miércoles, 25 de abril de 2018

Hallucinations


Sacks, Oliver. 2012. Hallucinations. Picador

Mi tercer libro de Oliver Sacks, después de An Anthropologist on Mars y The Man who Mistook his Wife for a Hat, vuelve a resultar una lectura apasionante por su habilidad para describir las enfermedades mentales y sus reflexiones sobre la naturaleza humana.
Oliver Sacks ve la experiencia alucinatoria como una parte esencial de la condición humana, íntimamente relacionada con el arte, el folklore y la religión. Muchas de ellas están causadas por la privación sensorial (pérdida de visión o audición, aislamiento...), otras por enfermedades como el Parkinson, la epilepsia o la esquizofrenia;  otras por estados alterados de conciencia adquiridos por el uso de drogas o medicamentos; otras por las migrañas (que padecía el propio autor y consideraba "a window into the nervous system -- and I think this was one reason I decided to become a neurologist" p.129); otras por fiebres altas, delirios, momentos previos a la entrada en el sueño, o posteriores, o por narcolepsia; otras por efectos postraumáticos o situaciones cercanas a la muerte, o pérdidas de miembros.

Un libro que se cita constantemente es The Varieties of Religious Experiences, de William James, sobre todo en el capítulo dedicado a los estados alterados de conciencia:

 "Some people can reach transcendent states through meditation or similar trance-inducing techniques or through prayer and spiritual exercises. But drugs offer a shortcut; they promise transcendence on demand" (p.91).

Este capítulo resulta especialmente interesante porque el autor narra su propia experiencia con las drogas, por las que se interesó por la lectura de libros como Plants of the Gods (de Richard Evans Schultes), Confessions of an English Opium-Eater (de De Quincey), Artificial Paradises (de Baudelaire) o Doors of Perception y Heaven and Hell (de Aldous Huxley). Uno de sus peores momentos lo tuvo cuando dejó de tomar una droga de la que había estado abusando durante un tiempo:

"I had to maintain at least an external control and not panic or scream or become catatonic, faced by the bug-eyed monsters around me. The best way of doing this. was to write, to describe the hallucination in clear, almost clinical detail, and in so doing, become an observer, even an explorer, not a helpless victim of the craziness inside me... by describing what was going on in my lab notebook, I managed to maintain a semblance of control, though the hallucinations continued, mutating all the while" (p. 116)

Oliver Sacks nos ofrece así una estrategia para reaccionar cuando nuestro cerebro es víctima no sólo de alucinaciones, sino de pensamientos obsesivos o emociones incontroladas: hay que retroceder un paso y convertirse en observador curioso de lo que ocurre en nuestro cerebro. Es una forma de no aferrarse ni dejarse engañar por todas las trampas que nuestro cerebro nos tiende.

También es especialmente interesante el capítulo sobre la epilepsia, titulado "The Sacred Disease", por la íntima relación entre las alucinaciones producidas por los ataques epilépticos y la experiencia mística. Por ejemplo, las visiones y voces que experimentaba Juana de Arco desde los trece años (probablemente producidas por ataques epilépticos localizados en el lóbulo temporal) o el propio Dostoyevsky, que tuvo frecuentes ataques epilépticos tras su destierro en Siberia:

"many of these attacks were preceded by a remarkable mystical or ecstatic aura... I felt the heaven was going down upon the earth and that it had engulfed me. He came into me myself, yes God exists, I cried, and I don´t remember anything else. You all, healthy people, he said, can't imagine the happiness which we epileptics feel during the second or so before our fit... I don't know if this felicity lasts for seconds, hours or months, but believe me, for all the joys that life may bring, I would not exchange this one" (p.156)

Oliver Sacks concluye:

"the universality of fervent mystical and religious feelings -- a sense of the holy-- in every culture suggests that there may indeed be a biological basis for them; they may, like aesthetic feelings, be part of our human heritage" (p. 163).

El autor vuelve a citar a William James y su libro sobre las experiencias religiosas, cuando habla de las presencias fantasmales ("the feeling that someone is there, to the left or to the right, perhaps just behind us, is known to us all... the sensed presence, the invisible companion, the "third man", the shadow person" p.289). Este fenómeno es el último que Oliver Sacks analiza en su libro, para terminar con una conclusión muy interesante:

"Thus the primal, animal sense of "the other", which may have evolved for the detections of threat can take on a lofty, even transcendent function in human beings, as a biological basis for religious passion and conviction, where the "other", the presence", becomes the person of God"(p.293).

No deja de ser significativo que un libro cuyo título es "Hallucinations" termine con la palabra "God".


What hallucination reveals about our minds (TED talk)


Review (The Lancet)



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