & Peterson 2012).

¿Es realmente el camino de nuestra historia como especie un camino positivo? ¿Hemos conseguido avanzar hacia mejores cotas de libertad, igualdad, solidaridad? ¿Estamos consiguiendo por fin disminuir el sufrimiento y la violencia? ¿Está el ser humano llegando a controlar su peor parte y aprender a sacar partido de su lado positivo?

Todas estas preguntas hacen del libro una lectura apasionante, de la cual cada uno sacará sus propias conclusiones. De todas formas, aunque Pinker consiga convencernos de que estamos en el buen camino, no podemos llegar a creer que éste no tiene vuelta atrás y que lo que hemos conseguido como especie nos encamine necesariamente a un futuro idílico. Nuestra naturaleza sigue conteniendo a Mr Hyde y la avaricia, el miedo, la dominancia siguen y seguirán ahí, empujando hacia la agresión. No podemos confiarnos en absoluto, y debemos mantenernos alerta y ser muy conscientes de lo que nos arrastra hacia la violencia para detenerlo a tiempo, así como de aquellas tendencias que existen dentro de nosotros que consiguen que la violencia disminuya, para cuidarlas y potenciarlas.

Terminemos con la cita de Pascal con la que se abre el libro:

What a chimera then is man! What a novelty, what a monster, what a chaos, what a contradiction, what a prodigy! Judge of all things, feeble earthworm, repository of truth, sewer of uncertainty and error, the glory and the scum of the universe.  

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Herman, E.S & Peterson, D. 2012. "Reality Denial: Steven Pinker's Apologetics for Western-Imperial Violence". The Public Intellectuals Project.

Pinker, S. The Blank Slate. 2002. Penguin.





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