'Marsh, Henry. 2014. Do No Harm: Stories of Life, Death and Brain Surgery. Weindenfeld & Nicolson
(En español, se encuentra traducido con el título Ante Todo, No Hagas Daño, en Ediciones Salamandra).
El libro es único, no sólo por la oportunidad de entender mejor el cerebro, ya que las operaciones aparecen explicadas por un experto que lo toca y manipula con sus manos, sino por la dimensión humana que le añade a cada caso. En ese sentido, me ha recordado la forma en la que Oliver Sacks relata cada uno de los casos de sus pacientes en sus libros An Anthropologist on Mars o The Man Who Mistook His Wife for a Hat. Henry Marsh se detiene especialmente en la forma en la que se han de dar las buenas o las malas noticias a los pacientes y los límites de la verdad, la esperanza y la aceptación de la realidad. Destaco la siguiente cita:
"Healthy people, I have concluded, including myself, do not understand how everything changes once you have been diagnosed with a fatal illness. How you cling to hope, however false, however slight, and how reluctant most doctors are to deprive patients of that fragile beam of light in so much darkness. Indeed, many people develop what psychiatrists call 'dissociation' and a doctor can find himself talking to two people -- they know that they are dying and yet they still hope that they will live. (p.203)" (p.247)
La esperanza, esa necesidad de creer que todo va a ir bien aun a costa de falsear la realidad, es uno de los temas que surge una y otra vez a lo largo del libro. El cerebro nos engaña, tal y como demuestra Francisco J. Rubia en su libro: "desde el punto de vista de las funciones cerebrales, poco importa cómo la realidad exterior sea, lo que al cerebro le interesa es más bien cómo el cerebro puede utilizarla para la supervivencia del organismo". (p.30). Por tanto, ¿es la esperanza necesaria? O es un peligro, ya que siempre va asociada al miedo, tal y como sostiene Comte-Sponville? ¿Debemos entrenarnos en la sabiduría de ver y aceptar las cosas como son, o es conveniente dejar abierta una rendija por la que nos permitamos creer en los imposible, incluso engañarnos? Este asunto también nos lleva a la fe religiosa. En otro lugar del libro, dice el autor, refiriéndose a un hospital llevado por monjas católicas:
"The devout Catholic staff did not accept the grave lesson of neuroscience -- that everything we are depends upon the physical integrity of our brains. Instead, the ancient faith in an immaterial human soul meant that they could create a kind and caring home for these vegetative patients and their families". (p.203)
Henry Marsh, en general, siempre termina inclinándose por la verdad, y en algunas ocasiones, quizás la única verdad es el silencio, que es al fin y al cabo con lo que todos nos topamos antes o después: "I have learned over the years that when 'breaking bad news' as it is called, it is probably best to speak as little as posible". (p.152)
Porque la esperanza, en definitiva, es necesaria, pero a la vez, traicionera: "Life without hope is hopelessly difficult but at the end hope can so easily make fools of us all." (p.139)
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Comte-Sponville, A. 2000. Le Bonheur, Désespérément. Éditions Pleins, Nantes.
Rubia, F.J. 2000. El Cerebro Nos Engaña. Ediciones Planeta Madrid, SA.
Sacks, O. 1985. The Man Who Mistook His Wife dor a Hat. Picador
Sacks, O. 1995. An Anthropologist on Mars. Knopf.
Reportaje de EL PAIS
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