Los equívocos caminos de la ilusión y la realidad a través de la filosofía, la literatura, el cine, el arte, el periodismo y la ciencia
martes, 10 de abril de 2018
Lo Invisible
Rosset, Clement. 2012. Lo Invisible. El cuento de plata SLR
Ha muerto Clement Rosset. Tres razones por las que su obra me resulta profundamente atractiva son su tenacidad por entender la realidad tal como es y no como la queremos imaginar, su elección de la alegría frente al nihilismo y su conexión con filósofos como Savater, Cioran o Comte-Sponville.
Este pequeño ensayo trata sobre "la facultad de captar objetos inexistentes", que "revela un carácter extraño y un tanto inesperado del pensamiento. Y tal rareza no carece de interés ni de importancia, si advertimos que precisamente a dicha facultad de creer ver y de creer pensar, cuando no se ve ni se piensa nada, los hombres le deben lo esencial de sus ilusiones" (p.10).
Para ello revisa la filosofía de Wittgenstein, la música de Stravinsky, el arte de Goya, el Retablo de las Maravillas de Cervantes, la poética de Mallarmé o Raymond Roussel, o invenciones como el espectro de Hamlet en Shakespeare o el coco que se utiliza para asustar a los niños.
Rosset reflexiona sobre lo invisible en el amor:
"Un rostro real, percibido en carne y hueso, resulta tan móvil e inasible como el rostro que se intenta imaginar a partir de un esbozo. Por tal motivo es que no existe un objeto de amor; no hay rostro o cuerpo de los que unos se pueda enamorar, sino una infinidad de rostros o de cuerpos que revolotean en trono a la persona amada... por eso el deseo amoroso, que es el deseo de poseer un rostro y un cuerpo, es por definición insaciable, es decir, imposibilitado de satisfacción." (p.17)
Sobre la necesidad de encontrar un sentido (invisible) detrás del lenguaje:
"El hecho de que invenciblemente seamos llevados a buscar, antes de lo que alguien dice o escribe, una intención de significar que se desdibuja y se corrompe en parte en aquello que el lenguaje expresa... para llegar finalmente a la roca dura que escaparía de lo aleatorio y lo fortuito del lenguaje, es una ilusión que Wittgenstein dedicó su vida a describir y denunciar". (p.18)
Sobre la necesidad de encontrar un sentido (invisible) detrás de la expresión artística:
"la ilusión paralela en imaginarse que hay un sentido, tan profundo como oculto, detrás del lenguaje musical... Lo que nos dice la música pasa con la música y debe ser encontrado en su propio decir. Todo lo que podemos hacer es volver a ella y escuchar de nuevo..." (p.19)
Sobre la necesidad de creer en un yo (invisible):
"Hay una última persona que nunca reconocemos porque es constantemente invisible, y es evidentemente uno mismo". (p. 38)
Sobre la necesidad de la creencia en Dios:
"Hay un ser, e incluso el ser por excelencia, cuya existencia, cierta para muchos, se conjuga con una invisibilidad no menos cierta y para todos: es Dios. Dios existe pero está oculto, decía Pascal; una explicación evidentemente plausible debido a que es difícil verlo" (p. 63).
Lo invisible es usado por los que ostentan el poder para justificar su permanencia en el mismo:
"Es sabido el arte con el cual los concilios, ya sean de orden religioso, político u otro, la mayoría de las veces logran urdir, dedicándole el tiempo que haga falta, insensateces similares". (p. 64)
La creencia en lo invisible, por razones similares, es un arma que se utiliza para asustar:
"La invisibilidad de lo que se supone que vemos, o de lo que se imagina ver, no es entonces solo una fuente de ilusión... también es una de las estocadas secretas de que disponen los que tienen la misión de asustar." (pp.59-60)
Rosset afirma que el ser humano, cuando tiene que elegir entre lo real y lo ilusorio elige lo segundo, porque lo real siempre decepciona:
"En caso de conflicto entre lo ilusorio y lo real siempre triunfa la ilusión" (p.33).
"Siempre hay menos en la duquesa de Guermantes que en el nombre de la duquesa de Guermantes, menos en la ciudad de Balbec que en el nombre Balbec, menos en el cumplimiento del amor que en su espera; de manera general: menos en en lo real que en lo que esperábamos de él, o por lo menos lo que nos creíamos autorizados a esperar" (p.37)
No obstante, nos recuerda que hay personas que se conforman con lo real, pero a costa de pasar por enfermos:
"sucede que algunos se satisfacen con el fruto que comen y le descubren a veces más gusto del que esperaba. Pero de ellos se dice que son inconscientes o enfermos". (p.38)
En resumen: creemos que el iluso es el cuerdo, y el que ve la realidad tal como es, es el loco, a pesar de la cita de Céline que encabeza el libro:
"Es cierto que hay mucha locura en ocuparse de algo que no sea lo que vemos".
Clement Rosset, el profeta de lo real (Fernando Savater)
El descanso eterno del filósofo insomne (Rubén Amón)
Ha muerto Clement Rosset, el pensador terrorista (Eudald Espluga)
Rosset y la alegría (José Andrés Rojo)
Un filósofo indiscreto (José Andrés Rojo)
Rosset y Cioran (José Andrés Rojo)
Clement Rosset: El amor por lo singular (Santiago Espinosa)
Artículo de Le Monde
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