jueves, 9 de mayo de 2019

Por qué el Mundo No Existe


Gabriel, Markus. 2013. Por qué el Mundo No Existe. Pasado & Presente.

Primer libro de la trilogía del filósofo alemán Markus Gabriel, donde anunció el inicio de su postura filosófica, el Nuevo Realismo. Esta corriente es una reacción contra el postmodernismo y la creencia de que la realidad en sí no existe, tan solo nuestra interpretación de ella, siguiendo el aforismo de Nietzsche: "no hay hechos, solo interpretaciones". Esta afirmación significa que todo es relativo, y no hay ninguna posible aproximación a la verdad. El Manifiesto del Nuevo Realismo escrito por Maurizio Ferraris se declara en contra de este axioma. Markus Gabriel es claro en su libro: "Cualquier verdadero conocimiento es conocimiento de una cosa en sí. Un verdadero conocimiento no es una alucinación o una ilusión, sino una manifestación de la cosa misma" (p.130). Me atrae esta idea, quiero creer que es posible establecer una línea divisoria entre la ilusión y la realidad, y esta motivación me ha llevado a leer esta trilogía escrita por Gabriel.

Poniendo como ejemplo el monte Vesubio, Gabriel se distancia de la metafísica, que afirma que hay un solo objeto real, el Vesubio, y del constructivismo y el postmodernismo, que afirman que solo existen los Vesubios tal y como lo ven las personas, pero no un Vesubio real. El Nuevo Realismo afirma que tanto lo uno como lo otro son objetos de conocimiento: "el nuevo realismo admite que los pensamientos sobre los hechos tienen el mismo derecho de existencia que los hechos sobre los que pensamos" (p.14).

Gabriel se empeña en quitar el mando a la ciencia como única posible investigadora de la realidad. Para él, la realidad es mucho más que el universo y las partículas, "ya que entonces no existirían ni la República Federal de Alemania, ni el futuro, ni los números, ni mis sueños" (p.15). Es falso que todo esté interconectado: hay objetos que existen en campos de sentido absolutamente diferentes. Por tanto, es una quimera intentar buscar una Teoría del Todo como pretendía Stephen Hawking, porque no existe el "todo", ni una regla que todo lo abarque, ni el "mundo", pues es algo que a su vez debería estar incluido en algo más grande. Existe todo, hasta los unicornios existen (en nuestra imaginación), pero no un todo único ni una sustancia única. Esa búsqueda de lo Absoluto no conduce a ninguna parte, pues solo hay "campos de sentido" independientes entre sí.

Gabriel quiere que no nos confundamos: la realidad sí existe. La idea de que la realidad no existe se ha convertido en un mantra en la actualidad, alimentada tanto por el postmodernismo como por la física teórica moderna (teoría de cuerdas), según la cual vivimos en una especie de holograma, y no somos más que un "enorme montón de partículas subatómicas" (p.30). Pero el universo, desde el punto de vista físico, es solo una parte del todo, y no todo, como afirma el fisicalismo. Ni la realidad está únicamente compuesta de átomos, como afirma el materialismo y el atomismo. La realidad, según Gabriel, es mucho más compleja, y está formada por "campos de sentido", que son las unidades ontológicas básicas. "La existencia es la circunstancia de que algo aparezca en un campo de sentido" (p.59). Es iluso querer pensar que todo pertenece en definitiva a una única sustancia (Monismo: Spinoza) o a dos (Dualismo: Descartes). Gabriel aboga por el Pluralismo: "no hay un mundo, sino un número infinito de mundos que se solapan en parte, pero que también son independientes entre sí" (p.73). La suma de todos los campos de sentido sería el mundo, pero esto es imposible, porque entonces el mundo aparecería en otro campo de sentido y así infinitamente. No existe la totalidad, es decir, el mundo, y por tanto no puede existir un superpensamiento sobre el mismo: "No existe una teoría que lo describa todo a la vez, ya que no puede haber algo así como "todo a la vez"" (p.94). No hay un campo de sentido que lo abarque todo. Hay campos de sentido independientes: por ejemplo, no hay trolls en Noruega, pero sí en la mitología nórdica. La distinción entre existencia e imaginación es falsa, "ya que existen realmente ilusiones, y muchas cosas existen solo en nuestra imaginación" (p. 98). La existencia no está conectada solo con un objeto físico y material, sino con un campo de sentido específico. (Aquí añado yo: el problema entonces radica en mezclar campos de sentido, y llegar a creer que efectivamente hay trolls en Noruega)(ver la entrada sobre La Canción de Bernadette, sobre los milagros).

La concepción científica del mundo, a la que Gabriel se opone radicalmente, sostiene, según él, que "la gente no somos sino cerdos en el espacio, interesados básicamente en la cría y la alimentación" (p.102). Pero este es un camino erróneo, pues no hemos de olvidarnos que somos mucho más que un montón de partículas. Hay que proteger a la ciencia de la pretensión de querer explicarlo todo. Gabriel arremete contra Hawking, Dawkins, el Nuevo Ateísmo, el Naturalismo, el Neuroconstructivismo, y lo que él llama la darwinitis, que es querer explicarlo todo a partir de la evolución, como si no hubiera nada más.

Gabriel también ataca el nihilismo moderno, "que afirma que todo sentido humano es solo una ilusión y nos hace creer que somos extranjeros en un universo frío que se extiende infinitamente por espacios deshabitados y absurdos" (p. 149). Aquí es donde Gabriel llega a la religión, diferenciando la religión fetichista (de la que está en contra) de otro tipo de religión que sí valora, "cuyo objeto es el universo y la relación del ser humano con él" (p.156).  Gabriel está en contra de la religión que intenta buscar una verdad universal, de la misma forma que intenta el cientificismo. "Solo es superficialmente decisivo si se trata de adorar a Dios o al Big Bang. El verdadero problema es la adoración de un principio supuestamente universal, sea cual sea este" (p.160). "Tanto la concepción científica del mundo como la religiosa están equivocadas, en cuanto que son concepciones del mundo" (p.164). "Quien piense que existe un gran gobernante que controla el universo y la vida humana está muy equivocado, dado que ni siquiera existe tal totalidad mundial que alguien pudiera gobernar" (p. 178). Totalmente de acuerdo con esta afirmación, pero ¿no es esto lo que intentan la mayoría de las religiones? ¿Acaso no intentan dar una explicación del mundo? ¿No se afanan en buscar una ley universal y un principio que lo explique todo?

A pesar de esto, Gabriel defiende la religión, y es porque se está refiriendo a una manera muy concreta de entender la religión, que no es la mayoritaria. Dice Gabriel: "La religión es lo contrario de una explicación del mundo. Mantiene la tesis de que no existe el mundo, aproximándose en eso, casi por casualidad, a la creencia hindú de que la vida es un sueño, o la famosa frase de Jesús de que su reino no es de este mundo, hasta llegar al abandono budista del mundo" (p.177). Quizás Gabriel se refiere a una vertiente minoritaria y perseguida a lo largo de la historia por las mismas religiones, que es el misticismo, que efectivamente no busca llegar a ninguna conclusión racional sino a una experiencia inefable de unión espiritual con el universo.

Finalmente, Gabriel nos enfrenta al sentido del arte, cuyo principal valor es "que desvía los objetos de los campos de sentido en los que aparecen normalmente sin que nos apercibamos de la forma en que aparecen" (p.182). "El sentido del arte es que nos acostumbra a la ambivalencia del sentido" (p.186). "El sentido del arte consiste pues en situar bajo una luz extraña lo que nos es habitualmente evidente... El arte nos sorprende con un nuevo sentido e ilumina los objetos desde una perspectiva inusual" (p.189). Precisamente por esto el arte nos ayuda, pues nos muestra que todo es susceptible de aparecer en campos de sentido diferentes. El arte es liberador, puesto que nos hace conscientes de esta posibilidad. En general, que el mundo no exista, es liberador; que no exista el Todo, una Ley Universal, es liberador, siendo esta su conclusión:  "No hay ningún superobjeto al que nos entreguemos durante el tiempo que vivimos, sino que nos encontramos ante una infinidad de posibles maneras de acercarnos al infinito".

Reseña (EL PAIS)

Reseña (UN LIBRO EN MI MOCHILA)

Entrevista (EL MUNDO)

Entrevista (EL NACIONAL)















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